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Medina, 17 de mayo de 1554

[Supuestos desvaríos de doña Juana en Tordesillas; su aclaración al Príncipe.]

Muy alto y muy poderoso Señor:

Por hauerme hallado en Tordesillas en el tiempo que Frai Luis de la Cruz estuuo en ella, me pareçió que conuenía que escriuiese a Vuestra Alteza lo que hauía sentido en estos negocios de la Reina, nuestra señora, para que quedase Vuestra Alteza más satisfecho y viese cómo todos decíamos una misma cosa, y porque al Marqués[189] le pareció que yo de nueuo escriuiese a Vuestra Alteza, me atreuo a dar esta pesadumbre, aunque no lo haga para darla a quien tanto seruicio deuo. Alliende desto diré también dos cosas que se me hauían oluidado en la información que Vuestra Alteza me mandó hazer: La una es que me aduirtieron en Tordesillas que los años pasados, siruiendo un día a Su Alteça unas velas benditas, sin decirle lo que eran, las mandó luego hechar fuera a mucha furia diciendo que hedían; por lo qual yo de nueuo he querido hazer la expiriencia haçiéndola seruir velas benditas, no ha dicho ni mostrado alguna cosa sobrello, y así juzgamos que lo otro sería algún acertamiento o cosa semejante. La segunda es que me avisaron que quando oía misa, al tiempo del alçar cerraua los ojos de manera que se podían llegar a Su Alteza sin que ella lo viese; por lo qual hiçe que en mi presencia, oyendo Su Alteza misa, se llegase al tiempo del alçar un capellán de su real capilla que suele seruir a las misas, y antes que llegase le hiço señal con la mano que se apartase, y después de dicha la misa le preguntó que para qué se llegaua en aquel tiempo. El puso una excusa diciendo que pensaua que Su Alteza le llamaua, y con tanto quedó esta cosa averiguada, por lo qual saco que desta mesma manera serán otras que se han dicho. Y porque todas ellas muestran más lo sobredicho y son para mayor satisfacción del real ánimo de Vuesa Alteza, no he querido dexar de escreuirlas. Nuestro Señor, cuia misericordia es infinita, dé a Su Alteza la salud que ha menester para descansar de los trabaxos desta vida y la muy alta y muy poderosa persona de Vuestra Alteza guarde y guíe en este viaje y ensalze en estos nueuos Reynos que le ha dado, como este su indigno sieruo se lo suplica. De Medina, 17 de mayo de 1554.

De Vuestra Alteza.

Humildísimo y obedientísimo sieruo.

Francisco

[En la cubierta.]

I. H. S.

Al muy alto y muy poderoso señor el Prínçipe de España nuestro señor.

A Su Alteza del Padre Francisco, 17 de mayo.

(A. G. S., E., leg. 109, fol. 252; original.)[190]