Macbeth —¡Ha sido una noche tremenda!
Lennox —Mi tierna memoria no halla paralelo con otra semejante.
(Vuelve a entrar Macduff).
Macduff —¡Oh horror! ¡Horror! ¡Horror! ¡Horror!… ¡Ni la lengua ni el corazón pueden concebirte ni nombrarte!
Macbeth y Lennox —¿Qué sucede?
Macduff —¡La destrucción acaba de consumar su obra maestra! ¡El asesino más sacrílego ha profanado el templo del ungido del Señor y ha robado la vida del santuario!