Fecha desconocida

Domingo.

Querido Papaíto-Piernas-Largas:

¡Fíjese usted qué gracioso! Empecé a escribirle ayer por la tarde y no había puesto más que el encabezamiento: Querido Papaíto-Piernas-Largas, cuando me acordé de que había prometido juntar moras para la cena, de modo que me fui, dejando la hoja de papel en la mesa. ¿Y qué cree que encontré en el medio de la página? ¡Pues un auténtico y verdadero «papaíto-piernas largas»! Aquí está:

13.Daddyspider

Lo tomé muy suavemente de una pata y lo saqué por la ventana. Por nada del mundo le haría daño a uno de esos simpáticos bichos, puesto que siempre hacen que me acuerde de usted.

Esta mañana enganchamos la calesa y nos fuimos en ella a la iglesia del pueblo. Es una preciosa iglesia de madera con flecha y tres columnas dóricas en el frente (o quizás eran jónicas: siempre las confundo).

Oímos un agradable y arrullador sermón y todo el mundo agitaba sus abanicos de hoja de palma, sin que se oyese otro sonido salvo la voz del pastor y el zumbido de las langostas afuera, en los árboles… Cuando me desperté, me encontré parada cantando el himno del día y entonces me arrepentí muchísimo de no haber escuchado el sermón, ya que quisiera saber más de la psicología de un hombre que puede escoger el siguiente himno:

Venid, dejad vuestros juegos y placeres mortales

Uníos a mí en los goces celestiales

Si no, adiós, querido amigo…

Verte espero

Cuando te hundas en el infierno.

No conviene discutir con los Semple sobre religión. Su Dios, heredado directamente de sus remotos antepasados puritanos, es una persona de mente estrecha, irracional e injusta, mezquina, vengativa y fanática.

Gracias al cielo que yo no heredé el mío de nadie. Tengo libertad para formar mi Dios como a mí me gusta. Mi Dios es bondadoso y comprensivo, imaginativo, indulgente y piadoso… Y tiene sentido del humor.

Los Semple me gustan muchísimo y su práctica es muy superior a su teoría. Son mejores que su propio Dios. Se los dije y se afligieron mucho. Ellos creen que yo blasfemo y yo creo que blasfeman ellos. De modo que hemos decidido suprimir la teología de nuestras conversaciones.

Ahora es la tarde del domingo.

Amasai (el peón), de corbata violeta, guantes amarillo fuerte, muy colorado de cara y recién afeitado, acaba de marcharse con Carrie (la sirvienta), ataviada de muselina celeste y gran sombrero adornado con rosas rojas y el pelo a todo enrular. Amasai se pasó la mañana lavando la calesa y Carrie no fue a la iglesia, supuestamente para hacer la comida, pero en realidad para plancharse el vestido de muselina.

De aquí en dos minutos, en cuanto haya terminado esta carta, me instalaré a leer un libro que encontré en el altillo. Se titula Siguiendo el rastro y en la primera página, garabateado con letra de chico, se lee:

Jervis Pendleton:

Si este libro se perdiera,

como puede suceder…

le ruego a quien se lo encuentre

que me lo vuelva a traer etc., etc., etc.

Una vez, cuando tenía once años, pasó aquí el verano después de una enfermedad y se dejó olvidado este libro. Parece haberlo leído muchas veces, ya que tiene todavía las marcas de sus manitas sucias. En un rincón del altillo hay también un molinito de agua y algunos arcos y flechas. La señora Semple habla tanto de él que he empezado a creer que realmente vive, no como un hombre hecho y derecho de sombrero alto y bastón, sino como un adorable muchachito sucio y despeinado que trepa las escaleras con gran escándalo, siempre deja las puertas abiertas y se pasa el día pidiendo galletitas (y consiguiéndolas, por lo que voy conociendo de la señora Semple). Parece que de chico fue aventurero, valiente y muy honesto; siempre decía la verdad. La pena es que le haya tocado ser un Pendleton. Realmente, se merecía un destino mejor.

Mañana empezamos a trillar la avena y esperamos que llegue una máquina de vapor y tres peones más.

Me apena mucho tener que comunicarle que Mantequilla (la vaca manchada, madre de Lesbia) ha cometido un acto vergonzoso: el viernes por la tarde se metió en la huerta y se comió tantas manzanas, pero tantas, tantas, que se le subieron a la cabeza y… ¡hace dos días que está completamente borracha! Le aseguro que le estoy diciendo la purísima verdad. ¿Ha oído usted nunca nada más escandaloso?

Señor, quedo de usted,

su afectísima huérfana,

Judy Abbott.

P. D.

Indios en el primer capítulo y asaltantes de caminos en el segundo. No puedo respirar de miedo de lo que va a pasar en el tercero. Halcón Rojo da un salto de seis metros en el aire y muerde el polvo. Éste es el tema de la tapa. ¿No cree que Judy y Jervis se están divirtiendo mucho?