66: «No es tan horrible como parece»

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«No es tan horrible como parece»

Por un momento pensó que sería incapaz de encontrar la salida de la casa sin ayuda. La idea la aterró. Por nada del mundo pensaba volver a aquella habitación, ni siquiera para que la acompañaran hasta la puerta. Avanzó por un pasillo iluminado por pequeñas lamparitas con forma de vela que estaban fijadas en la pared, giró a la izquierda y llegó al vestíbulo. Nada más ver la puerta principal, respiró aliviada y aceleró el paso. Se paró en seco cuando reparó en la joven translúcida: estaba junto a una mesita de cristal a la derecha de la puerta. El ratón del jersey rojo se encontraba a sus pies, atravesándolos a la carrera una y otra vez.

—No es tan horrible como parece… —dijo Paula, sonriendo.

Cristina sacudió la cabeza, fingió no verla y continuó su camino hacia la salida, tratando de dominarse. No quería volver a perder los nervios. Tenía la sensación de que si comenzaba a gritar ya no podría parar nunca. Toda la vida chillando en el porche de la casa de la Colina Negra. ¿Aquella pesadilla no iba a terminar nunca?

—No sé lo que te ha pasado cuando te has quedado sola en el pasillo… —continuó el fantasma—. Pero no ha tenido nada que ver con la casa. Ni con la familia de Víctor. Son buena gente. Por salvarme a mí, han puesto en peligro sus propias vidas.

—Tengo que irme… —anunció Cristina, tomando el pomo de la puerta con mano firme. Miró a la muchacha transparente de reojo y comprendió por primera vez que lo que estaba viendo era real. Aquella joven que flotaba apenas a un centímetro del suelo estaba muerta. Era un fantasma, un espíritu, un espectro…

Abrió la puerta con tanta fuerza que a punto estuvo de perder el equilibrio y caer fuera. La cerró con la misma energía y echó a correr hacia su bicicleta.

Al otro lado quedó Paula. Suspiró y miró al ratón a sus pies.

—¿Tú crees que hemos servido de alguna ayuda? —le preguntó.