Agradecimientos
A Carmen Pila, por ayudarme con las correcciones. A Marina y a Javier por pintar de colores la Telaraña. A los tripulantes del Nautilus, por escribir su mejor capítulo, uno que ni siquiera está en el libro. A Natalia, porque lo ha leído más veces que nadie y siempre ha estado ahí para ayudarme. A las lunas tumbadas, los faros, las hadas y a las estrellas fugaces que se dejan caer del techo de mi habitación.
Gracias a todos.