Guerra de palabras. Ensayo bibliográfico

Guerra de palabras

Ensayo bibliográfico.

La Guerra Civil española ha dado origen a una enorme cantidad de material de extraordinario valor, ya sea en forma de polémica, de estudio científico o de memorias de los protagonistas. Se calculó a finales de los años sesenta que ya había alcanzado la cifra de 15 000 libros y panfletos publicados. Desde entonces, aquella cifra se ha visto incrementada inexorablemente. Hay obras de la primera importancia política, histórica y literaria y también un inmenso número de libros sin valor. El recuento siguiente no pretende ser exhaustivo, sino servir de guía para el lector que quiera saber más sobre el conflicto. Por razones obvias, la bibliografía más extensiva es la española, y en menor medida la catalana. Además, hay libros importantes en francés, alemán, italiano, portugués y en otros muchos idiomas europeos. Fuera de España, la bibliografía más enjundiosa se ha producido en inglés, mayormente en Gran Bretaña, y en menor medida, Estados Unidos. Su importancia fue aumentada durante casi cuarenta años porque esta bibliografía inglesa tuvo que suplir los vacíos creados por la censura franquista, gracias a la cual no fue posible el estudio objetivo de la guerra dentro de España. A la mayor libertad de los escritores anglosajones se añadía el hecho de que, por exigencia de su propio público, se solía buscar una visión global, lo que les da un protagonismo importante en esta bibliografía.

Como consecuencia del hecho de que la dictadura de Franco impedía el estudio objetivo de la sangría en que nació, hubo durante muchos años un predominio comprensible dentro de la bibliografía en castellano de las interpretaciones partidistas. Desde la muerte del dictador, y la liberalización consiguiente de las universidades y la apertura de los archivos, ha tenido lugar una revolución en la historiografía española en cuanto a la Guerra Civil. Sin embargo, la gran iniciativa dentro de la investigación española ha sido en los estudios locales, y en menor medida, en la investigación de las dimensiones internacionales de la guerra. Provincia por provincia, se ha descubierto una inmensidad de detalles sobre las colectivizaciones y la revolución en la zona republicana y, en los últimos años, sobre la represión en la zona franquista. Sin embargo, antes de entrar en esa riqueza bibliográfica, el lector debe leer unos libros menos pormenorizados.

Hay muchos libros de carácter general sobre España que sitúan la Guerra Civil en un largo contexto histórico. Entre ellos destacan dos obras, ya clásicas, de autores británicos. Gerald Brenan, El laberinto español (Plaza & Janés, Barcelona, 1996) es inigualable por la comprensión que manifiesta hacia personajes y situaciones, sobre todo en cuanto a los problemas agrarios. Su análisis de las divisiones de la izquierda y de los nacionalismos regionales combina unas reflexiones astutas con la frescura de la visión de un testigo ocular. Escrita con una prosa jugosa y tersa, refleja los muchos años que Brenan, un miembro del famoso «grupo de Bloomsbury», pasó en el sur de España entre las dos guerras mundiales. La obra monumental de Raymond Carr, España 1808-1975 (Ariel, Barcelona, 1983), presenta los desastres del siglo XX en términos de un fracaso a la larga de las clases medias en su lucha con la vetusta oligarquía terrateniente para modernizar el país política, económica e intelectualmente. Con una amenidad elegante de prosa, España 1808-1975 está basada en lecturas masivas, un conocimiento muy sensible de la literatura española, especialmente las obras de Galdós y muchos viajes. De hecho, el toque humano descomunal que es la señal característica de la obra de Carr debe mucho a su consumo ávido de las novelas españolas tanto decimonónicas como del siglo XX. Reflejaba también sus muchos viajes por los senderos y recovecos de pueblos y ciudades. Una interesante interpretación desde un punto de vista socialista es la de Antonio Ramos Oliveira, Historia de España (Compañía General de Ediciones, México D. F.: 1943, 3 vols.). También de importancia capital son los dos volúmenes de Manuel Tuñón de Lara, La España del siglo XIX (Librería Española, París, 1961) y La España del siglo XX (Librería Española, París, 1973). Dos visiones recientes de altísimo valor, basadas en impresionantes lecturas e investigaciones a lo largo de un amplio espectro de temas políticos, sociales y culturales, son la de Juan Pablo Fusi Aizpúrua y Jordi Palafox, España 1808-1996. El desafío de la modernidad (Espasa Calpe, Madrid, 1998) y la de José María Jover Zamora, Guadalupe Gómez-Ferrer y Juan Pablo Fusi Aizpúrua, España: Sociedad, política y civilización (siglos XIX-XX) (Debate, Madrid, 2001).

Hay algunas monografías importantes que iluminan diversos aspectos de los orígenes a largo plazo de la guerra. El papel de la Iglesia Católica ha sido objeto de algunos de los libros más importantes y sugerentes de los últimos años. Frances Lannon, Privilegio, persecución, y profecía: La Iglesia Católica en España 1875-1975 (Alianza Editorial, Madrid, 1989) es una visión aguda y sutil de las razones por las que la Iglesia Católica se enfrentó con la Segunda República y le prestó apoyo a Franco. Sobre el papel de la Iglesia durante la misma guerra hay dos versiones importantísimas de religiosos, una del jesuita Alfonso Álvarez Bolado, Para ganar la guerra, para ganar la paz. Iglesia y guerra civil 1936-1939 (Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, 1995) y otra del benedictino Hilari Raguer, La pólvora y el incienso. La Iglesia y la guerra civil española (Ediciones Península, Barcelona, 2001); dos libros éticos y elegantes, que a base de profundas investigaciones, ofrecen una visión crítica y honesta. Menos compasivo con la jerarquía eclesiástica es el libro de Julián Casanova, La Iglesia de Franco 2.ª edición (Crítica, Barcelona, 2005), de apasionante lectura.

Las intervenciones frecuentes del Ejército español en la política doméstica se analizan en Stanley G. Payne, Los militares y la política en la España contemporánea (Ruedo Ibérico, París, 1967) y en Gabriel Cardona, El poder militar en la España contemporánea hasta la guerra civil (Siglo XXI de España Editores, Madrid, 1983). Los orígenes de la brutalidad del Ejército de África durante la Guerra Civil española se pueden examinar en Juan Pando, Historia secreta de Annual (Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 1999) y Manuel Leguineche, Annual 1921. El desastre de España en el Rif (Alfaguara, Madrid, 1996). Dos valiosísimas, originales y brillantes reconstrucciones enfocadas en las consecuencias peninsulares de la guerra colonial se encuentran en Sebastian Balfour, Abrazo mortal. De la guerra colonial a la Guerra Civil en España y Marruecos (1909-1939) (Ediciones Península, Barcelona, 2002) y Gustau Nerín, La guerra que vino de África (Crítica, Barcelona, 2005).

En cuanto a las causas más inmediatas de la guerra y la quiebra de la Segunda República, la bibliografía es muy abundante. Hay dos estudios que buscan la relación entre el trasfondo de conflicto social y la política diaria. El de Edward Malefakis, Reforma agraria y revolución campesina en España (Ariel, Barcelona, 1976), explica la intensidad del conflicto social generado por el problema agrario y el fracaso de la reforma agraria. El de Paul Preston, La destrucción de la democracia en España: reforma, reacción y revolución en la Segunda República 3.ª edición ampliada (Grijalbo, Barcelona, 2000) analiza el proceso a través del cual las luchas entre jornaleros sin tierra y los terratenientes, y entre los mineros y los propietarios de las minas, se transmitieron a la política nacional y nutrieron una batalla para el dominio del aparato del Estado entre el PSOE y la CEDA.

Las políticas de las derechas en general de 1931 a 1936 se han tratado a fondo en las siguientes obras: Javier Jiménez Campo, El fascismo y la crisis de la Segunda República (Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid, 1979); Paul Preston, Las derechas españolas en el siglo XX: autoritarismo, fascismo, golpismo (Editorial Sistema, Madrid, 1986); José Luis Rodríguez Jiménez, La extrema derecha española en el siglo XX (Alianza Editorial, Madrid, 1997) y Mercedes Cabrera, La patronal ante la II República. Organizaciones y estrategia (Siglo XXI, Madrid, 1983). En cuanto a la derecha accidentalista, es de lectura imprescindible el libro monumental de José R. Montero, La CEDA. El catolicismo social y político en la II República (Revista de Trabajo, Madrid, 1977, 2 vols). También de consulta recomendada son los libros de Javier Tusell, Historia de la Democracia Cristiana en España, (Edicusa, Madrid, 1974, 2 vols.); José Manuel Ordovas, Historia de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas. De la Dictadura a la Segunda República 1923-1936 (EUNSA, Pamplona, 1993); de Rafael Valls, La Derecha Regional Valenciana 1930-1936 (Edicions Alfons el Magnànim, Valencia, 1992); de Aurora Bosch, Rafael Valls y Vicent Comes, eds., La derecha católica en los años treinta. En el cincuentenario de la muerte de Luis Lucia (Ayuntamiento de Valencia, Valencia, 1996), y de Alejandro López López, El boicot de las derechas a las reformas de la Segunda República: la minoría agraria, el rechazo constitucional y la cuestión de la tierra (Instituto de Estudios Agrarios, Madrid, 1984). En cuanto a los partidos y grupos individuales de la llamada derecha catastrofista, los libros cruciales son: Raúl Morodo, Orígenes ideológicos del franquismo: Acción Española. (Alianza Editorial, Madrid, 1985); Julio Gil Pecharromán, Conservadores subversivos. La derecha autoritaria alfonsina (1913-1936) (Eudema, Madrid, 1994); Gonzalo Álvarez Chillida, El antisemitismo en España. La imagen del judío (1812-2002) (Marcial Pons, Madrid, 2002) y José María Pemán. Pensamiento y trayectoria de un monárquico (1897-1941) (Universidad de Cádiz, Servicio de Publicaciones, Cádiz, 1996), y Pedro Carlos González Cuevas, Acción Española. Teología política y nacionalismo autoritario en España (1913-1936) (Editorial Tecnos, Madrid, 1998). También son totalmente fascinantes las memorias de Eugenio Vegas Latapié, Memorias políticas: el suicidio de la monarquía y la segunda República (Planeta, Barcelona, 1983) y Pedro Sainz Rodríguez, Testimonio y recuerdos (Planeta, Barcelona, 1978). Sobre la Comunión Tradicionalista, el movimiento del cual los otros grupos derechistas sacaban gran parte de su ideología, el libro definitivo es la muy amena y sofisticada obra de Martin Blinkhorn, Carlismo y contrarrevolución en España 1931-1939 (Crítica, Barcelona, 1977). Sobre la Falange hay una inmensa bibliografía, entre la cual los libros más accesibles son los de Sheelagh Ellwood, Prietas las filas: historia de Falange Española 1933-1983 (Crítica, Barcelona, 1984); Stanley G. Payne, Franco y José Antonio: El extraño caso del fascismo español (Planeta, Barcelona, 1997); Julio Gil Pecharromán, José Antonio Primo de Rivera. Retrato de un visionario (Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 1996), y José Luis Rodríguez Jiménez, Historia de Falange Española de las JONS (Alianza Editorial, Madrid, 2000).

Sobre las fuerzas republicanas y la izquierda en la Segunda República existe una riqueza bibliográfica enorme. Para la derecha republicana, son importantísimas las memorias de Miguel Maura, Así cayó Alfonso XIII (Imprenta Mañez, México D. F., 1962). Con respecto al Partido Radical, hay que consultar las memorias de Alejandro Lerroux, La Pequeña historia. Apuntes para la Historia grande vividos y redactados por el autor (Editorial Cimera, Buenos Aires, 1945), el estudio de Octavio Ruiz Manjón, El Partido Republicano Radical (1908-1936) (Ediciones Giner, Madrid, 1976) y el de Nigel Towson, La República que no pudo ser. La política de centro en España (1931-1936) (Editorial Taurus, Madrid, 2001). En cuanto a la izquierda republicana, las obras fundamentales son las siguientes: Juan Avilés Farré, La izquierda burguesa en la II República (Espasa Calpe, Madrid, 1985); Cipriano de Rivas-Cherif , Retrato de un desconocido: vida de Manuel Azaña (seguido por el epistolario de Manuel Azaña con Cipriano de Rivas Cherif de 1921 a 1937) (Grijalbo, Barcelona, 1980); Alicia Alted, Ángeles Egido y María Fernanda Mancebo, eds., Manuel Azaña: pensamiento y acción (Alianza Editorial, Madrid, 1996); Santos Juliá, Manuel Azaña: una biografía política (Alianza Editorial, Madrid, 1990); Ángeles Egido León, Manuel Azaña. Entre el mito y la leyenda (Junta de Castilla y León, Valladolid, 1998), y Carlos Fernández Santander, Casares Quiroga, una pasión republicana (Ediciós do Castro, Sada-La Coruña, 2000).

Para el PSOE, los libros de Santos Juliá son imprescindibles por su base de investigación sólida y su análisis tan inteligente: Historia del socialismo español (1931-1939) (Conjunto Editorial, Barcelona, 1989); La izquierda del PSOE (1935-1936) (Siglo XXI, Madrid, 1977); Madrid, 1931-1934: de la fiesta popular a la lucha de clases (Siglo XXI, Madrid, 1984) y Orígenes del Frente Popular en España (1934-1936) (Siglo XXI, Madrid, 1979). También muy importantes son las memorias de Juan Simeón Vidarte: Las Cortes Constituyentes de 1931-1933 (Grijalbo, Barcelona, 1976), El bienio negro y la insurrección de Asturias (Grijalbo, Barcelona, 1978) y Todos fuimos culpables (Fondo de Cultura Económica, México D. F., 1973). Un libro de extraordinaria originalidad sobre el papel de la juventud socialista durante la crisis de octubre de 1934 es el de Sandra Souto Kustrín, «Y ¿Madrid? ¿Qué hace Madrid?» Movimiento revolucionario y acción colectiva (1933-1936) (Siglo XXI de España Editores, Madrid, 2004). En cuanto a los anarcosindicalistas, el estudio de conjunto fundamental es el de Julián Casanova, De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España (1931-1939) (Crítica, Barcelona, 1997). Sigue siendo de gran utilidad John Brademas, Anarco-sindicalismo y revolución en España 1930-1937 (Ariel, Barcelona, 1974). Sobre el Partido Comunista, la obra básica es la de Rafael Cruz, El Partido Comunista de España en la II República (Alianza Editorial, Madrid, 1987). De una bibliografía nutrida sobre los comunistas de oposición y trotskistas, dos obras notables son la de Andrew Charles Durgan, B. O.C. 1930-1936. El Bloque Obrero y Campesino (Editorial Laertes, Barcelona, 1996) y la de Pelai Pagés, El Movimiento trotskista en España 1930-1935 (Ediciones Península, Barcelona, 1977).

Es evidente que la gestación de una guerra civil en la que intervinieron muchas guerras hay que buscarla también a través de estudios locales. Los últimos años han visto una auténtica avalancha de libros muy interesantes basados en rigurosísimas investigaciones. Entre los más destacados se encuentran los siguientes: Leandro Álvarez Rey, La derecha en la II República: Sevilla, 1931-1936 (Universidad de Sevilla y Ayuntamiento de Sevilla, Sevilla 1993); José María Azpíroz Pascual, Poder político y conflictividad social en Huesca durante la II República (Ayuntamiento de Huesca, Huesca, 1993); Alberto Balcells, El problema agrario en Cataluña. La cuestión Rabassaire (1890-1936) 2.ª edición (Servicio de Publicaciones Agrarias, Madrid, 1980); Francisco Bermejo Martín, La IIª República en Logroño (Ediciones del Instituto de Estudios Riojanos, Logroño, 1984); Francisco Cobo Romero, Labradores, campesinos y jornaleros. Protesta social y diferenciación interna del campesinado jiennense en los orígenes de la Guerra Civil (1931-1936) (Publicaciones del Ayuntamiento de Córdoba, Córdoba, 1992), Conflicto rural y violencia política. El largo camino hacia la dictadura (Jaén, 1917-1950) (Publicaciones de la Universidad de Jaén, Jaén, 1999), y De campesinos a electores. Modernización agraria en Andalucía, politización campesina y derechización de los pequeños propietarios y arrendatarios. El caso de la provincia de Jaén, 1931-1936 (Biblioteca Nueva, Madrid, 2003); Salvador Forner Muñoz, Industrialización y movimiento obrero: Alicante (1923-1936) (Edicions Alfons el Magnànim, Valencia, 1982); Juan Pablo Fusi Aizpurua, El problema vasco en la IIª República (Ediciones Turner, Madrid, 1979); Luis Germán Zubero, Aragón en la segunda República (Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1984); José Luis de la Granja Sainz, Nacionalismo y Segunda República en el País Vasco (Centro de Investigaciones Sociológicas/Siglo XXI, Madrid, 1986); María Paz Ladrón de Guevara, Reforma agraria y conflicto campesino en la provincia de Ciudad Real (1931-1936) (Diputación Provincial de Ciudad Real, Ciudad Real, 1993); José Manuel Macarro Vera, La utopía revolucionaria: Sevilla en la segunda República (Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, Sevilla, 1985), y del mismo autor, mucho más crítico frente a la política agraria de la República, Socialismo, República y revolución en Andalucía (1931-1936) (Universidad de Sevilla, Sevilla, 2000); Emilio Majuelo, Luchas de clases en Navarra (1931-1936) (Gobierno de Navarra, Pamplona, 1989); Francisco Moreno Gómez, La República y la guerra civil en Córdoba I (Ayuntamiento de Córdoba, Córdoba, 1982); Manuel Pérez Yruela, La conflictividad campesina en la provincia de Córdoba 1931-1936 (Servicio de Publicaciones Agrarias, Madrid, 1979); Adrian Shubert, Hacia la revolución: Orígenes sociales del movimiento obrero en Asturias, 1860-1934 (Crítica, Barcelona, 1984), y Enric Ucelay Da Cal, La Catalunya populista: Imatge, cultura i política en l’etapa republicana (1931-1939) (Edicions de La Magrana, Barcelona, 1982). Con esta lista resumida no se pretende agotar el tema, ya que se ha publicado mucho de valor sobre la mayoría de las provincias y regiones españolas. Desgraciadamente, los libros de este tipo no siempre logran la difusión que se merecen.

Pasando de los antecedentes a la guerra misma, encontramos que abundan aún más las obras disponibles. Hugh Thomas, La guerra civil española (Grijalbo, Barcelona, 1996) es una obra larga, enciclopédica y de lectura amena —un clásico de especial valor en cuanto a los aspectos militares y diplomáticos—. Su rival más destacado es el libro de Gabriel Jackson, La República española y la guerra civil (Crítica, Barcelona, 1982) el cual constituye una visión humana escrita desde un punto de vista liberal. Por desgracia, desde su salida original en 1965, no ha sido puesto al día para tener en cuenta los inmensos pasos dados en la investigación en los últimos treinta años. Un libro más reciente con especial valor en cuanto al tema militar es el de Anthony Beevor, La guerra civil española (Crítica, Barcelona, 2005). Una reconstrucción monumental y fascinante se puede encontrar en el libro de Guillermo Cabanellas, La guerra de los mil días (Grijalbo, Buenos Aires, 1973, 2 vols.); dado que el autor fue hijo de uno de los generales facciosos, Miguel Cabanellas, y militó en el PSOE, se trata de un libro rico en detalles de primera mano. Ronald Fraser, Recuérdalo tú y recuérdalo a otros (Crítica, Barcelona, 1979) es un magnífico trabajo de historia oral que entrelaza los relatos de un amplio grupo de testigos presenciales hasta conseguir algo parecido a una gran novela épica. Más manejable es la síntesis inteligente de Enrique Moradiellos, 1936. Los mitos de la guerra civil española (Ediciones Península, Barcelona, 2004). Un intento de contrarrestar el tópico de que la Guerra Civil era simplemente una lucha entre dos Españas extremistas o la idea franquista de que la guerra fue un conflicto entre la España buena y la anti España son dos libros de Paul Preston, Las tres Españas del 36 (Plaza & Janés, Barcelona, 1998), y Palomas de guerra. Cinco mujeres marcadas por el enfrentamiento bélico (Plaza & Janés, Barcelona, 2001).

Para una visión crítica de la literatura sobre la Guerra Civil aparecida durante el franquismo, hay que recurrir a los estudios clásicos de Herbert Rutledge Southworth, El mito de la cruzada de Franco (Plaza & Janés, Barcelona, 1986) y El lavado de cerebro de Francisco Franco. Conspiración y guerra civil (Crítica, Barcelona, 2000). Seis obras colectivas que dan una muestra de los avances de la investigación científica española e internacional a lo largo de los últimos quince años son: Manuel Tuñón de Lara, Julio Aróstegui, Ángel Viñas, Gabriel Cardona y Josep M. Bricall, La guerra civil española 50 años después (Labor, Barcelona, 1985); Paul Preston, ed., Revolución y guerra en España 1931-1939 (Alianza Editorial, Madrid, 1986); Julio Aróstegui, ed., Historia y memoria de la guerra civil (Junta de Castilla y León, Valladolid, 1988, 3 vols.); Stanley G. Payne y Javier Tusell, eds., La guerra civil española. Una nueva visión del conflicto que dividió España (Ediciones Temas de Hoy, Madrid 1996); Edward Malefakis, La guerra de España 1936-1939 (Taurus, Madrid, 1986), y Paul Preston, La Républica asediada. Hostilidad internacional y conflictos internos durante la guerra civil (Ediciones Península, Barcelona, 1999).

Para conocer a fondo la guerra de España, hay que familiarizarse con las complicaciones y las pasiones surgidas de los distintos grupos políticos de ambas zonas. Empezando por la zona nacional, es de notar la relativa escasez de buenos estudios. Evidentemente, antes de la muerte de Franco, se escribían auténticos montones de libros a favor del alzamiento militar y en contra de la República. Sin embargo, quizá por el deseo de la dictadura de ocultar sus propios orígenes, hay poco de valor sobre la misma política dentro de la zona rebelde. Curiosamente, uno de los primeros libros sigue siendo el más interesante: Joaquín Arrarás, Historia de la Cruzada española (Ediciones Españolas, Madrid, 1939-1943, 8 vols., 36 tomos). Desde el punto de vista carlista, el libro más importante es el de Jaime del Burgo, Conspiración y guerra civil (Alfaguara, Madrid, 1970), que se complementa con el estudio de Martin Blinkhorn citado arriba. El papel de la Falange durante la Guerra Civil está examinado desde dentro por Maximiano García Venero, Falange en la guerra de España: la Unificación y Hedilla (Ruedo Ibérico, París, 1967), un libro escrito por encargo de Manuel Hedilla, el líder falangista derrotado por Franco. Hay que leerlo con el comentario de Herbert Rutledge Southworth, Antifalange; estudio crítico de «Falange en la guerra de España» de Maximiano García Venero (Ruedo Ibérico, París, 1967), una obra que combina una erudición minuciosa con una prosa mordaz. Como estudio reciente, habría que contar con los cuatro libros de Joan Maria Thomàs: Falange, guerra civil, franquisme. F. E. T. y de las J. O. N.S. de Barcelona en els primers anys de règim franquista (Publicacions de L’Abadia de Montserrat, Barcelona, 1992); José M. Fontana Tarrats. Biografia política d’un franquista català (Edicions del Centre de Lectura, Reus, 1997); Lo que fue la Falange (Plaza & Janés, Barcelona, 1999), y La Falange de Franco. Fascismo y fascistización en el régimen franquista (1937-1945) (Plaza & Janés, Barcelona 2001). Sobre los monárquicos dentro de la coalición nacional, son imprescindibles las memorias de Eugenio Vegas Latapié, Los caminos del desengaño. Memorias políticas 2: 1936-1938 (Ediciones Giner, Madrid, 1987), y La frustración en la Victoria. Memorias políticas: 1938-1942 (Editorial Actas, Madrid, 1995).

Ni que decir tiene que estudiar la política de la zona nacional es estudiar el comportamiento y las ambiciones del general Franco. Una visión crítica que dedica bastante espacio a la política de Franco durante la guerra es la biografía hecha por Paul Preston, Franco «Caudillo de España» (Grijalbo, Grupo Editorial Random HouseMondadori, Barcelona, 2002). Dedicado exclusivamente a la creación de la dictadura es el estudio fascinante de Javier Tusell, Franco en la guerra civil. Una biografía política (Tusquets, Barcelona, 1992). De entre las muchas biografías de Franco, destacan dos por manejables y amenas. Escrita desde una objetividad fría es la síntesis eminentemente sensata de Juan Pablo Fusi, Franco: autoritarismo y poder personal (El País, Madrid, 1985). Mucho más crítico es el ensayo psicológico de «Luis Ramírez» [seudónimo de Luciano Rincón], Franco: la obsesión de ser, la obsesión de poder (Ruedo Ibérico, París, 1976). En una línea semejante pero aún más audaz es la de Gabrielle Ashford Hodges, Franco. Retrato psicológico de un dictador (Taurus, Madrid, 2001). Desde una óptica franquista, la crónica más completa es la de Luis Suárez Fernández, Francisco Franco y su tiempo (Fundación Nacional Francisco Franco, Madrid, 1984, 8 vols.), que existe también en una versión ampliamente ilustrada, Franco: la historia y sus documentos (Urbión, Madrid, 1986, 20 vols.). Escrita de forma más apasionada es la biografía de Ricardo de la Cierva, Francisco Franco: un siglo de España (Editora Nacional, Madrid, 1973, 2 vols.), y en versión ampliada, Francisco Franco: biografía histórica (Planeta, Barcelona, 1982, 6 vols.).

La política militar de Franco se puede estudiar en las síntesis clásicas de Manuel Aznar, Historia militar de la guerra de España (1936-1939) (Ediciones Idea, Madrid, 1940) y Luis María de Lojendio, Operaciones militares de la guerra de España (Montaner y Simón, Barcelona, 1940). A pesar de su extremado partidismo y adulación de Franco como genio militar, ambos son de lectura amena y provechosa. Mucho más técnicos y detallados son los 17 tomos del coronel José Manuel Martínez Bande (Servicio Histórico Militar/Editorial San Martín, 1968-1985). Unas reflexiones más recientes se pueden ver en los siguientes libros: José Antonio Vaca de Osma, La larga guerra de Francisco Franco (Madrid, RIALP, 1991), una versión pausada y amena; Rafael Casas de la Vega, Franco, militar (Editorial Fénix, Madrid, 1995), la visión de un buen historiador militar desde un planteamiento de admiración por Franco y de forma más crítica, Carlos Blanco Escolá, La incompetencia militar de Franco (Alianza Editorial, Madrid, 2000) y Franco. La pasión por el Poder (Planeta, Barcelona, 2005), y Paul Preston, «La guerra de aniquilación de Franco» en su libro La política de la venganza: el fascismo y el militarismo en la España del siglo XX (Ediciones Península, Barcelona, 1997) que se centra en las ambiciones políticas subyacentes de la estrategia militar de Franco.

Dos de los acontecimientos más debatidos en relación con las decisiones de Franco son la desviación de sus columnas africanas a Toledo en la última semana de septiembre de 1936 y la destrucción de Guernica. El consiguiente alivio para Madrid del ataque sobre Toledo pudo haber salvado la capital. Sobre el asedio del Alcázar de Toledo y su liberación hay una literatura abundante triunfalista desde un punto de vista franquista. Dos versiones prorepublicanas son las de Antonio Vilanova, La defensa del Alcázar de Toledo (epopeya o mito) (Editores Mexicanos Unidos, México D. F., 1963) y Luis Quintanilla, Los rehenes del Alcázar de Toledo (Ruedo Ibérico, París, 1967). La polémica sigue en los años noventa con el libro crítico de Isabelo Herreros, Mitología de la Cruzada de Franco: El Alcázar de Toledo (Ediciones Vosa, Madrid, 1995), y con la vuelta al triunfalismo franquista de Ángel Palomino, Defensa del Alcázar. Una epopeya de nuestro tiempo (Planeta, Barcelona, 1995) y un libro que, al contrario de su título, puede suscitar más debate todavía: Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera y Luis Eugenio Togores Sánchez, El Alcázar de Toledo. Final de una polémica (Actas Editorial, Madrid, 1996). Sobre el bombardeo de Guernica también ha habido una polémica intensa. El resumen definitivo es el magnífico estudio de Herbert Rutledge Southworth, La destrucción de Guernica. Periodismo, diplomacia, propaganda e historia (Ruedo Ibérico, Barcelona, 1976). A pesar de la contundencia del libro de Southworth y de otros muchos estudios, el esfuerzo franquista de disminuir las dimensiones de la atrocidad ha seguido hasta los años ochenta con Jesús Salas Larrazabal, Guernica (Ediciones Rialp, Madrid, 1987). Dos importantes estudios recientes surgidos de Euskadi son: José Luis de la Granja y Carmelo Garitaonandía, eds., Gernika: 50 años después (1937-1987). Nacionalismo, República, Guerra Civil (Universidad del País Vasco, Bilbao, 1987), y María Jesús Cava Mesa, Memoria colectiva del bombardeo de Gernika (Bakeaz/Gernika Gogoratuz, Guernica, 1996).

Sobre la represión en la zona franquista, siguen siendo de gran valor cuatro libros de testimonios presenciales escritos durante la misma Guerra Civil. Se trata de Antonio Bahamonde y Sánchez de Castro, Un año con Queipo (Ediciones Españolas, S. A., Barcelona, 1938); Antonio Ruiz Vilaplana, Doy fe… un año de actuación en la España nacionalista (Éditions Imprimerie Coopérative Étoile, S. A., París, 1938); Lo que han hecho en Galicia. Episodios del terror blanco en las provincias gallegas contados por quienes lo han vivido (Editorial España, S. A., París, 1938), y Mario Neves, La matanza de Badajoz (Editora Regional de Extremadura, Badajoz, 1986). El libro de Bahamonde ha sido reeditado en un compendio de primerísima utilidad con otros dos testimonios de gran importancia sobre la represión en el sur: Un año con Queipo seguido de Noches de Sevilla de Jean Alloucherie y de El infierno azul de Edmundo Barbero (Ediciones Espuela de Plata, Sevilla, 2005).

Después de un período prolongado de silencio, en los últimos años ha habido una explosión en los estudios de la represión en la zona franquista. Como visión de conjunto, es de la primera importancia Julián Casanova, Francisco Espinosa, Conxita Mir y Francisco Moreno Gómez, Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco (Crítica, Barcelona, 2002). La represión empezó en África, y al respecto hay que consultar tres libros importantes: Vicente Moga Romero, Las heridas de la historia. Testimonios de la guerra civil española en Melilla (Edicions Bellaterra, Barcelona, 2004); Francisco Sánchez Montoya, Ceuta y el Norte de África. República, guerra y represión 1931-1944 (Editorial Natívola, Granada, 2004), y las conmovedoras memorias de Carlota O’Neill, Una mujer en la guerra de España (Oberon, Grupo Anaya, Madrid, 2003). Respecto a la brutal represión de Asturias, hay que ver, entre otras muchas obras, Marcelino Laruelo Roa, La libertad es un bien muy preciado. Consejos de Guerra celebrados en Gijón y Camposantos por el ejército nacionalista al ocupar Asturias en 1937. Testimonios y condenas (En la Estela de Aldebarán, Gijón, 1999); María E. Ortega Valcárcel, La represión en Asturias. Ejecutados y fallecidos en la cárcel del coto de Gijón (Azucel, Avilés, 1994), y la historia desgarradora de la matanza del personal de un hospital republicano, Marta Capín Rodríguez, El Valle de Dios (Ediciones MS-CTC, Madrid, 2004).

Hay una bibliografía muy rica referente a Galicia, gracias al esfuerzo editorial de la casa do Castro. Entre otros muchos, destacan los siguientes: Carlos Fernández Santander, El alzamiento de 1936 en Galicia 2.ª edición (Ediciós do Castro, La Coruña, 1982) y Alzamiento y guerra civil en Galicia (1936-1939) (Ediciós do Castro, Sada-La Coruña, 2000, 2 vols.); Luis Lamela García, A Coruña, 1936. Memoria convulsa de una represión (Ediciós do Castro, Sada-La Coruña, 2002); Crónica de una represión en la «Costa da Morte» (Ediciós do Castro, Sada-La Coruña, 1995), y Estampas de injusticia. La guerra civil del 36 en A Coruña y los documentos originados en la represión (Ediciós do Castro, Sada-La Coruña, 1998); María Jesús Souto Blanco, La represión franquista en la provincia de Lugo (1936-1940) (Ediciós do Castro, La Coruña, 1998). Respecto a las provincias castellanas donde el golpe triunfó casi inmediatamente, hay ya varios estudios interesantes, como el de Isaac Rilova Pérez, Guerra civil y violencia política en Burgos (1936-1943) (Editorial Dossoles, Burgos, 2001); Ignacio Martín Jiménez, La guerra civil en Valladolid (1936-1939). Amaneceres ensangrentados (Ámbito Ediciones, Valladolid, 2000); Jesús María Palomares Ibáñez, La guerra civil en la ciudad de Valladolid. Entusiasmo y represión en la «capital del alzamiento» (Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 2001), y La guerra civil en Palencia. La eliminación de los contrarios (Ediciones Cálamo, Palencia, 2002) y Santiago Vega Sombría, De la esperanza a la persecución. La represión franquista en la provincia de Segovia (Crítica, Barcelona, 2005).

Aragón ha sido objeto de nutridos estudios de parte del grupo de investigación dirigida por el profesor Casanova. Los títulos más importantes de su producción son: Julián Casanova, Ángela Cenarro, Julita Cifuentes, María Pilar Maluenda y María Pilar Salomón, El pasado oculto: fascismo y violencia en Aragón (1936-1939) 2.ª edición (Mira Editores, Zaragoza, 1999); Ángela Cenarro, El fin de la esperanza: Fascismo y guerra civil en la provincia de Teruel (1936-1939) (Instituto de Estudios Turolenses, Teruel, 1996) y Julia Cifuentes Chueca y Pilar Maluenda Pons, El asalto a la República: los orígenes del franquismo en Zaragoza (1936-1939) (Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1995). Sobre la represión en las islas Baleares, se puede consultar Jean A. Schalekamp, De una isla no se puede escapar. Mallorca ‘36. (Prensa Universitaria, Palma de Mallorca 1987) y los muchos libros de Josep Massot i Muntaner, entre los cuales los más relevantes son Guerra civil i repressió a Mallorca (Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 1997); Mallorca durant la guerra civil (Edicions Documenta Balear, Palma de Mallorca, 1996), y El primer franquisme a Mallorca. Guerra civil, repressió, exili i represa cultural (Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 1996).

El sur de España, por donde pasaron las columnas africanas de Franco, es donde la represión fue más salvaje. Quizá por eso, Andalucía y Extremadura han generado en el posfranquismo una riquísima literatura, a veces poco conocida. Entre las obras más enjundiosas, relevantes y desgarradoras se encuentran dos de Francisco Espinosa Maestre, La columna de la muerte. El avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz (Crítica, Barcelona, 2003) y La justicia de Queipo. (Violencia selectiva y terror fascista en la II División en 1936) Sevilla, Huelva, Cádiz, Córdoba, Málaga y Badajoz 2.ª edición (Crítica, Barcelona, 2005). Por provincias, hay que contar con los siguientes libros: Granada: Ian Gibson, El asesinato de García Lorca (Plaza & Janés, Barcelona, 1996); Córdoba: Francisco Moreno Gómez, La guerra civil en Córdoba (1936-1939) (Editorial Alpuerto, Madrid, 1985); Arcángel Bedmar González, Lucena: de la Segunda República a la Guerra Civil (Imprenta Vistalegre, Córdoba, 1998); Gabriel García de Consuegra Muñoz, Ángel López López y Fernando López López, La represión en Pozoblanco (Guerra civil y posguerra) (Francisco Baena Editor, Córdoba, 1989); Huelva: Francisco Espinosa Maestre, La guerra civil en Huelva 4.ª edición (Diputación Provincial, Huelva, 2005); Sevilla: Juan Ortiz Villalba, Sevilla 1936. Del golpe militar a la guerra civil (Diputación Provincial, Sevilla, 1997); Alfonso Lazo, Retrato del fascismo rural en Sevilla (Universidad de Sevilla, Sevilla, 1998); Alfonso Braojos Garrido, Leandro Álvarez Rey y Francisco Espinosa Maestre, Sevilla, 36: Sublevación fascista y represión (Muñoz, Moya y Montraveta, Brenes, Sevilla, 1990), y Nicolás Salas, Sevilla fue la clave. República, Alzamiento, Guerra Civil (1931-39) (Editorial Castillejo, Sevilla, 1992, 2 vols.); Cádiz: Fernando Romero Romero, Guerra civil y represión en Villamartín (Diputación Provincial, Cádiz, 1999) y Alicia Domínguez Pérez, El verano que trajo un largo invierno. La represión político-social durante el primer franquismo en Cádiz (1936-1945) (Quórum Editores, Cádiz, 2005, 2 vols.). También, para comprender el ambiente de guerra en un pueblo, San Roque, hay que consultar las maravillosamente detalladas memorias de Carlos Castilla del Pino, Pretérito imperfecto (Tusquets, Barcelona, 1997). Para Extremadura, hay un espléndido estudio de Cáceres de Julián Chaves Palacios, La represión en la provincia de Cáceres durante la guerra civil (1936-1939) (Universidad de Extremadura, Cáceres, 1995), y para Badajoz: José María Lama, La amargura de la memoria: República y guerra en Zafra (1931-1936) (Diputación de Badajoz, Badajoz, 2004); Francisco Espinosa Maestre, El fenómeno revisionista o los fantasmas de la derecha española (Sobre la Matanza de Badajoz y la lucha en torno a la interpretación del pasado) (Los Libros del Oeste, Badajoz, 2005); Justo Vila Izquierdo, Extremadura: la guerra civil (Universitas Editorial, Badajoz, 1983); Jacinta Gallardo Moreno, La guerra civil en La Serena (Diputación Provincial, Badajoz, 1994), y desde otra óptica, José Luis Gutiérrez Casalá, La guerra civil en la provincia de Badajoz. Represión republicano-franquista y La guerra civil en la provincia de Badajoz. Segunda parte (Universitas Editorial, Badajoz, 2004 y 2005).

Hubo provincias que pasaron parte de la guerra en ambas zonas, de entre las cuales la provincia con la experiencia más dramática fue quizá Málaga. Hay una literatura franquista espeluznante: Francisco García Alonso, S. J., Mis dos meses de prisión en Málaga (Tipografía de M. Carmona, Sevilla, 1936); G. Gómez Bajuelo, Málaga bajo el dominio rojo (Establecimientos Cerón, Cádiz, 1937); Francisco LluchFabado Valls, Mi diario entre los mártires. Cárcel de Málaga, año 1937 (Editorial Dardo, Granada, 1937), y Ángel Gollonet Megías y José Morales López, Sangre y fuego: Málaga (Librería Prieto, Granada, 1937). Hay dos estudios recientes de lectura obligada: Antonio Nadal, Guerra civil en Málaga (Editorial Arguval, Málaga, 1984) y Encarnación Barranquero Texeira, Málaga entre la guerra y la posguerra: el franquismo (Editorial Arguval, Málaga, 1994). Sobre Jaén, son de suma importancia: Francisco Cobo Romero, La guerra civil y la represión franquista en la provincia de Jaén 1936-1950 (Diputación Provincial, Jaén, 1993) y Luis Miguel Sánchez Tostado, Víctimas. Jaén en Guerra (1936-1950) (Ayuntamiento de Jaén, Jaén, 2005).

La represión en ambas zonas está examinada en un importante libro colectivo dirigido por Santos Julià, Víctimas de la guerra civil (Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 1999) y en la colección Archivo Histórico Nacional, Justicia en guerra. Jornadas sobre la administración de justicia durante la guerra civil española: Instituciones y fuentes documentales (Ministerio de Cultura, Madrid, 1990). En cuanto a la represión en la retaguardia republicana, muy exagerada en la literatura franquista, ha sido a mediados de los años noventa objeto de estudio serio por parte de los investigadores. Frutos valiosos de dichas investigaciones son Glicerio Sánchez Recio, Justicia y guerra en España. Los tribunales populares (1936-1939) (Instituto de Cultura «Juan Gil-Albert», Alicante, 1994) y La República contra los rebeldes y los desafectos. La represión económica durante la guerra civil (Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, Alicante, 1991) y Jaume Barrull Pelegrí y Conxita Mir Curcó, coordinadores, Violència política i ruptura social a Espanya 1936-1945 (Edicions de l’Universitat de Lleida, Lérida, 1994). Un apartado de suma importancia dentro de la represión republicana fue la dedicada al clero. Sobre este tema, sigue siendo de enorme valor Antonio Montero Moreno, Historia de la persecución religiosa en España 1936-1939 (Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1961). También de gran interés son Josep Massot i Muntaner, recopilador, La persecució religiosa de 1936 a Catalunya. Testimoniatges (Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 1987) y Albert Manent i Segimon y Josep Raventós i Giralt, L’Església clandestina a Catalunya durant la guerra civil (1936-1939) (Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 1984). Sobre los intentos republicanos de poner fin a la persecución de la Iglesia, es de consulta obligatoria Hilari Raguer, Salvador Rial, Vicari del Cardenal de la pau (Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 1993).

Las más interesantes investigaciones locales aparecidas hasta la fecha sobre la política y la sociedad en la retaguardia republicana, incluyendo consideraciones sobre la represión, son: Josep M. Solé i Sabaté y Joan Villarroya i Font, La repressió a la reraguardia de Catalunya (1936-1939) (Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 1989, 2 vols.); Pelai Pagès i Blanch, La presó Model de Barcelona. Història d’un centre penitenciari en temps de guerra (1936-1939) (Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 1996); Jaume Barrull Pelegrí, Violència popular i justícia revolucionària. El Tribunal Popular de Lérida (1936-1937) (Edicions de l’Universitat de Lleida, Lérida, 1995); Vicent Gabarda Cebellán, La represión en la retaguardia republicana. País Valenciano (1936-1939) (Edicions Alfons el Magnànim, Valencia, 1996); Francisco Alía Miranda, La guerra civil en la retaguardia. Conflicto y revolución en la provincia de Ciudad Real (1936-1939) (Diputación Provincial, Ciudad Real, 1994); Juan Martínez Leal, República y guerra civil en Cartagena (1931-1939) (Universidad de Murcia/Ayuntamiento de Cartagena, Murcia, 1993); Carmen González Martínez, Guerra civil en Murcia. Un análisis sobre el Poder y los comportamientos colectivos (Universidad de Murcia, Murcia, 1999); Manuel Ortiz Heras, Violencia política en la II República y el primer franquismo. Albacete, 1936-1950 (Siglo XXI, Madrid, 1996); dos libros de Rafael Quirosa-Cheyrouze y Muñoz, Política y guerra civil en Almería (Editorial Cajal, Almería, 1986) y Almería, 1936-37. Sublevación militar y alteraciones en la retaguardia republicana (Universidad de Almería, Almería, 1996); Ana Belén Rodríguez Patiño, La guerra civil en Cuenca (1936-1939) (Universidad Complutense, Madrid, 2004, 2 vols.) y José Luis Ledesma Vera, Los días de llamas de la revolución. Violencia y política en la retaguardia republicana de Zaragoza durante la guerra civil (Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 2003), un estudio especialmente brillante.

La más notoria atrocidad en territorio republicano fue la masacre de prisioneros derechistas en noviembre de 1936. Tres estudios apasionados son: Ian Gibson, Paracuellos: cómo fue (Argos Vergara, Barcelona, 1983); Carlos Fernández Santander, Paracuellos de Jarama: ¿Carrillo culpable? (Argos Vergara, Barcelona, 1983), y Rafael Casas de la Vega, El terror: Madrid 1936. Investigación histórica y catálogo de víctimas identificadas (Editorial Fénix, Madrid, 1994). A este respecto, resulta fascinante un estudio minucioso de la quinta columna derechista dentro de la capital sitiada: Javier Cervera Gil, Madrid en guerra. La ciudad clandestina 1936-1939 (Alianza Editorial, Madrid, 1998). La aparición de la quinta columna al final de la guerra está tratada en Ricardo de la Cierva, La victoria y el caos. A los sesenta años del 1 de abril de 1939 (Editorial Fénix, Madrid, 1999). Además de la represión de elementos de derechas, en la zona republicana hubo otra represión que era la supresión, por parte de los comunistas, de individuos acusados de ser trotskistas. El caso más notorio era el de Andreu Nin, líder del POUM. Sobre su muerte existe: Julián Gorkín, El proceso de Moscú en Barcelona. El sacrificio de Andrés Nin (Aymá S. A. Editora, Barcelona 1973). Para una visión más reciente, véase José María Zavala, En busca de Andreu Nin. Vida y muerte de un mito silenciado de la guerra civil (Plaza & Janés, Barcelona, 2005). Otro caso individual que ha suscitado mucho interés es el asesinato de José Robles Pazos, el amigo del novelista célebre americano John Dos Passos. Sobre este tema, es de lectura fascinante el libro de Ignacio Martínez de Pisón, Enterrar a los muertos (Seix Barral, Barcelona, 2005).

Pasando ya a la política oficial dentro de la zona republicana, una fuente imprescindible es los escritos del Presidente Manuel Azaña, que se encuentran en el tomo cuarto de sus Obras completas (Ediciones Oasis, México D. F., 1966-8, 4 vols.) y en Manuel Azaña, Apuntes de memoria inéditos y cartas 1938-1939-1940 edición al cuidado de Enrique de Rivas Ibáñez (Pre-Textos, Valencia, 1990, 2 vols.). Sobre el papel de Azaña en la guerra, son fundamentales los libros mencionados anteriormente de Ángeles Egido y Cipriano Rivas-Cherif.

Los relatos más enjundiosos desde un punto de vista socialista son los de Julián Zugazagoitia, Guerra y vicisitudes de los españoles, 2.ª edición (Librería Española, París, 1968, 2 vols.) y Juan-Simeón Vidarte, Todos fuimos culpables (Fondo de Cultura Económica, México D. F., 1973). Desafortunadamente, Indalecio Prieto no nos dejó sus memorias. Sin embargo, muchas de sus más importantes reflexiones sobre la Guerra Civil española se pueden encontrar en su libro Convulsiones de España. Pequeños detalles de grandes sucesos (Oasis, México D. F., 1967-1969, 3 vols.) y en su correspondencia con Juan Negrín, Epistolario Prieto-Negrín. Puntos de vista sobre el desarrollo y consecuencias de la guerra civil española, 2.ª edición (Fundación Indalecio Prieto/Planeta, Barcelona, 1990). En cuanto a Largo Caballero, hasta que salga la prometida pero ya muy demorada publicación de sus memorias de guerra depositadas en la Fundación Pablo Iglesias, hay que recurrir a las amargas y no muy fiables cartas que escribió a Enrique de Francisco, Francisco Largo Caballero, Mis recuerdos: cartas a un amigo (Editores Unidos, México D. F., 1953).

De Negrín no hay ni memorias ni una biografía completa. Sin embargo, la perspectiva ha cambiado en los últimos años. Antes de 2003 había que recurrir a los valiosos avances de Joan Llarch, Negrín ¡Resistir es vencer! (Planeta, Barcelona, 1985); Santiago Álvarez, Negrín, personalidad histórica. Biografía (Ediciones de la Torre, Madrid, 1994), y Manuel Tuñón de Lara, Ricardo Miralles y Bonifacio N. Díaz Chico, Juan Negrín López. El hombre necesario (Gobierno de Canarias, Las Palmas, 1996). La situación mejoró hace un par de años cuando Ricardo Miralles, Juan Negrín. La República en guerra (Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 2003) con una defensa de Negrín hecha con objetividad y habilidades forenses, publicó el más rico retrato hasta la fecha del enigma que fue Negrín. También merece una lectura cuidadosa la brillante y sugerente síntesis de Enrique Moradiellos, Juan Negrín López 1892-1956 (Parlamento de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 2005). La mejor visión de conjunto sobre el papel socialista en la guerra es un libro recientemente traducido al castellano, de Helen Graham, El PSOE en la Guerra Civil. Poder, crisis y derrota (1936-1939) (Debate, Barcelona, 1991).

La versión oficial comunista de la guerra es la de Dolores Ibárruri y colaboradores, Guerra y revolución en España 1936-39 (Editorial Progreso, Moscú, 1966-1977, 4 vols.). Sobre Dolores Ibárruri se puede ver la biografía aguda escrita por Manuel Vázquez Montalbán, Pasionaria y los siete enanitos (Planeta, Barcelona, 1995) y el capítulo «Pasionaria de acero» en Paul Preston, Las tres Españas del 36. Una versión comunista de los primeros meses en Madrid, escrita con una extraordinaria inmediatez, es la del emisario de Stalin, Mijaíl Koltsov, Diario de la guerra de España (Ruedo Ibérico, París, 1963). La autobiografía de Santiago Carrillo, Memorias (Planeta, Barcelona, 1993) ha sido criticada por su falta de franqueza, sobre todo en «Santiago Carrillo o la miseria de la memoria», Julio Aróstegui, Historia 16, n.º 218, 1994. Una interpretación muy aguda desde la oposición comunista es el poco conocido pero fascinante libro de Grandizo Munis , Jalones de derrota, promesa de victoria. Crítica y teoría de la revolución española (1930-1939) (ZYX, Madrid, 1977). Otra versión trotskista se puede encontrar en la obra de dos historiadores franceses: Pierre Broué y Emile Témime, La revolución y la guerra de España (Fondo de Cultura Económica, México D. F., 1972).

La historiografía sobre el anarquismo es muy abundante. De suma importancia por los muchos documentos que aportan son los tres tomos de José Peirats, La CNT en la revolución española 2.ª edición (Ruedo Ibérico, París, 1971, 3 vols.), un libro del que existe una versión resumida —José Peirats, Los anarquistas en la crisis política española (Editorial Alfa, Buenos Aires, 1964).— Hay memorias anarquistas de importancia, sobre todo las de Cipriano Mera, Guerra, exilio y cárcel de un anarcosindicalista (Ruedo Ibérico, París, 1976) y de Juan García Oliver, El eco de los pasos (Ruedo Ibérico, Barcelona, 1978). Son decepcionantes las de Federica Montseny, Mis primeros cuarenta años (Plaza & Janés, Barcelona, 1987). Mucho más interesante respecto a Montseny es la biografía hecha por Susanna Tavera, Federica Montseny. La indomable (Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 2005). Entre otros libros de investigación posterior, son muy importantes el monumental estudio de Abel Paz, Durruti en la revolución española (Fundación Anselmo Lorenzo, Madrid, 1996); los capítulos de la colección dirigida por Julián Casanova, El sueño igualitario: campesinado y colectivizaciones en la España republicana (Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1988), y la excelente visión de conjunto del mismo Julián Casanova, De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España (19311939) (anteriormente citado). Un libro realmente original de Chris Ealham, La lucha por Barcelona. Clase, cultura y conflicto 1898-1937 (Alianza Editorial, Madrid, 2005) demuestra la desesperación social que subyacía del radicalismo anarquista.

La experiencia colectivista está mejor estudiada a través de los estudios locales. Entre muchísimos, los siguientes son muy notables: Aurora Bosch Sánchez, Ugetistas y libertarios. Guerra civil y revolución en el País Valenciano, 1936-1939 (Edicions Alfons el Magnànim, Valencia, 1983); Julián Casanova, Anarquismo y revolución en la sociedad rural aragonesa 1936-1938 (Siglo XXI, Madrid, 1985), y Graham Kelsey, Anarcosindicalismo y Estado en Aragón 1930-1938 (Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1994); Luis Garrido González, Colectividades agrarias en Andalucía: Jaén (1931-1939) (Siglo XXI, Madrid, 1979), y de entre muchos estudios locales de Cataluña, Miquel Térmens i Grells, Revolució i guerra civil a Igualada (1936-1939) (Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 1991) y Joan Villarroya i Font, Revolució i guerra civil a Badalona 1936-1939 (Mascaró de Proa, Badalona, 1986).

El conflicto interno más intenso y destructivo en la zona republicana, y también entre los exiliados después de la guerra, fue el debate sobre la prioridad que había que conceder a la creación de una máquina de guerra o la construcción de una revolución. En consecuencia, el conflicto de «guerra o revolución» provocó una literatura considerable. Sobre el desmantelamiento de la revolución, la obra indispensable es el monumental ataque contra los comunistas del galés Burnett Bolloten, La guerra civil española. Revolución y contrarrevolución (Alianza Editorial, Madrid, 1989). Durante la misma guerra, Bolloten fue corresponsal de prensa con simpatías muy cercanas al PCE. Exiliado en México, lo que supo del asesinato de Trotsky le empujó en una dirección anticomunista. El gran fallo de su libro —que sigue siendo de primerísima importancia— es que se dedica a denunciar los métodos comunistas sin examinar seriamente por qué tales procedimientos se consideraron necesarios no solo por los mismos comunistas, sino también por los socialistas moderados y los republicanos burgueses. Es decir, Bolloten sacó de su contexto las luchas internas dentro de la zona republicana, separándolas de sus consecuencias prácticas domésticas e internacionales y del hecho de que la República se vio obligada a llevar una guerra no solamente contra Franco, sino también contra sus aliados italianos y alemanes. Bolloten prestó poca atención a la necesidad de una centralización del poder para hacer una guerra eficaz. Hay una devastadora crítica de Bolloten por Herbert R. Southworth, «El Gran camuflaje: Julián Gorkin, Burnett Bolloten y la guerra civil española» en Preston, ed., La República asediada. La contestación más completa, aguda y original a las tesis de Bolloten viene de Helen Graham, The Spanish Republic at War 1936-1939 (Cambridge University Press, Cambridge, 2002) cuya traducción española saldrá pronto en Debate.

Quizá el libro más leído sobre la Guerra Civil es otra crítica feroz de los comunistas. Se trata de George Orwell, Homenaje a Cataluña (Ariel, Barcelona, 1973), que da una visión emotiva —pero estrecha— de los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona desde una posición pro POUM. En la misma línea se sitúa el libro de uno de los últimos supervivientes de la experiencia del POUM, Ignacio Iglesias, Experiencias de la Revolución. El POUM, Trotski y la intervención soviética (Editorial Laertes, Barcelona, 2003). La defensa de la política comunista fue asumida con gran inteligencia y sofisticación por Fernando Claudín, La crisis del movimiento comunista. I De la Komintern al Kominform (Ruedo Ibérico, París, 1970) y en los escritos e informes contemporáneos de Palmiro Togliatti, Escritos sobre la guerra de España (Crítica, Barcelona, 1980) y de Stoyán Mínev, (Stepánov), Las causas de la derrota de la República española. Informe para el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista. Moscú, (abril) de 1939 (Miraguano Ediciones, Madrid, 2003). Una contribución sobresaliente al debate sobre la primacía de la guerra es el capítulo de Helen Graham, «La movilización con vistas a la guerra total: la experiencia republicana», en Preston, ed., La República asediada.

El sitio de Madrid ha sido objeto de un magnífico estudio de Julio Aróstegui y Jesús A. Martínez, La Junta de Defensa de Madrid (Comunidad de Madrid, Madrid, 1984), un volumen de primerísima importancia porque contiene además las actas de la Junta. Una versión de un protagonista es Antonio López Fernández, Defensa de Madrid. Relato histórico (Editorial A. P. Márquez, México D. F., 1945) y la de un testigo ocular, Geoffrey Cox, La defensa de Madrid (Oberón, Madrid, 2005) con unas anotaciones muy atinadas de Martin Minchom. La política militar de la República se puede seguir en los varios tomos de memorias del general Vicente Rojo, ¡Alerta los pueblos! estudio político-militar del período final de la guerra española, 2.ª edición (Ariel, Barcelona, 1974); Así fue la defensa de Madrid (Ediciones Era, México D. F., 1967), y España heroica: diez bocetos de la guerra española, 3.ª edición (Ariel, Barcelona, 1975). La experiencia militar de la República está tratada con detalle y amenidad en dos libros de Jorge Martínez Reverte: La Batalla de Madrid (Crítica, Barcelona, 2003) y La Batalla del Ebro (Crítica, Barcelona, 2003).

Dos memorias de militantes comunistas que llegaron a posiciones de alto mando con el Ejército Popular son Enrique Líster, Nuestra guerra (Colección Ebro, París, 1966) y Juan Modesto, Soy del Quinto Regimiento (Notas de la guerra española) (Colección Ebro, París, 1969). Tres memorias por oficiales profesionales republicanos proceden de las plumas de Ignacio Hidalgo de Cisneros, Cambio de rumbo (Memorias) (Colección Ebro, Bucarest, 1964, 2 vols.), de Antonio Cordón, Trayectoria (Recuerdos de un artillero) (Colección Ebro, París, 1971) y del exsubsecretario del Ejército de la República, coronel Jesús Pérez Salas, Guerra en España (1936 a 1939) (Imprenta Grafos, México D. F., 1947). Los dos mejores estudios del Ejército republicano se deben al general Ramón Salas Larrazábal, Historia del Ejército popular de la República (Editora Nacional, Madrid, 1973, 4 vols.) y Michael Alpert, El ejército republicano en la guerra civil, 2.ª edición (Siglo XXI, Madrid, 1989). Sobre la guerra naval, véase el estudio muy ameno de Michael Alpert, La guerra civil española en el mar (Siglo XX, Madrid, 1987). Sobre la guerra aérea hay mucha tergiversación respecto al número de aparatos en cada bando. El mejor estudio y el más objetivo desgraciadamente no ha sido traducido al castellano. Se trata de Gerald Howson, Aircraft of the Spanish Civil War 1936-1939 (Putnam, Londres, 1990).

Un aspecto del esfuerzo militar republicano que ha suscitado una literatura inmensa tanto memorialística como erudita es el papel de las Brigadas Internacionales. Por razones obvias, la mayoría de la literatura se ha publicado en los idiomas de los voluntarios y no en castellano. Afortunadamente, hay en castellano unas visiones sinópticas del papel de las brigadas que subrayan su dimensión de defensa espontánea de la democracia contra el fascismo. La mayoría son favorables a los voluntarios: Luigi Longo, Las brigadas internacionales en España (Ediciones Era, México D. F., 1966); Andreu Castells, Las Brigadas Internacionales de la guerra de España (Ariel, Barcelona, 1974); Santiago Álvarez, Historia política y militar de las Brigadas Internacionales (Compañía Literaria, Madrid, 1996), y Manuel Requena Gallego, ed., La guerra civil española y las Brigadas Internacionales (Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca, 1998). Dos versiones que interpretan las Brigadas como simple instrumento del Kremlin se pueden ver en Ricardo de la Cierva, Brigadas Internacionales 1936-1996. La verdadera historia: Mentira histórica y error de Estado (Editorial Fénix, Madrid, 1997) y César Vidal, Las Brigadas Internacionales (Espasa Calpe, Madrid, 1998).

Pasando ya a los voluntarios de cada nación, partiendo de una bibliografía inmensa, los títulos principales, por países, se indican a continuación. Sobre el país que más voluntarios mandó, Francia, hay un importante estudio reciente: Rémi Skoutelsky, L’Espoir guidait leurs pas. Les volontaires français dans les Brigades internationales, 1936-1939 (Bernard Grasset, París, 1998). Para Estados Unidos, la versión oficiosa de los brigadistas es Arthur H. Landis, The Abraham Lincoln Brigade (Citadel, Nueva York, 1967) y un estudio reciente de primerísima calidad, Peter N. Carroll, The Odyssey of the Abraham Lincoln Brigade: Americans in the Spanish Civil War (Stanford University Press, Stanford, California, 1994). Para Inglaterra, la versión oficial del último comandante del batallón británico es Bill Alexander, British Volunteers for Liberty (Lawrence & Wishart, 1982), y dos estudios globales recientes son James K. Hopkins, Into the Heart of the Fire: The British in the Spanish Civil War (Stanford University Press, Stanford, California, 1998) y Richard Baxell, British Volunteers in the Spanish Civil War. The British Battalion in the International Brigades, 1936-1939 (Routledge/Cañada Blanch, Londres, 2004). Irlanda e Italia son dos países que mandaron nutridos contingentes para luchar con ambos bandos en la Guerra Civil. La escala de la participación italiana se puede deducir de Ubaldo Bardi, La guerra civile di Spagna. Saggio per una bibliografia italiana (Argalià, Urbino, 1974). De la muy nutrida bibliografía memorialística, sigue siendo lo más interesante y menos partidista el libro de un hombre asesinado por los fascistas italianos, Carlo Roselli, Oggi in Spagna, domani in Italia 2.ª edición (Einaudi, Torino, 1967). Sobre los italianos que lucharon en las filas de Franco, véase abajo la sección sobre la ayuda internacional. La experiencia irlandesa en las Brigadas Internacionales se puede seguir en Michael O’Riordan, Connolly Column (New Books, Dublín, 1979) y la apología del comandante de las fuerzas fascistas el general Eoin O’Duffy, Crusade in Spain (Brown & Nolan, Dublín, 1938). Sobre los brigadistas de América Latina, hay algunos estudios de países individuales, pero la única visión de conjunto es la de Gerold Gino Baumann, Los voluntarios latinoamericanos en la guerra civil española (Editorial Guayacán, San José, Costa Rica, 1997).

Las dimensiones internacionales de la guerra han sido objeto de importantes investigaciones recientes. Hay dos reconstrucciones de conjunto: Enrique Moradiellos, El reñidero de Europa. Las dimensiones internacionales de la guerra civil española (Ediciones Península, Barcelona, 2001) y Sebastian Balfour y Paul Preston, eds., España y las grandes potencias en el siglo XX (Crítica, Barcelona, 2002). Caben pocas dudas de que la derrota de la Segunda República se debe tanto a la inacción de las democracias como a la agresión de las dictaduras fascistas. El gran hito en la historiografía del papel británico durante la Guerra Civil española ha sido la publicación de dos magníficos estudios, tan amenos como agudos, de Enrique Moradiellos: Neutralidad benévola: el gobierno británico y la insurrección militar española de 1936 (Pentalfa, Oviedo, 1990) y La perfidia de Albión: el Gobierno británico y la guerra civil española (Siglo XXI, Madrid, 1996). Son fascinantes las memorias del embajador republicano en Londres, Pablo de Azcárate, Mi embajada en Londres durante la guerra civil española (Ariel, Barcelona, 1976). Sobre el papel de los franceses, cabe destacar el libro de José María Borrás Llop, Francia ante la guerra civil española (Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid, 1981) y el de David Wingeate Pike, Les français et la guerre d’Espagne 1936-1939 (Presses Universitaires de France, París, 1975). Un estudio interesante de las dos potencias europeas democráticas es el de Juan Avilés Farré, Pasión y farsa: franceses y británicos ante la guerra civil española (Eudema, Madrid, 1994). Los mejores estudios sobre la política exterior estadounidense no han sido traducidos al castellano: Richard P. Traina, American Diplomacy and the Spanish Civil War (Indiana University Press, Bloomington, Indiana, 1968) y Douglas Little, Malevolent Neutrality: The United States, Great Britain, and the Origins of the Spanish Civil War (Cornell University Press, Ithaca, N. Y., 1985). De gran interés es el libro reciente sobre la política interior norteamericana de Marta Rey García, Stars for Spain. La guerra civil española en los Estados Unidos (Ediciós do Castro, La Coruña, 1997).

Dada la importancia capital de la política rusa, la bibliografía en castellano hasta hace poco era relativamente breve. La situación cambió recientemente con la publicación de los libros de Antonio Elorza y Marta Bizcarrondo, Queridos Camaradas. La Internacional Comunista y España, 1919-1939 (Planeta, Barcelona, 1999), Daniel Kowalsky, La Unión Soviética y la guerra civil española. Una revisión crítica (Crítica, Barcelona, 2003) y Frank Schauff, Der verspielte Sieg. Sowjetunion, Kommunistische Internationale und Spanischer Bürgerkrieg 1936-1939 (IISG, Amsterdam, 2004); tres investigaciones matizadas sobre las complicaciones, contradicciones y dificultades de la política rusa dentro de España. Mucho más crítico es el libro de Stanley G. Payne, Unión Soviética, comunismo y revolución en España (1931-1939) (Plaza & Janés, Barcelona, 2003). Los documentos recopilados por Ronald Radosh, Mary R. Habeck y Grigory Sevostianov, Spain Betrayed. The Soviet Union in the Spanish Civil War (Yale University Press, New Haven, Conn, 2001) aportan una visión de las frustraciones soviéticas frente a su incapacidad de imponer disciplina y uniformidad sobre la política republicana. Lo que muestran los documentos está en plena contradicción con el comentario de los recopiladores, que presentan un retrato de un férreo control soviético. También de gran interés es el libro de Fernando Claudín, La crisis del movimiento comunista (citado arriba), y el capítulo de Denis Smyth, «“Estamos con vosotros”: Solidaridad y egoísmo en la política soviética hacia la España Republicana, 1936-1939» en Preston, La República asediada. Sobre la vida de los funcionarios rusos en España es fascinante el libro de Paulina y Adelina Abramson, Mosaico roto (Compañía Literaria, Madrid, 1994). Aunque ya un poco viejo, sigue siendo de interés el libro de José Luis Alcofar Nassaes, Los asesores soviéticos;los mejicanos en la guerra civil española (Dopesa, Barcelona, 1971). Uno de los puntos más discutidos con respecto a la ayuda soviética es el precio cobrado. Los dos estudios clásicos sobre el tema se deben a Ángel Viñas, El oro español en la guerra civil (Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1976) y El oro de Moscú: alfa y omega de un mito franquista (Grijalbo, Barcelona, 1979). Últimamente ha suscitado mucha polémica tanto en España como en el mundo anglosajón el libro de Gerald Howson, Armas para España (Ediciones Península, Barcelona, 2000).

Hay un estudio bastante sustancioso de la ayuda a Franco tanto italiana como alemana en la biografía de Paul Preston, Franco «Caudillo de España» 2.ª edición (anteriormente citado) y en sus capítulos en La República asediada y España y las grandes potencias. Sobre el papel del Tercer Reich, existen dos espléndidos libros de Ángel Viñas, La Alemania nazi y el 18 de julio 2.ª edición (Alianza Editorial, Madrid, 1977) y Guerra, dinero, dictadura: ayuda fascista y autarquía en la España de Franco (Crítica, Barcelona, 1984). El mismo Viñas ya ha cambiado totalmente nuestra visión del proceso por el que fue posible la ayuda nazi en un importante nuevo libro, Franco, Hitler y el estallido de la guerra civil. Antecedentes y consecuencias (Alianza Editorial, Madrid, 2001). Sobre Italia, son de consulta obligatoria el libro sobre los orígenes de la intervención italiana de Ismael Saz Campos, Mussolini contra la II República: hostilidad, conspiraciones, intervención (1931-1936) (Edicions Alfons el Magnànim, Valencia, 1986) y una colección de documentos que arroja mucha luz sobre la relación entre Mussolini y Franco (especialmente en relación con la batalla de Guadalajara) recopilada por Ismael Saz Campos y Javier Tusell Gómez, Fascistas en España: la intervención italiana en la guerra civil a través de los telegramas de la «Missione Militare Italiana in Spagna» (15 diciembre 1936-31 marzo 1937) (Madrid/Rome, 1981). Siguen siendo de utilidad los libros de John F. Coverdale, La intervención fascista en la guerra civil española (Alianza Editorial, Madrid, 1979) y de José Luis Alcofar Nassaes, La aviación legionaria en la guerra de España (Euros, Barcelona, 1975); La marina italiana en la guerra de España (Euros, Barcelona, 1975), y C. T.V. Los legionarios italianos en la guerra civil española 1936-1939 (Euros, Barcelona, 1972). Sobre la ayuda portuguesa a Franco, las versiones principales son, en portugués: César Oliveira, Salazar e a guerra civil de Espanha (O Jornal, Lisboa, 1987); Iva Delgado, Portugal e a guerra civil de Espanha (Publicações Europa-América, s. f., Lisboa) y Fernando Rosas, ed., Portugal e a guerra civil de Espanha (Edições Colibri, Lisboa, 1998), y en castellano: Alberto Pena Rodríguez, El gran aliado de Franco. Portugal y la guerra civil española: prensa, radio, cine y propaganda (Ediciós do Castro, La Coruña, 1998).

Las dificultades de los últimos días de la República han sido iluminados por las memorias del coronel Segismundo Casado, Así cayó Madrid (Ediciones 99, Madrid, 1977). También de interés son los siguientes estudios escritos desde puntos de vista ampliamente divergentes: Luis Romero, El final de la guerra (Ariel, Barcelona, 1976); Ignacio Iglesias, La fase final de la guerra civil (de la caída de Barcelona al derrumbamiento de Madrid) (Planeta, Barcelona, 1977); Francisco-Félix Montiel, Un coronel llamado Segismundo. Mentiras y misterios de la guerra de Stalin en España (Editorial Criterio-Libros, Madrid, 1998); Ángel Bahamonde Magro y Javier Cervera Gil, Así terminó la Guerra de España (Marcial Pons, Madrid, 1999), y José Manuel Martínez Bande, Los cien últimos días de la República (Luis de Caralt, Barcelona, 1973).

Como muestra de lo que pasó en las zonas que cayeron al final de la guerra, hay que ver, entre otros muchos libros, Josep Benet, L’intent franquista de genocidi cultural contra Catalunya (Publicacions de L’Abadia de Montserrat, Barcelona, 1995) y Conxita Mir, Vivir es sobrevivir. Justicia, orden y marginación en la Cataluña rural de posguerra (Editorial Milenio, Lleida, 2000) y Vicent Gabarda, Els afusellaments al Pais Valencià (1938-1956) (Edicions Alfons el Magnànim, Valencia, 1993). Sobre las consecuencias a largo plazo de la victoria de Franco, la represión de la posguerra y la relación del Caudillo con el Eje, además hay unos libros que demuestran cómo la represión fue el pilar sobre el que se construía el nuevo régimen, como Paul Preston, La política de la venganza (citado arriba) y el estudio elocuente de Michael Richards, Un tiempo de silencio: La guerra civil y la cultura de represión en la España de Franco, 1936-1945 (Crítica, Barcelona, 1999). El doctor Richards reconstruye la compleja interacción de la violencia institucional, la ideología, la religión organizada, la economía y la privación social para conseguir la cruel humillación y explotación de los vencidos. Antonio Cazorla Sánchez, Las políticas de la victoria. La consolidación del Nuevo Estado franquista (1938-1953) (Marcial Pons, Madrid, 2000) examina los mismos temas en su síntesis sobre la violencia e intolerancia que subyacían en el régimen de Franco. Con sólida documentación y aguda inteligencia, ofrece percepciones interesantes sobre la relación entre la política del régimen y los problemas de la deficiente alimentación, la vivienda y la mortalidad infantil.

Por lo demás, es inmensa la bibliografía sobre la represión, la resistencia antifranquista después de la guerra y el exilio republicano. Forma parte de la literatura sobre la misma guerra porque, en cierto sentido, la contienda siguió viva hasta la muerte del dictador, quien nunca relajó su empeño en mantener viva la división de España entre vencedores y vencidos. Se trata de una literatura de difícil localización y de complicada utilización por su propia fragmentación geográfica y política. Además de los libros citados anteriormente sobre la represión durante la guerra, un elenco muy resumido de títulos importantes tendría que incluir, sin embargo, los siguientes libros. Están elegidos un poco arbitrariamente pero representan unas visiones conmovedoras de lo que supuso la derrota para los republicanos en España y en el exilio.

Sobre las cárceles, los campos de concentración, los trabajos de esclavo y los que fueron mandados a Alemania, hay una creciente literatura estremecedora. En cuanto a las visiones de conjunto, son imprescindibles la de Isaías Lafuente, Esclavos por la patria. La explotación de los presos bajo el franquismo (Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 2002); José Luis Rodríguez Jiménez, Los esclavos españoles de Hitler (Planeta, Barcelona, 2002); José Manuel Sabín, Prisión y muerte en la España de postguerra (Anaya & Mario Muchnik, Madrid, 1996); Ricard Vinyes, Irredentas. Las presas políticas y sus hijos en las cárceles franquistas (Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 2002); Ricard Vinyes, Montse Armengou y Ricard Belis, Los niños perdidos del franquismo (Plaza & Janés, Barcelona, 2002), y dos libros de Javier Rodrigo, Los campos de concentración franquistas. Entre la historia y la memoria (Siete Mares Editorial, Madrid, 2003) y Cautivos. Campos de concentración en la España franquista, 1936-1947 (Crítica, Barcelona, 2005). De la inmensa literatura memorialística, sirvan de muestra Victoriano Crémer, El libro de San Marcos (Editorial Nebrija, León, 1980); Tomasa Cuevas Gutiérrez, Cárcel de mujeres (Sirocco Books, Barcelona, 1985, 2 vols.); Juana Doña, Desde la noche y la niebla: mujeres en las cárceles franquistas 2.ª edición (Comunicación y Diseño, Madrid, 1993); Ángeles García Madrid, Réquiem por la libertad (Editorial Alianza Hispánica, Madrid, 2003); Consuelo García, Las cárceles de Soledad Real. Una vida (Alfaguara, Madrid, 1983); Clemente Sánchez, En las cárceles de Franco (Oberón, Madrid, 2003), y Ricard Vinyes, El daño y la memoria. Las prisiones de María Salvo (Plaza & Janés, Barcelona, 2004).

En cuanto a la continuación de la Guerra Civil en términos de la resistencia contra el régimen franquista, hay que contar con el libro de Fernando Jáuregui y Pedro Vega, Crónica del antifranquismo 1939-1975 (Argos Vergara, Barcelona, 1983-1985, 3 vols.), Gregorio Morán, Miseria y grandeza del Partido Comunista de España 1939-1985 (Planeta, Barcelona, 1986) y Luis Ramírez, Nuestros primeros veinticinco años (Ruedo Ibérico, París, 1964). En cuanto a la resistencia armada, sobre la cual ya hay una bibliografía enorme, hay que comenzar con Francisco Moreno Gómez, La resistencia armada contra Franco. Tragedia del maquis y la guerrilla (Crítica, Barcelona, 2001), Eduardo Pons Prades, Guerrillas españolas, 1936-1960 (Planeta, Barcelona, 1977) y Secundino Serrano, Maquis. Historia de la guerrilla antifranquista (Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 2001). Como un pequeño elenco de los abundantes estudios por zonas, se podría empezar con Benito Díaz Díaz, La guerrilla antifranquista en Toledo. La primera Agrupación Guerrillera del Ejército de Extremadura-Centro (Colectivo de Investigación Histórica Arrabal, Talavera de la Reina, 2003), Francisco Moreno Gómez, Córdoba en la posguerra (La represión y la guerrilla, 1939-1950) (Francisco Baena Editor, Córdoba, 1987), Luis Miguel Sánchez Tostado, La guerra no acabó en el 39. Lucha guerrillera y resistencia republicana en la provincia de Jaén (1939-1952) (Ayuntamiento de Jaén, Jaén, 2001) y Mercedes Yusta Rodrigo, Guerrilla y resistencia campesina. La resistencia armada contra el franquismo en Aragón (1939-1952) (Prensas Universitarias de Zaragoza, Zaragoza, 2003).

Por lo que respecta al exilio, destacar Antonio Vilanova, Los olvidados: los exiliados españoles en la segunda guerra mundial (Ruedo Ibérico, París, 1969); David Wingeate Pike, ¡Vae Victis! Los españoles refugiados en Francia 1939-1944 (Ruedo Ibérico, París, 1969) y Españoles en el holocausto. Vida y muerte de los republicanos en Mauthausen (Mondadori, Barcelona, 2003); Alicia Alted Vigil, La voz de los vencidos. El exilio republicano de 1939 (Aguilar, Madrid, 2005), y Alicia Alted Vigil, Encarna Nicolás Marín y Roger González Martell, Los niños de la guerra de España en la Unión Soviética. De la evacuación al retorno (1937-1999) (Fundación Largo Caballero, Madrid, 1999); Eduardo Pons Prades, El holocausto de los Republicanos españoles. Vida y muerte en los campos de exterminio alemanes (1940-1945) (Belacqua, Barcelona, 2005); Dreyfus Armand, Geneviève, El exilio de los republicanos españoles en Francia. De la guerra civil a la muerte de Franco (Crítica, Barcelona, 2001), y Secundino Serrano, La última gesta. Los republicanos que vencieron a Hitler (1939-1945) (Aguilar, Madrid, 2005).

En resumidas cuentas, hay lecturas para rato y la bibliografía seguirá creciendo.