El laboratorio de Isla Norte no había sido muy optimista.
—Nos hace falta todavía una semana para arreglar el Calypso —dijo el director—. Y además, hemos tenido suerte de encontrar el trineo, sólo hay uno en Thalassa y no queremos arriesgarnos otra vez…
«Conozco los síntomas», pensó el oficial científico. Incluso en los últimos días de la Tierra, había algunos directores de laboratorio que querían guardar sus preciosos aparatos intactos por falta de uso.
—A no ser que el Krakan pequeño, o el grande, se vuelvan a portar mal, no veo que exista ningún riesgo. Y ¿no han prometido los geólogos que se estarían quietos por lo menos durante cincuenta años?
—Me he apostado algo con ellos sobre este asunto. Pero, dígame la verdad, ¿por qué piensa que es tan importante?
«¡Qué visión mas obtusa! —pensó Varley—. Si este hombre es físico oceanógrafo, sería de esperar en él que tuviera algún interés por la vida marina. Pero a lo mejor le he juzgado mal, a lo mejor me está tanteando…».
—Tenemos un cierto interés emocional en este asunto desde que el doctor Lorenson murió, gracias a Dios no permanentemente. Pero aparte de esto, los escorpios nos parecen unos seres fascinantes. Cualquier cosa que descubramos ahora tendrá una importancia capital algún día, y para ustedes será mucho más importante, ya que los tienen en el umbral de la puerta.
—Se lo agradezco mucho. Tenemos suerte de ocupar unos medios ecológicos tan distintos…
«¿Durante cuánto tiempo? —pensó la científico—. Si Moses Kaldor tiene razón…».
—Explíqueme exactamente qué hace una bola espía. El nombre es realmente curioso.
—Se crearon hace unos dos mil años para seguridad y espionaje, pero tenían muchas otras aplicaciones. Algunas no llegaban a tener el tamaño de una cabeza de alfiler. Las que vamos a utilizar son como una pelota de fútbol.
Varley extendió los planos sobre la mesa del director.
—Ésta fue diseñada para estar debajo del agua. Me extraña que no la conozca, pues la fecha de referencia es el año 2045. Encontramos todos los detalles en la memoria del ordenador técnico y los instrumentos introducidos en la copiadora. La primera copia no funcionó, todavía no sabemos por qué. Pero, en cambio, la segunda funcionó perfectamente.
»Aquí están los generadores acústicos, diez megahertz, así que tenemos la resolución en milímetros. Por supuesto no tiene la calidad del vídeo, pero se ve bastante bien.
»El procesador de señales es muy inteligente. Cuando la bola espía se pone en marcha, envía una sola pulsación que forma un holograma acústico de todo lo que está a una distancia de veinte o treinta metros. Transmite esta información en una banda estrecha de doscientos kilohertz hasta llegar a la boya que flota en el exterior, que la radia de nuevo a su base. La primera imagen tarda diez segundos en aparecer, luego la bola espía emite otra pulsación.
»Si no hay ningún cambio en la imagen, transmite una señal nula. Pero si pasa algo, transmite la nueva información y así se puede generar una imagen actualizada.
»Su frecuencia es de una foto cada diez segundos, lo que nos va bien para la mayoría de las misiones. Por supuesto, si las cosas suceden rápidamente aparecerá una mala imagen, con manchas. Pero no se puede tener todo; este sistema funciona en cualquier parte, incluso en una oscuridad total, no es fácil de encontrar y es económico.
El director estaba claramente interesado y estaba haciendo grandes esfuerzos para disimular su entusiasmo.
—Es un juguete interesante. Puede servirnos. ¿Puede darnos unas lentes y algunos modelos más?
—Sí, le daré las lentes, por supuesto; y comprobaremos si se acoplan bien a su copiadora para que puedan hacer todas las copias que deseen.
—El primer modelo, y quizá los otros dos o tres, los queremos lanzar en Escorpia.
—Y luego no tendremos más que esperar y ver lo que pasa.