—¿Ana María? Hola, ¿cómo estás? Muy bien, muy bien. ¿Estás en casa?
—…
—¿No? ¿Dónde estás?
—…
Mariana mostró un serio gesto de contrariedad en su rostro. El capitán López leyó su expresión e, instintivamente, buscó el Land Rover con la mirada.
—Escucha. Escúchame bien y con atención. Supongo que no estás sola.
—…
—Bien, dime quiénes estáis.
—…
—¿Carlos no?
—…
—No tienes idea. Pero no le esperáis.
—…
—Con Carmen Valle, sí, entiendo. Gracias, te dejo. Ah, y que os den bien de comer… ¿Qué? No, nada, nada. Mera rutina. Necesito una información y creo que él… No, por supuesto; en ese caso te la hubiera pedido a ti. Eso es. Adiós, adiós. Un beso. Adiós.
Mariana clavó una mirada de angustia en el capitán López.