Mariana, los hilos de la libertad debe sus perfiles finales a un grupo de personas a quienes quiero agradecer con estas líneas sus comentarios y sugerencias, algunas de ellas particularmente valiosas. Ellos me han ayudado, más de lo que piensan, a configurar la versión definitiva, la que ha llegado a los lectores. Así pues, quiero manifestar mi agradecimiento a Gloria Abad y a Juan Sol por la lectura atenta del texto inicial y sus atinados comentarios. También a Javier Sánchez por sus aportaciones, que mejoraron sustancialmente el contenido y el texto. Las matizaciones, precisiones y observaciones de Rafael Morales enriquecieron el original, aportaron claridad y precisaron aspectos importantes. Los conocimientos de mis buenos amigos Antonio María Claret García y César Girón —versados en el pasado histórico y de muchos rincones de una ciudad con tanto encanto como Granada— me permitieron afinar numerosos detalles sobre la Granada de 1830, la que vivió Mariana de Pineda y que aparece en las páginas de este libro. También a mi editor Alberto Marcos por sus indicaciones, después de una atenta lectura. Dejo para concluir, en modo alguno porque su papel sea menos importante en el resultado final, sino por todo lo contrario, unas palabras de cariño y reconocimiento a Cristina. Sus apreciaciones sobre la novela, sus comentarios acerca de lo que en ella se cuenta y la paciencia en los momentos difíciles que lleva implícita la concepción, preparación y redacción de una novela son, sencillamente, impagables.
J. C. P.