«La ciudad en ruinas yacía ante nosotros como un barco naufragado en alta mar que hubiera perdido sus mástiles, cuyo nombre hubiera desaparecido, cuya tripulación hubiera muerto, y nadie supiera decirnos de dónde procedía, ni a quién perteneció, ni cuánto tiempo había navegado, ni cuál había sido la causa del naufragio, y lo poco que de sus desaparecidos tripulantes pudiéramos averiguar estuviera basado en deducciones por ciertas analogías en la forma de construcción del barco, aunque acaso nunca pudiéramos saber nada con certeza».

PALABRAS DE JOHN L. STEPHENS A LA VISTA DE SU PRIMER DESCUBRIMIENTO