«Se supone que las encuadernadoras de libros son genios por naturaleza que recuperarán el viejo orden de las cosas. Quienes crean esto se verán desilusionados: somos mucho más».
The British Bookmaker, vol. 7, 1892-1893, pág. 7
«Los libros indecentes, aunque puedan ser útiles para los estudiantes o apreciados por los coleccionistas, no son virginibus puerisque. Considero que deberían ser utilizados con precaución incluso por los más viejos; deberían considerarse como un veneno y ser tratados en consecuencia. Deberían, por decirlo de alguna manera, ser claramente etiquetados».
SPENCER ASHBEE, introducción al Index Librorum Prohibitorum, 1877