Cada día vemos escritos en el calendario los nombres de los meses del año: enero, febrero, marzo…
Pero ¿cuál es su origen? Vamos a verlo.
Para empezar digamos que «calendario» es palabra derivada del latín calendae, nombre con el que los latinos indicaban el primer día del mes. Ésta era una invención latina desconocida por los griegos; por ello, cuando los romanos querían indicar que una cosa no se realizaría nunca decían que aquello se haría ad calendas groecas, es decir, nunca.
«Almanaque», en cambio, procede del hispanoárabe manah, equivalente a parada de un viaje, signo del zodiaco y, finalmente, calendario. Las diversas significaciones se explican si se supone que el Sol se detenía en doce lugares durante su viaje anual a través del ciclo. Estos lugares, relacionados con los signos del zodiaco se llaman «casas».
El año se divide en doce meses con nombres de origen muy claro, todos procedentes del latín:
Enero deriva de Ianuarius, es decir, mes de Jano, viejo dios tal vez de origen etrusco, símbolo del Sol y de la Luna y que tenía dos caras.
Febrero era el mes de la purificación, Februus, de Februarius. En su segunda quincena se celebraban las fiestas Lupercales, con solemnes purificaciones de los vivos y conmemoraciones de los difuntos.
Marzo estaba dedicado a Marte, el dios de la guerra, el antiguo Ares de los griegos, y en la primitiva Roma el año empezaba precisamente este mes. No debe olvidarse que, según la tradición, Marte era el padre de Rómulo, fundador de la ciudad.
Abril es el mes en que se abren Aprilís, las fuerzas de la naturaleza para la evolución de los vegetales. Es el mes de la primavera, en que la potencia genérica se abre con mayor intensidad en los hombres y las mujeres.
Mayo conmemoraba a Maia, hija de Allante, madre de Mercurio y símbolo de la festividad de los cereales.
Junio es el mes al que se le atribuyen dos orígenes distintos, según unos descendía de Juno, la reina del Olimpo, esposa de Júpiter, de rotundas formas inmortalizadas por Rubens. Según otra versión el nombre procede de Lucius Iunius Brutus, quien capitaneó la revolución que destronó al último rey de Roma e instauró la República.
Julio es conocido por estar dedicado a Iulius Caesar, nacido de un parto difícil provocado por una operación, que aún se practica hoy y que por ello se llama cesárea[20].
Agosto estaba, en cambio, dedicado a Cesar Octavio Augusto, primer emperador de Roma.
Y en cuanto a los demás nombres tienen un origen basado en adjetivos numerales.
Setiembre procede de septem, es decir, siete porque era el séptimo mes cuando, como se ha dicho, el año empezaba en marzo.
Octubre, de octo, ocho.
Noviembre, de novem, igual a nueve.
Diciembre, de decem, diez, por las mismas razones apuntadas.