Intervención en la Cámara sobre la masonería y la libre asociación[12]
PRESIDENTE: Tiene la facultad de hablar el honorable Gramsci.
GRAMSCI: El proyecto de ley contra las sociedades secretas[13] ha sido presentado a la Cámara como un proyecto de ley contra la masonería; que es el primer acto real del fascismo para afirmar la que el Partido fascista llama su revolución. […]
El fascismo, entonces, afirma hoy prácticamente que quiere «conquistar el Estado». ¿Qué significa esta frase que ya se ha convertido en un cliché? ¿Y qué significado tiene, en este sentido, la lucha contra la masonería? […]
La masonería, dada la forma en la que se constituyó Italia en unidad, dada la debilidad inicial de la burguesía capitalista italiana, la masonería ha sido el único partido real y eficiente que ha tenido la clase burguesa durante un largo tiempo. […]
Y como la masonería en Italia ha representado la ideología y la organización de la verdadera clase burguesa capitalista, quien está contra la masonería está contra el liberalismo y contra la tradición política de la burguesía italiana. Las clases rurales, que estaban representadas en el pasado por el Vaticano, ahora están representadas principalmente por el fascismo; es lógico, por tanto, que el fascismo haya reemplazado al Vaticano y a los jesuitas en su tarea histórica, por lo que las clases más atrasadas de la población ponen bajo su control la clase que ha sido decisiva en el desarrollo de la civilización; éste es el significado de la alcanzada unidad espiritual de la nación italiana, que habría sido un fenómeno de progreso hace cincuenta años, y que en cambio hoy es el mayor fenómeno de regresión…
La burguesía industrial no ha sido capaz de frenar al movimiento obrero. No ha sido capaz de controlar ni al movimiento obrero, ni a los revolucionarios rurales. La primera consigna instintiva y espontánea del fascismo, después de la ocupación de las fábricas, ha sido, por tanto, ésta: «Los campesinos controlarán a la burguesía urbana, que no sabe ser fuerte contra los obreros».
Si no me equivoco, entonces, honorable Mussolini, no era ésta su tesis, y entre el fascismo rural y el fascismo urbano, decía preferir el fascismo urbano… (Interrupciones).
MUSSOLINI: Debo interrumpirle para recordarle mi artículo de alto elogio del fascismo rural de 1921-1922.
GRAMSCI: Pero esto no es un fenómeno puramente italiano, aunque en Italia, por la mayor debilidad del capitalismo haya existido el mayor desarrollo […].
El problema, por tanto, es el siguiente: ¿la situación del capitalismo en Italia se ha reforzado o se ha debilitado tras la guerra, con el fascismo? ¿Cuáles eran las debilidades de la burguesía capitalista italiana antes de la guerra, debilidades que condujeron a la creación de ese determinado sistema político masónico que existía en Italia, que ha tenido su mayor desarrollo en el giolittismo?[14] Las máximas debilidades de la vida nacional italiana fueron en primer lugar la falta de materias primas, es decir, la incapacidad de la burguesía de crear en Italia una industria que tuviera sus raíces profundas en el país y que pudiera desarrollarse progresivamente, absorbiendo la excesiva mano de obra. En segundo lugar, la falta de colonias ligadas a la madre patria, por lo que a la burguesía le ha sido imposible crear una aristocracia obrera que podría ser un aliado permanente de la propia burguesía. En tercer lugar, la cuestión meridional, es decir, la cuestión de los campesinos, estrechamente vinculada al problema de la emigración, que es la prueba de la incapacidad de la burguesía italiana para mantener… (Interrupciones).
MUSSOLINI: También los alemanes han emigrado a millones.
GRAMSCI: El significado de la emigración en masa de los trabajadores es el siguiente: el sistema capitalista, que es el sistema predominante, no es capaz de dar alimentos, alojamiento y ropa a la población, y una gran parte de esta población se ve obligada a emigrar […]
[…] Usted se enjuaga siempre la boca con las afirmaciones más pueriles de una supuesta superioridad demográfica de Italia sobre otros países; siempre dice, por ejemplo, que Italia es demográficamente superior a Francia. Ésta es una cuestión que sólo las estadísticas pueden resolver perentoriamente, y yo a veces me ocupo de las estadísticas; ahora una estadística publicada en la posguerra, nunca desmentida, y que no puede ser desmentida, afirma que la Italia de antes de la guerra, desde el punto de vista demográfico, se encontraba ya en la misma situación que Francia después de la guerra; esto está determinado por el hecho de que la emigración aleja del territorio nacional a una masa tal de población masculina, productivamente activa, que los informes demográficos se vuelven catastróficos. En el territorio nacional se quedan los ancianos, las mujeres, los niños, los inválidos, es decir, la parte de la población pasiva, que grava sobre la población trabajadora en mayor medida que cualquier otro país, incluso Francia.
Ésta es la debilidad fundamental del sistema capitalista italiano, por lo que el capitalismo italiano está destinado a desaparecer rápidamente, porque el sistema capitalista mundial ya no funciona para absorber la emigración italiana, para explotar el trabajo italiano, que nuestro capitalismo es incapaz de dominar.
Los partidos burgueses, los masones, ¿cómo han tratado de resolver estos problemas?
Conocemos en la historia italiana de los últimos tiempos dos planes políticos de la burguesía para resolver la cuestión del gobierno del pueblo italiano. Hemos tenido la práctica giolittiana, el colaboracionismo del socialismo italiano con el giolittismo, es decir, el intento de establecer una alianza de la burguesía industrial con una cierta aristocracia obrera septentrional para oprimir, para someter a esta formación burguesa-proletaria la masa de los campesinos italianos, especialmente la del sur. El programa no tuvo éxito. […] Vosotros, fascistas, fuisteis los mayores artífices del fracaso de esta política, porque habéis nivelado a la misma miseria a la aristocracia obrera y a los campesinos pobres de toda Italia.
Hemos tenido el programa que podemos llamar del Corriere della Sera, diario que representa una fuerza considerable en la política nacional: 800 000 lectores son también un partido.
VOCES: Menos…
MUSSOLINI: ¡La mitad! Y además los lectores de los periódicos no cuentan. Ellos nunca han hecho una revolución. ¡Los lectores de los periódicos se han equivocado regularmente!
GRAMSCI: El Corriere della Sera no quiere hacer la revolución.
FARINACCI: ¡Tampoco l’Unità!
GRAMSCI: […] el Corriere della Sera siempre ha apoyado una alianza entre los industriales del norte y una cierta vaga democracia rural predominantemente meridional sobre la base del libre comercio. Ambas soluciones tendían esencialmente a dar al Estado italiano una base más amplia que la original, tendían a desarrollar las «conquistas» del Resurgimiento.
¿Qué oponen los fascistas a estas soluciones? Hoy oponen la ley llamada contra la masonería; dicen que así quieren conquistar el Estado. En realidad, el fascismo lucha contra la única fuerza organizada de manera eficiente que la burguesía tenga en Italia, para reemplazarla en la ocupación de los puestos que el Estado da a sus funcionarios. La «revolución» fascista es sólo la sustitución de un personal administrativo por otro.
MUSSOLINI: ¡De una clase a otra, como ocurrió en Rusia, como ocurre normalmente en todas las revoluciones, como nosotros haremos metódicamente! (Aprobaciones).
GRAMSCI: Sólo es revolución la que se basa en una nueva clase. El fascismo no se basa en ninguna clase que no estuviera ya en el poder…
MUSSOLINI: Pero si la mayoría de los capitalistas están en contra, pero si os cito a los grandísimos capitalistas que votan en contra de nosotros, que están en la oposición: los Motta, los Conti…
FARINACCI: ¡Y subvencionan a los periódicos subversivos! (Comentarios).
MUSSOLINI: La alta banca no es fascista, ¡y usted lo sabe!
GRAMSCI: La realidad, entonces, es que la ley contra la masonería no es principalmente contra la masonería; el fascismo llegará fácilmente a un compromiso con los masones.
MUSSOLINI: ¡Los fascistas han quemado las logias de los masones antes de hacer la ley! Así que no hay necesidad de compromisos.
GRAMSCI: Hacia la masonería el fascismo aplica, intensificándola, la misma táctica que ha aplicado a todos los partidos burgueses no fascistas: en un primer momento ha creado un núcleo fascista en estos partidos; en un segundo período ha tratado de explicarle a los otros partidos las fuerzas que mejor le convenían, al no haber obtenido el monopolio como se proponía…
FARINACCI: ¿Y nos llamáis tontos?
GRAMSCI: No seríais tontos si fuerais capaces de resolver los problemas de la situación italiana…
MUSSOLINI: Los resolveremos. Ya hemos resuelto varios.
GRAMSCI: […] ¿Qué se hace cuando un enemigo es fuerte? Primero se le rompen las piernas, después se obtiene el compromiso en condiciones de evidente superioridad.
MUSSOLINI: ¡Primero se le rompen las costillas, después se le mete preso, como vosotros habéis hecho en Rusia! ¡Vosotros hacéis vuestros prisioneros, después los retenéis, y os sirven! (Comentarios).
GRAMSCI: Hacer prisioneros significa, precisamente, llegar a un compromiso: por eso nosotros decimos que en realidad la ley se ha hecho especialmente contra las organizaciones obreras. Preguntamos por qué desde hace varios meses, sin que el Partido Comunista haya sido declarado una organización criminal, los carabineros arrestan a nuestros compañeros cada vez que se encuentran reunidos en número de al menos tres…
MUSSOLINI: Hacemos lo que hacéis en Rusia…
GRAMSCI: En Rusia hay leyes que son observadas: vosotros tenéis vuestras leyes…
MUSSOLINI: Vosotros hacéis redadas formidables. ¡Las hacéis muy bien! (Se ríe).
GRAMSCI: En realidad, el aparato policial del Estado [italiano] ya considera al Partido Comunista como una organización secreta.
MUSSOLINI: ¡No es verdad!
GRAMSCI: Mientras tanto se arresta sin ningún cargo específico a todo el que sea encontrado en una reunión de tres personas, sólo porque es comunista, y es encerrado en la cárcel.
MUSSOLINI: Pero pronto son puestos en libertad. ¿Cuántos están en la cárcel? ¡Los pescamos simplemente para conocerlos!
GRAMSCI: Es una forma de persecución sistemática que anticipa y justificará la aplicación de la nueva ley. El fascismo adopta los mismos sistemas del gobierno Giolitti. Hacéis como hacían en el sur los guardias giolittianos que arrestaban a los votantes de la oposición… para conocerlos.
UNA VOZ: Hubo un solo caso. Usted no conoce el sur.
GRAMSCI: ¡Soy del sur!
[…]
UNA VOZ: Hable de la masonería.
GRAMSCI: Quiere que hable de la masonería. Pero en el título de la Ley ni siquiera menciona a la masonería, se habla sólo de las organizaciones en general. En Italia, el capitalismo ha podido desarrollarse porque el Estado ha presionado a las poblaciones campesinas, especialmente en el sur […] Deberían devolverle al sur los cientos de millones de impuestos que cada año extorsionáis a la población del sur.
MUSSOLINI: ¡Vosotros no hacéis pagar los impuestos en Rusia!…
UNA VOZ: ¡En Rusia roban, no pagan impuestos!
GRAMSCI: Ésta no es la cuestión, querido colega, […] se trata del hecho de que cada año el Estado extorsiona a las regiones del sur una suma de impuestos que no devuelve de ninguna manera…
MUSSOLINI: No es cierto.
GRAMSCI: […] sumas que el Estado extorsiona a las poblaciones campesinas del sur para proporcionarle una base al capitalismo de la Italia del norte. (Interrupciones, comentarios.) […] Vosotros, fascistas, vosotros, gobierno fascista, a pesar de toda la demagogia de vuestros discursos, no habéis superado esta contradicción que era ya radical; […]
Vosotros podéis «conquistar el Estado», podéis modificar los códigos, vosotros podéis tratar de impedir a las organizaciones que existan en la forma en la que existían hasta ahora; no podéis prevalecer sobre las condiciones objetivas en las que estáis obligados a moveros. […]
MUSSOLINI: ¡El Partido Comunista tiene menos miembros que el partido fascista italiano!
GRAMSCI: Pero representa a la clase obrera.
MUSSOLINI: ¡No la representa!
FARINACCI: La traiciona, no la representa.
GRAMSCI: El vuestro es un consenso obtenido con el palo. […]
En conclusión: ¡la masonería es la pequeña bandera que sirve para hacer pasar la mercancía reaccionaria antiproletaria! […] (Interrupciones).
PRESIDENTE: ¡Pero no se interrumpan! Dejen hablar. ¡Usted, sin embargo, señor Gramsci, no ha hablado de la ley!
ROSSONI: ¡La ley no es contra las organizaciones!
GRAMSCI: Honorable Rossoni, eso mismo es un inciso de la ley contra las organizaciones. Los obreros y los campesinos deben saber que no conseguiréis impedir que el movimiento revolucionario se fortalezca y se radicalice. (Interrupciones, ruido). Porque eso sólo representa hoy la situación de nuestro país… (Interrupciones).
PRESIDENTE: Honorable Gramsci, este concepto lo ha repetido tres o cuatro veces. ¡Tenga la bondad! ¡No somos el jurado, al que se le debe repetir muchas veces la misma cosa!
GRAMSCI: Muy al contrario, es necesario repetirlo, es necesario que lo oigáis hasta la náusea.