Pasé por la floristería Downtown por la mañana para comprar unas flores. Luego, cogí un taxi para ir a Warwick.
—Se alegrará de verte —dijo la madre de Gloria mientras me hacía pasar—. Ha seguido las noticias y estaba preocupada por ti.
¿Estaba preocupada por mí?
Gloria se levantó del sofá donde había estado viendo la televisión, se acercó al centro de la sala y me dio un fuerte abrazo. Entonces caí en la cuenta de que no me dolían tanto las costillas. Supongo que ella también se encontraba mejor.
Nos sentamos juntos en el sofá y nos pusimos al día. Le conté que todavía no había noticias de Rosie y que esperaba que en breve volverían a admitirme en el periódico. Me contó que la operación de la mano había ido bien y que la semana siguiente se sometería a su primera operación de cirugía estética. Sus moratones se habían suavizado y el miedo de su mirada había desaparecido. Estaba animada y parecía esperanzada. Tenía la sonrisa curvada, pero era una sonrisa, al fin y al cabo.
Antes de marcharme le pregunté si podía prestarme el coche.
—Quédatelo todo lo que quieras —dijo—. Con un solo ojo creo que tardaré bastante en reunir el valor suficiente para conducir.
Sacó las llaves del bolso y me las puso en la palma de la mano.