[1] Philippe IV le Bel (Fontainbleau 1268-1314), rey de Francia entre 1285 y 1314. <<
[2] Louis X le Hutin: el término hutin, que significa querellador o litigante, cayó en desuso en el francés moderno, y sólo perdura como sobrenombre de este rey, hijo de Philippe le Bel y Juana de Navarra, que vivió entre 1289 y 1316, y reinó en Francia (1314-1316) y Navarra (1305-1316). <<
[3] Chuanería: del francés chouannerie, que designaba a los campesinos que luchaban por la causa monárquica en la Bretaña y la Vendée tras la revolución de 1789. El término procede del nombre de guerra del bretón Jean Cottereau: Jean Chouan. Con el apoyo de la iglesia, maltratada por la política revolucionaria, y los caudillos locales, que no toleraban el centralismo financiero y administrativo de la 1.a República, mantuvieron una sangrienta guerra de guerrillas entre 1892 y 1896, año en que fueron derrotados por el general Hoche. Hubo dos nuevos levantamientos en 1799 y 1804, ambos rápidamente sofocados por Napoleón. El conflicto arrojó un saldo de 500.000 muertos. <<
[4] Réveil du peuple: «Despertar del pueblo», canción escrita en 1795 por Jean-Marie Souriguiere y musicada por Pierre Gaveaux, utilizada tanto por monárquicos como por los opositores al círculo jacobino de Robespierre como himno de batalla, opuesto a la republicana Marsellesa. Ante la subida al poder de Napoleón y la derrota de los partidos realistas, la canción cayó en desuso. La letra es como sigue:
Pueblo francés, pueblo de hermanos,
¿Puedes ver, sin estremecerte de horror,
cómo el crimen enarbola los estandartes
de la masacre y el terror?
Soportas que una horda atroz
de asesinos y canallas
contamine con su aliento feroz
el territorio de los vivos.
¿Por qué esta lentitud despiadada?
Apresúrate, pueblo soberano,
a entregar a los monstruos del Tainarón
a estos bebedores de sangre humana.
¡Guerra a todos los agentes del crimen!
Persigámoslos hasta la muerte;
¡comparte el horror que me anima!
No se nos escaparán.
¡Ah, que mueran esos infames
y esos degolladores insaciables,
que llevan en el fondo de sus almas
el crimen y el amor a los tiranos!
Manes que plañís por la inocencia,
quedad en paz en vuestras tumbas;
el día tardío de la venganza
hace por fin palidecer a vuestros verdugos.
¡Mirad cómo tiemblan!
¡No se atreven a huir, los criminales!
Los restos de sangre que vomitan
acaban de traicionarles.
Sí, juramos sobre vuestras tumbas,
por nuestro país desgraciado,
que haremos una hecatombe
con estos caníbales horrendos.
Representantes de un pueblo justo,
¡oh vosotros, legisladores humanos
cuya augusta templanza
hace temblar a nuestros viles asesinos!
Seguid el camino de vuestra gloria;
vuestros nombres, caros a la humanidad,
vuelan hacia el templo de la memoria,
en el seno de la inmortalidad. <<