Entre tantos libros que me apetece leer se encuentran los dos volúmenes de Lefebvre des Noëttes titulados L’attelage, le cheval de selle à travers les âges y Contributions à l’histoire de l’esclavage[30] (Picard, París, 1931). No sé si algún día tendré tiempo para leerlos. Pero las conclusiones de estos documentados estudios me parecen, después de haber leído una larga recensión, de una importancia excepcional. El autor demuestra, entre otras cosas, que las tan famosas calzadas romanas eran inapropiadas tanto para los viajes individuales como para los transportes comerciales. Tal conclusión cambia radicalmente nuestro juicio histórico. Pero escuchen lo que viene a continuación:
Del estado rudimentario de las técnicas de transporte por ruta, el autor deduce la ineluctable necesidad del transporte efectuado por hombres; la insuficiencia de la tracción animal es la principal causa de la esclavitud que, en el mundo occidental, se debilita y extingue, sin ninguna intervención legislativa, en la Edad Media, para reaparecer, con todo su rigor, en la América del siglo XVI por las mismas razones que motivaron su existencia en el mundo antiguo.
He ofrecido esta extensa cita de la recensión del libro de Noëttes porque me parece una magnifica apología del hombre. Éste es, en efecto, mucho menos malo de lo que parece. Sus instintos, a veces, son suyos solamente a medias; la otra mitad es una creación de la geografía. Alguien, un gran estudioso, demuestra que la esclavitud no es tanto una creación del hombre como de la geografía. ¿No se trata de una verdadera voluptuosidad moral?…