Me resulta difícil entender la necesidad de algunos escritores, algunas veces muy grandes escritores, de recurrir a metáforas y comparaciones. Y todavía entiendo menos su técnica, su juego mental. ¿Cómo es posible sorprender una cosa, delimitarla y evocarla, si en el mismo instante en que la «evocas sobre el papel» sientes la necesidad de abandonarla, de compararla con otra cosa, de transfigurarla? No entiendo qué mecanismos desconocidos se ponen en marcha en la mente de un escritor al escribir: «Sus manos, como lámparas, recogen el temblor del pájaro, cuerpo de tiniebla dispersa…». Demos por sentado que esta frase no es una burda copia, que no está construida sobre precisos y aburridos modelos. Supongamos que expresa algo, algo pensado, intuido, visto mentalmente por el escritor justo en el mismo instante de su plasmación. ¿Por qué milagro se ha desvanecido el elemento concreto (gesto, estado de ánimo, hecho, acontecimiento, episodio, «atmósfera», llamadlo como queráis) que el escritor quería representar? Me resulta muy difícil rehacer este itinerario. Sin duda, estamos hablando de estructuras mentales diferentes, y alguien a quien no le ha salido una metáfora en su vida (como es mi caso) no puede intuir estos procesos. Sin embargo, me pregunto: ¿cómo puede la metáfora llegar a dominar hasta tal extremo el espíritu de un escritor, cómo puede llegar a imponerle una técnica tan automática? Y sobre todo me pregunto: ¿cómo no llega a marearse el escritor que asiste a esta disolución de sus objetos mentales en el mismo acto de su revelación? No puede ser tan sencillo ver cómo, «debajo de tus propias narices», todo se transforma, se macera, se licúa, se evapora; objetos que aparecen y desaparecen, llamados por otros y expresados por otra cosa que lo que ellos son en su inmediatez; un río aterrador en el que todo se pierde entre evocaciones, alegorías y metáforas. Me parece alucinante la libertad que se arrogan de repente las cosas, este derecho a expandirse al infinito, de desbordar y salir de sus cauces, de correr arriba y abajo, de invadirlo todo, en búsqueda de un signo que «las exprese». Es muy difícil apuntar todo lo que «ves» dentro de tu campo mental, en el mismo instante de la composición. Y si encima se le añade esta «libertad» que los objetos se arrogan para disfrazarse o sustituirse los unos a los otros, según su propio albedrío o fantasía, según su magia oscura, ¿qué pasará?
Es impropio utilizar aquí el término «magia», porque lo que llamamos generalmente «correspondencia mágica» tiene otra función que la metáfora y, en un sentido más amplio, que la comparación. Entre todos los niveles de la realidad, entre todos los planos de lo real existen ciertas correspondencias, pero éstas no pueden ser descubiertas ni por la mera fantasía literaria ni por la libertad automática de las imágenes. Por otra parte, estas correspondencias no tienen nada de sorprendente, espontáneo o encantador en ellas. Todo lo contrario: casi siempre parecen vulgares e insignificantes. Y las metáforas, tengo entendido, aspiran a la originalidad, la sorpresa y el asombro.
Podría tratarse, sin embargo, de una «magia oscura»; es decir, de un cierto frenesí que va impregnando las palabras, los sentidos, las imágenes; de su rebelión contra las normas y contra lo concreto; el acto demoníaco de la descomposición y la disgregación, de la auto-anulación. También en los ritos orgiásticos se trata de una «magia oscura». La orgía no significa solamente la sensualidad violenta y sangrienta, sino también una evasión de las normas, de las leyes; la superación de la personalidad, la pérdida en la masa, la anulación de la identidad. El rito del «cambio», la sustitución de la «identidad», son muy frecuentes en las orgías; las mujeres pertenecen a todo el mundo y en una orgía ocurren no solamente adulterios, sino también incestos. En una orgía cada uno puede ser otra persona u otra cosa; puede sustituir a otro, arrogarse su identidad, hacerse pasar por él.
¿Acaso no ocurre lo mismo con la metáfora y con el abuso de comparaciones, cuando cualquier cosa puede ser expresada por cualquier otra?…