Analogías

El «nuevo romanticismo» de nuestra época es un hecho bastante controvertido. Según algunos sociólogos, a la mentalidad europea creada después de la Revolución y las guerras napoleónicas le correspondería la mentalidad creada después de la Revolución rusa y la guerra europea.

No sé cuánta verdad se esconde en esta afirmación. Pero no dejan de sorprenderme extrañas correspondencias entre el Romanticismo y la Época Moderna.

Al racismo contemporáneo y sus implicaciones biológicas (el nudismo, la pureza de sangre, el deporte como vehículo de la fuerza) le corresponde el interés romántico por los «hombres primitivos» (germánicos, bárbaros, «primitivos», amerindios), considerados puros, sencillos e incontaminados por la civilización.

Al desprecio por la «razón», desprecio eminentemente romántico, le corresponde hoy la apología de la fuerza, el heroísmo y las grandes hazañas.

El gran error romántico con respecto a la «persona humana» (la aparición del «individuo» y su problemática, el alejamiento del sentido y el valor clásico del hombre) encuentra su más acabada correspondencia en la gran confusión moderna entre el «individuo» y la persona, confusión que conduce fatalmente a un colectivismo mal entendido (de orden político, etcétera).

Y por fin, otra gran similitud entre el Romanticismo y la mentalidad moderna: se vuelve a plantear el problema de la muerte y de la nada (la renovación del pensamiento católico, Klages, Heidegger, etc.), problema que tanto el positivismo como las filosofías de principio de siglo habían descuidado casi por completo.