Al lector

Después de Solilocvii (1932) y Oceanografie (1934), la presente colección es el tercer volumen de notas y ensayos que entrego al lector. Exceptuando dos artículos (aparecidos en 1932), las páginas reeditadas en este volumen fueron escritas entre los años 1935 y 1939. No pertenecen tanto al género del diario íntimo cuanto al género de los cuadernos de trabajo, y fueron publicadas en revistas (la mayoría en Vremea) con la expresa intención de reunirlas algún día en un solo volumen. Parte de las presentes notas fueron redactadas con la esperanza de retomarlas y ampliarlas en un futuro cercano. Sin embargo, las reedito ahora en la forma fragmentaria y sucinta que tenían cuando salieron de mi pluma. Por una parte, porque su elaboración se ha visto retrasada indefinidamente, habiendo dejado el autor hace tiempo de ser el dueño imperturbable de su propia producción. Por otra parte, porque, en su eventual forma técnica y ampliada, dejarían de ser accesibles para el lector al que está destinado el presente libro, por la sencilla razón de que en tal caso su sitio más apropiado serían las revistas especializadas y de difusión limitada. Siempre he tenido un lector inconformista, que no se contentaba con la lectura de mis novelas y ensayos, sino que conservaba una curiosidad intacta por otro tipo de obras, menos fáciles, se entiende, pero tan significativas como las primeras. Es una suerte haber encontrado a este lector y sentirlo tan cercano. Un lector que no reivindica derechos sobre mi producción y al que no le molesta que, después de Maitreyi[1], le ofrezca una novela difícil, y después de Huliganii[2], unos cuentos fantásticos. Algunos de mis libros (Santier, Oceanografie, Alquimie asiatica[3]), que hace diez o quince años difícilmente habrían encontrado un editor, están ahora agotados gracias al lector inconformista, que no se asusta ni de un diario íntimo, ni de la confesión patética, ni de los estudios técnicos que dejan adivinar un estilo de pensamiento. Jamás he escrito para adular o retener al lector, y este mérito (porque sin duda se trata de un mérito) lo reivindico para toda mi producción. Ciertamente me ha alegrado el «éxito de público» de una novela como Maitreyi, pero no me ha impedido seguir escribiendo para el lector inconformista, para su curiosidad intelectual, para su sensibilidad intacta.

Siempre he tenido la certeza de que el deber del escritor es recurrir a la inteligencia del lector, a su cultura y a su daimon teórico. Dudo de que la mejor manera de hacerse querer y comprender sea escribiendo libros «fáciles». Por eso publico con fruición una nueva colección de ensayos y fragmentos. El lector podrá encontrar en las páginas de este libro suficientes puntos de contacto entre mi producción literaria y el otro grupo de escritos, los más teóricos. No sé si estos últimos aclaran un poco más mi «literatura»; pero estoy seguro de que la completan.

Quiero dar las gracias, también aquí, a mis amigos Vladimir y Constantin Donescu, sin cuya atenta colaboración no habría podido ver la luz el presente volumen.

MIRCEA ELIADE