“No la amo porque sus labios sean dulces, ni brillantes sus ojos,
ni sus párpados suaves; no la amo porque entre sus dedos salte mi gozo
y juegue como juegan los días con la esperanza; no la amo porque al
mirarla sienta en la garganta el agua y al mismo tiempo una sed
insaciable; la amo sencillamente porque no puedo hacer otra cosa que
amarla. Si yo pudiera mandar en mi amor, quizá no la querría,
pero a tanto no llega mi poder”.
Califa Abdedoba
(Extractado del libro “El amor mágico y
la sexualidad sagrada”
de Ramiro Calle)