No por mi acento, del cual no perdí ni un ápice cuando vine a vivir a Inglaterra, sino más bien mi temperamento, esa parte típicamente escocesa de mi carácter, promiscua, agresiva, mezquina, morbosa y, pese a mis mejores deseos, profundamente deísta.
Era, y siempre seré, un prófugo asqueroso del museo de historia antinatural…
PHILIP KERR, The Unnatural History Museum.