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—Hemos ganado la batalla, pero no la guerra —dijo Elena con tristeza.

Tenía la impresión de que era el día siguiente a la pelea con los gemelos kitsune. No podía estar segura de nada excepto de que estaba viva, que Stefan no estaba y que Damon volvía a ser el de antes.

—A lo mejor porque no teníamos a mi precioso hermano —dijo él, como para darle la razón.

Iban en el Ferrari, intentando localizar el Jaguar de Elena… en el mundo real.

Elena fingió ignorarlo. También hizo caso omiso del suave pero vagamente irritante siseo que procedía de algún aparato que él había instalado, que sencillamente parecía emitir voces y energía electroestática.

¿Una nueva clase de tablero ouija? ¿Audio en lugar de todo aquel tedioso deletrear?

Elena se sintió estremecer interiormente.

—Sí que diste tu palabra de ir conmigo y encontrarlo. Lo juro por… por el Otro Mundo.

—Tú me dices que lo hice, y tú no eres ninguna mentirosa; al menos, no conmigo. Puedo leer tus expresiones faciales ahora que eres humana. Si te di mi palabra, te di mi palabra.

«¿Humana? —pensó Elena—. ¿Lo soy? ¿Qué soy?… ¿con la clase de poderes que tengo? Incluso Damon puede ver que el Bosque Viejo ha cambiado en el mundo real. Ya no es un bosque antiguo y medio muerto. Hay flores de primavera en pleno verano. Hay vida por todas partes.»

—Y en todo caso, me concederá muchísimo tiempo para estar a solas contigo… mi princesa de la oscuridad.

«Y ya hemos vuelto a eso otra vez —pensó cansinamente Elena—. Pero me dejaría aquí tirada si le sugiriera ni una sola vez que habíamos reído y paseado por un claro juntos… con él arrodillado para ajustar mi escabel. Incluso yo empiezo a preguntarme si fue real.»

Hubo un leve topetazo… aunque era difícil estar seguro de ello, tal y como conducía Damon.

—¡Lo pesqué! —se aclamó él a sí mismo.

Y luego, cuando Elena giró la cabeza, lista para dar un golpe de volante para hacerle parar, añadió con frialdad:

—Era un pedazo de neumático, para tu información. No hay muchos animales que sean negros, arqueados y con un grosor de unos pocos centímetros.

Elena no comentó nada. ¿Qué se podía decir a las ocurrencias de Damon? Pero en su fuero interno le produjo alivio que Damon no tuviera por costumbre atropellar a animalillos peludos como diversión.

«Vamos a estar juntos él y yo solos durante bastante tiempo», se dijo; y entonces reparó en que había otro motivo por el que no podía limitarse a enviar a Damon al cuerno. Shinichi había colocado la localización de la celda de Stefan en la mente de Damon, no en la suya; así que lo necesitaba desesperadamente, para que la llevase a aquel lugar, y para combatir a quienquiera que mantuviese cautivo a Stefan.

Pero era estupendo que él hubiese olvidado que ella tenía poderes. Así podía guardárselo para cuando lo necesitara.

Y justo en aquel momento, Damon exclamó: «¿Qué dia…?», y se inclinó hacia adelante para ajustar diales en aquel aparato que no era una radio.

—… pidiendo; a todas las unidades, hay que localizar a un tal Matthew Honeycutt, varón caucásico, metro ochenta, cabello rubio, ojos azules…

—¿Qué es eso? —inquirió Elena.

—Un escáner que capta la radio de la policía. Si quieres vivir de verdad en este gran país cuna de la libertad, es mejor saber cuándo salir corriendo…

Damon, no empieces a explicarme tu estilo de vida. Me refería a ¿qué era eso sobre Matt?

—Parece que han decidido declararle culpable, finalmente. Caroline no obtuvo demasiada venganza anoche. Imagino que está intentando resarcirse así.

—Entonces tenemos que llegar hasta él primero; podría sucederle cualquier cosa si permanece en Fell's Church. Pero no puede coger su coche y no cabrá en éste. ¿Qué vamos a hacer?

—¿Dejárselo a la policía?

—No, por favor. Tenemos que… —empezaba a decir Elena, cuando en un claro a la izquierda, como una especie de visión enviada para aprobar su plan, apareció el Jaguar.

—Ese es el coche que cogeremos —dijo a Damon en tono categórico—. Al menos es espacioso. Si quieres tu escáner policial o como se llame en él, entonces será mejor que empieces a desinstalarlo de éste.

—Pero…

—Yo traeré a Matt. Soy la única a la que escuchará. Luego dejaremos el Ferrari en el bosque… o lo arrojaremos al arroyo, si lo prefieres.

—El arroyo, no faltaba más.

—En realidad, puede que no tengamos tiempo para eso. Tan sólo lo dejaremos en el bosque.

Matt miró a Elena fijamente.

—No. No huiré.

Elena concentró toda la intensidad de sus ojos azules en él.

—Matt, sube al coche. Ahora. Tienes que hacerlo. El padre de Caroline está emparentado con el juez que firmó la orden para detenerte. Es un linchamiento, dice Meredith. Incluso Meredith te pide que huyas. No, no necesitas ropa; conseguiremos ropa.

—Pero… pero… no es cierto…

—Harán que sea verdad. Caroline llorará y sollozará. Jamás pensé que una chica haría esto para obtener venganza, pero Caroline es única en su clase. Se ha vuelto loca.

—Pero…

—¡Te he dicho que subas! Estarán aquí en cualquier momento. Ya han estado en tu casa y en casa de Meredith. ¿Qué haces en la de Bonnie, de todos modos?

Bonnie y Matt intercambiaron miradas.

—Esto…, vine a echarle un vistazo al coche de la madre de Bonnie —dijo Matt—. Vuelve a estar estropeado, y…

—¡Olvídalo! ¡Ven conmigo! Bonnie, ¿qué estás haciendo? ¿Devolviéndole la llamada a Meredith?

Bonnie dio un pequeño brinco.

—Sí.

—Dile adiós y que la queremos, y adiós. Cuidad de la ciudad… Estaremos en contacto…

Mientras el Jaguar rojo se alejaba, Bonnie habló por el teléfono.

—Tenías razón. Se lleva al estudiante sobresaliente. No sé si Damon va con ellos… No estaba en el coche.

Escuchó durante un momento y luego dijo: —De acuerdo, lo haré. Nos vemos. Colgó y se puso en acción.

Querido Diario:

Hoy me he escapado de casa.

Imagino que uno no puede llamarlo realmente escaparse cuando casi se tienen los 18 y te llevas tu propio coche… y cuando, para empezar, nadie sabía que estabas en casa. Así que simplemente diré que esta noche me doy a la fuga.

La otra cosa un tanto chocante es que huyo con dos chicos distintos. Y ninguno de ellos es mi chico.

Digo esto, pero… no puedo evitar recordar cosas. La expresión en los ojos de Matt en el claro; sinceramente creo que estaba dispuesto a morir para protegerme. No puedo evitar pensar sobre lo que fuimos en una ocasión el uno para el otro. Esos ojos azules… Vaya, ¡no sé qué es lo que me pasa!

Y Damon. Ahora sé que hay carne llena de vida bajo las capas y capas de piedra con que ha envuelto su alma. Está profundamente oculta, pero está ahí. Si quiero ser honrada conmigo misma, tengo que admitir que toca algo en lo más profundo de mi ser que consigue que me estremezca… una parte de mí que ni siquiera yo comprendo.

¡Elena! ¡Para ahora misino! No puedes acercarte a esa parte oscura de ti, en especial ahora que tienes Poder. No te atrevas a acercarte a ella. Todo es diferente. Tienes que ser más responsable (¡algo que no se te da nada bien!).

Y Meredith tampoco estará aquí para ayudarme a ser responsable. ¿Cómo va a poder salir bien esto? ¿Damon y Matt en el mismo coche? ¿En un viaje por carretera juntos? ¿Puedes imaginarlo? Esta noche, era tan tarde y Matt estaba tan aturdido por la situación que en realidad no podía asimilar nada. Y Damon se limitó a sonreír con aire de suficiencia. Pero estará en una forma demoníaca mañana, lo sé.

Todavía pienso que fue una gran lástima que Shinichi tuviera que quitarle las Alas de Redención a Damon junto con sus recuerdos. Pero creo firmemente que, en lo más profundo, existe una parte diminuta de Damon que recuerda cómo era él cuando estuvimos juntos. Y ahora tiene que comportarse peor que nunca para demostrar que lo que recuerda era todo una mentira.

Así que mientras lees esto, Damon — sé que te harás con esto de algún modo y fisgonearás —, permite que te diga que fuiste agradable durante un tiempo, realmente AGRADABLE, y fue divertido. Conversamos. Incluso reímos… de las mismas bromas. Y tú… tú fuiste muy tierno.

Y ahora te dedicas a decir: «¡Bah! Es otra estratagema de Elena para hacerme pensar que puedo cambiar completamente; pero yo sé adónde voy, y no me importa». ¿Te suena eso, Damon? ¿Le has dicho esas palabras a alguien recientemente? Y si no es así, ¿cómo las conozco yo? ¿Podría ser que por una vez esté diciendo la verdad?

Ahora voy a olvidar que estás ensuciando totalmente tu honor al leer cosas privadas que no son cosa tuya.

¿Qué más?

Primero: echo en falta a Stefan.

Segundo: no preparé las maletas. Matt y yo pasamos por la casa de huéspedes, y él se llevó el dinero que Stefan me dejó mientras yo sacaba un montón de ropa del armario; a saber lo que he cogido: los tops de Bonnie y los pantalones de Meredith, y ni un camisón decente que ponerme.

Pero al menos también te cogí a ti, valioso amigo, un regalo que Stefan guardaba para mí. En realidad nunca me gustó teclear en un archivo llamado «Diario». Los libros en blanco como tú son más mi estilo.

Tercero: echo en falta a Stefan. Le echo en falta tan terriblemente que lloro mientras escribo sobre ropa. Parece que llore por ese motivo, lo que me hace parecer insensatamente superficial. Oh, a veces simplemente quiero gritar.

Cuarto: quiero gritar ahora. Hasta que no regresamos a Fell's Church no descubrimos qué horrores nos habían dejado los malachs. Hay una cuarta chica que creo que podría estar poseída del mismo modo que Tami, Kristin y Ava; no pude saberlo con exactitud, así que no pude hacer nada. Tengo la sensación de que desde luego no nos hemos deshecho definitivamente de todo esto de la posesión.

Quinto: lo peor es lo que sucedió en casa de los Saitou. Isobel está en el hospital con infecciones terribles en todas las perforaciones que se hizo. Obaasan, como todo el mundo llama a la abuela de Isobel, no estaba muerta como pensaron los primeros médicos que llegaron allí. Estaba en un profundo trance… para entrar en contacto con nosotros. Si parte del valor que conseguí, parte de la fe en mí misma, se debió realmente a ella, es algo que nunca sabré.

Pero en el cuarto de trabajo estaba Jim Bryce. Se había… ah, no puedo escribirlo. ¡Era el capitán del equipo de baloncesto! Pero se había comido parte de sí mismo: toda la mano izquierda, la mayor parte de los dedos de la mano derecha, los labios. Y se había introducido un lápiz en el cerebro a través de la oreja. Dicen (me enteré de esto por Tyrone Alpert, el nieto de la doctora) que recibe el nombre de síndrome de Lesch-Nyhan (¿está bien escrito? sólo lo oí decir) y que es poco corriente, pero que hay otros igual que él. Eso es lo que dicen los médicos. Yo sostengo que fue un malach quien lo obligó a hacerlo. Pero no quisieron dejarme entrar para quitárselo.

Ni siquiera puedo decir que esté vivo. Y tampoco que esté muerto. Lo ingresarán en una institución donde tratan casos que requieren un tratamiento largo.

Fracasamos. Yo fracasé. No fue realmente culpa de Jim. Estu vo con Caroline tan sólo una noche, y a partir de ahí les transmitió los malachs a su novia y a su hermana pequeña Tami. Luego tanto Caroline como Tami los transmitieron a otras personas. Intentaron introducírselo a Matt, pero él no estaba dispuesto a permitirlo.

Sexto: las tres niñas que sin la menor duda fueron infectadas estaban todas a las órdenes de Misao, por lo que dijo Shinichi. Ellas dicen que no recuerdan nada sobre haberse decorado y sobre haber hecho proposiciones indecentes a desconocidos. No parecen recordar nada sobre el tiempo que estuvieron poseídas y actúan como niñas muy distintas ahora. Se muestran agradables. Tranquilas. Si pensara que Misao se dio por vencida sin problemas entonces estaría segura de que estarán bien.

Peor es pensar en lo de Caroline. Fue una amiga en el pasado y ahora… bueno, ahora creo que necesita ayuda más que nunca. Damon obtuvo acceso a sus Diarios; mantenía su propio Diario grabándose en vídeo, y la contemplamos hablar al espejo… y contemplamos cómo el espejo le contestaba. La mayor parte del tiempo era su imagen la que aparecía, pero a veces, al principio o al final de una sesión, era la cara de Shinichi. Es apuesto, aunque un poco salvaje. Puedo comprender que Caroline pudiese prendarse de él y aceptar ser la portadora de los malachs a la ciudad.

Eso ha acabado. Usé el resto de cualquier poder que sé que tengo extrayéndoles los malachs a esas chicas.

Caroline, por supuesto, no quiso permitir que me acercara a ella.

Y luego estaban aquellas fatídicas palabras de Caroline: «¡Necesito un esposo!». Cualquier chica sabe lo que eso significa. Cualquier chica siente lástima de otra que dice eso, incluso aunque se tengan antipatía.

Caroline y Tyler Smallwood salían juntos hasta hace unas dos semanas. Meredith dice que Caroline lo dejó, y que su secuestro por parte de Klaus fue la venganza de Tyler. Pero si antes de eso habían estado durmiendo juntos sin protección (y Caroline es lo bastante estúpida como para hacerlo), desde luego podría haberse quedado embarazada y haber estado buscando a otro chico en el momento en que Shinichi apareció. (Que fue justo antes de que yo… regresara a la vida.) Ahora está intentando adjudicárselo a Matt. Fue pura mala suerte que dijese que sucedió la misma noche que el malach atacó a Matt y que aquel anciano de la Guardia Vecinal viese a Matt llegar a casa en el coche y desmayarse sobre el volante como si estuviese borracho o drogado.

O a lo mejor no fue simple mala suerte. A lo mejor todo eso fue también parte del juego de Misao.

Ahora voy a dormir. He estado pensando demasiado. Tengo muchas preocupaciones. Y, bueno, ¡echo en falta a Stefan! El me ayudaría a lidiar con los problemas con aquel modo de actuar suyo tan dulce pero perspicaz.

Estoy durmiendo dentro del coche con las puertas bloqueadas. Los chicos duermen fuera. Al menos, así es como hemos empezado… a insistencia suya. Al menos se han puesto de acuerdo en eso.

No creo que Shinichi y Misao vayan a permanecer alejados de Fell's Church durante mucho tiempo. No sé si dejarán tranquila la ciudad durante unos pocos días, o semanas, o unos cuantos meses, pero Misao se curará y acabarán regresando a por nosotros.

Eso significa que Damon, Matt y yo… somos fugitivos en dos mundos.

Y no tengo ni idea de qué va a suceder mañana.

Elena