Querido diario:
Estoy tan asustada que apenas puedo sostener esta pluma. [Escribo en letra de imprenta en lugar de cursiva, porque de ese modo tengo más control] ¿Qué es lo que me aterra, preguntas? Y cuando digo «Damon» no te crees la respuesta, porque nos habías visto a los dos hace unos cuantos días. Pero para comprender, tienes que conocer unos cuantos hechos.
¿Has oído alguna vez la frase «Todo está en el aire»?
Significa que cualquier cosa, cualquiera, puede suceder. De modo que incluso alguien que calcula las posibilidades y acepta apuestas de la gente acaba por devolverles el dinero. Porque un imponderable ha aparecido en la situación. Ni siquiera es posible calcular las posibilidades para aceptar una apuesta.
Ahí es donde estoy yo. Ése es el motivo de que el corazón me retumbe en la cabeza, en los oídos y en las yemas de los dedos debido al miedo.
Todo está en el aire.
Y ya ves lo temblorosa que es mi escritura [incluso en letras de imprenta], ¿Te imaginas que me temblaran así las manos cuando entro a verle? Podría dejar caer la bandeja. Podría irritar a Damon, Y entonces podría suceder cualquier cosa.
No me estoy explicando correctamente. Lo que debería decir es que estamos de vuelta: Damon, Meredith, Bonnie y yo. Fuimos a la Dimension Oscura y ahora volvemos a estar en casa, con una bola estrella… y con Stefan.
Shinichi y Misao, los hermanos kitsune, o espíritus zorro malvados, engañaron a Stefan para que fuese allí; le dijeron que si iba a la Dimensión Oscura podría conseguir que le libraran de la maldición de ser un vampiro y se convertiría otra vez en humano.
Mintieron.
Todo lo que hicieron fue abandonarlo en una prisión maloliente, sin comida, sin luz, sin calor…, hasta llevarlo al borde de la muerte.
Pero Damon —que era tan distinto por entonces— estuvo de acuerdo en liderarnos en nuestro intento de encontrarlo. No podría ni remotamente describir la Dimensión Oscura, pero lo importante es que finalmente encontramos a Stefan, y que para entonces habíamos dado ya con la llave doble de zorro que necesitábamos para liberarlo. Pero… él estaba en los huesos, pobrecito. Lo transportamos fuera de la prisión tendido en su camastro, que más tarde Matt quemó; estaba infestado de bichos reptantes. Pero aquella noche le dimos un baño y lo acostamos… y luego lo alimentamos. Sí, con nuestra sangre. Todos los humanos lo hicieron excepto la señora Flowers, que estaba ocupada preparando emplastos para los lugares en los que sus pobres huesos casi sobresalían de la piel.
¡Hasta ese punto lo habían matado de hambre! Podría asesinarlos con mis propias manos, o con mis Poderes de Alas, si al menos pudiera usarlos correctamente; pero no puedo. Sé que existe un hechizo para Alas de Destrucción, pero no tengo ni idea de cómo invocarlo.
Al menos pude ver cómo Stefan medraba cuando era alimentado con sangre humana. Admito que le di unas cuantas comidas extra que no estaban programadas, y tendría que ser idiota para no saber que mi sangre es diferente de la de los demás; es mucho más nutritiva y le hizo una barbaridad de bien a Stefan. ¡Y por lo tanto Stefan se recuperó lo suficiente para, a la mañana siguiente, poder bajar por su pie a dar las gracias a la señora Flowers por sus pociones!
El resto de nosotros, no obstante —todos los humanos—, estábamos totalmente agotados. Ni siquiera pensamos en qué le había sucedido al ramo de flores, porque no sabíamos que contuviera nada especial. Lo habíamos recibido justo cuando abandonábamos la Dimensión Oscura, de manos de un amable kitsune blanco que había ocupado la celda situada frente a la de Stefan antes de que organizáramos la fuga. ¡Era una criatura tan hermosa! Nunca se me hubiera ocurrido que un kitsune pudiera ser amable. Pero él había dado a Stefan aquellas flores.
Fuera como fuese, aquella mañana Damon estaba levantado. Desde luego, no podía contribuir con su propia sangre, pero creo honradamente que lo habría hecho de haber podido. Así era él por entonces.
Y ése es el motivo de que no comprenda cómo puedo sentir el miedo que siento ahora. ¿Cómo puede sentir una terror de alguien que la ha besado y besado… y llamado amor y cariño y su princesa? ¿Y que ha reído contigo con mirada traviesa? ¿Y qué te ha abrazado cuando estabas asustada, diciéndote que no había nada de lo que tener miedo, no mientras él estuviese allí? ¿Alguien a quien sólo tenías que echar una mirada para saber en qué pensaba? ¿Alguien que te ha protegido, sin importarle el precio que tuviera que pagar, durante días y días?
Conozco a Damon, Conozco sus defectos, pero también sé cómo es por dentro. Y no es lo que quiere que la gente piense que es. No es frío, ni arrogante, ni cruel. Ésas son fachadas que utiliza para ocultarse, como si fueran disfraces.
El problema es que no estoy segura de que él mismo sepa que no es ninguna de esas cosas. Y justo ahora se encuentra hecho un lío. Podría cambiar y convertirse en todas ellas… debido a lo confundido que está.
Lo que intento decir es que esa mañana únicamente Damon estaba realmente despierto. Fue el único que vio el ramo. Y una de las cosas que es Damon, sin duda alguna, es curioso.
Así que retiró todas las salvaguardas mágicas que lo envolvían y descubrió que tenía una única rosa totalmente negra en el centro, Damon lleva años intentando encontrar una rosa negra, simplemente para admirarla, creo. Pero cuando vio ésta, la olió… y ¡bum! ¡La rosa desapareció!
Y de improviso él estaba mareado y aturdido y era incapaz de oler nada, y todos sus otros sentidos se embotaron también. Fue entonces cuando Sage —¡vaya!, ni siquiera he mencionado a Sage, pero es un pedazo de vampiro alto y de piel color bronce que está buenísimo y que ha sido un gran amigo para todos nosotros— le dijo que inhalara aire y lo contuviera, y luego lo empujara pulmones abajo.
Los humanos tienen que respirar de ese modo, ya lo sabes.
No sé cuánto tiempo tardó Damon en comprender que realmente era un humano, que no se trataba de una broma, que no había nada que nadie pudiera hacer al respecto. La rosa negra era para Stefan; y le habría concedido su sueño de volver a ser humano. Pero cuando Damon se dio cuenta de que la flor había obrado su magia en él…
Fue entonces cuando lo vi mirarme y arrojarme en el mismo montón que el resto de mi especie; una especie que ha llegado a odiar y despreciar.
Desde entonces no me he atrevido a volver a mirarle a los ojos. Sé que me amaba hace apenas unos días. No sabía que el amor podía convertirse en…, bueno, en todas las cosas que él siente ahora respecto a sí mismo.
Una pensaría que a Damon le resultaría fácil volver a convertirse en un vampiro. Pero quiere ser un vampiro tan poderoso como era antes…, y no hay nadie así para intercambiar sangre con él. Incluso Sage desapareció antes de que Damon pudiera pedírselo. Así que Damon no tiene más remedio que seguir así hasta que encuentre a algún vampiro fuerte, poderoso y con prestigio con el que llevar a cabo todo el proceso del cambio.
Y cada vez que miro los ojos de Stefan, esos ojos verdes como joyas con su cálida mirada llena de confianza y gratitud… siento terror, también. Terror de que de algún modo vuelvan a llevárselo… que lo arranquen de mis brazos. Y… terror de que descubra lo que he llegado a sentir por Damon, Ni siquiera me había dado cuenta yo misma de lo mucho que Damon ha llegado a significar para mí. Y no puedo… detener… lo que siento… por él. Aun cuando él me odie ahora.
¡Y, sí, maldita sea, estoy llorando! Dentro de un minuto tengo que llevarle la cena. Debe de estar muerto de hambre, pero cuando Matt intentó llevarle algo hace unas horas, Damon le arrojó toda la bandeja.
¡Oh, por favor, Dios, por favor, no le permitas odiarme!
Estoy siendo egoísta, lo sé, al hablar tan sólo sobre lo que está pasando con Damon y conmigo. Me refiero a que las cosas en Fell's Church están peor que nunca. Cada día más niños se ven poseídos y aterrorizan a sus padres. Cada día los padres se enfurecen más con sus hijos poseídos. Ni siquiera quiero pensar en lo que está sucediendo. Si no cambia algo, todo el lugar quedará destruido como la última ciudad que Shinichi y Misao visitaron.
Shinichi… efectuó una gran cantidad de predicciones sobre nuestro grupo, sobre cosas que hemos ocultado a los otros. Pero la verdad es que no sé si quiero oír la solución a ninguno de sus acertijos.
Tenemos suerte en cierto modo. Tenemos a la familia Saitou para ayudarnos. ¿Recuerdas a Isobel Saitou, que se hizo esas perforaciones horribles mientras estaba poseída? Desde que ha mejorado, se ha convertido en una buena amiga, y también su madre, la señora Saitou, y su abuela, Obaasan. Nos dan amuletos; hechizos para mantener alejado el mal, escritos en pósits o en tarjetitas. Les estamos tan agradecidos por esa clase de ayuda. Algún día a lo mejor podemos recompensarlos a todos.
Elena Gilbert dejó la pluma de mala gana. Cerrar el diario significaba tener que enfrentarse a las cosas sobre las que había estado escribiendo.
De algún modo, no obstante, consiguió obligarse a bajar la escalera hasta la cocina y tomar la bandeja de la cena de manos de la señora Flowers, quien le sonrió de un modo alentador.
Mientras se ponía en marcha hacia el trastero de la casa de huéspedes, advirtió que las manos le temblaban de tal modo que toda la bandeja de comida tintineaba. Puesto que no había modo de acceder al trastero desde el interior, cualquiera que quisiera ver a Damon tenía que salir por la puerta principal y dar la vuelta al edificio hasta el anexo añadido cerca del huerto. La «guarida de Damon», lo llamaba ahora la gente.
Al pasar junto al jardín, Elena echó una mirada de reojo al agujero abierto en mitad de la parcela de angélica que era el Portal apagado por el que habían regresado de la Dimensión Oscura.
Vaciló al llegar a la puerta del trastero. Seguía temblando y sabía que aquél no era el modo apropiado de enfrentarse a Damon.
«Sólo relájate —se dijo—. Piensa en Stefan.»
Stefan había sufrido un severo revés al descubrir que no quedaba nada de la rosa, pero pronto había recuperado su acostumbrada humildad y buen talante, acariciando la mejilla de Elena y dando gracias simplemente por estar allí con ella. Le había dicho que aquella cercanía era todo lo que pedía a la vida. Ropas limpias, comida decente, libertad, valía la pena pelear por todas esas cosas, había dicho, pero Elena era lo más importante. Y Elena se había echado a llorar.
Por otra parte, sabía que Damon no tenía intención de permanecer tal y como estaba ahora, que podría hacer cualquier cosa, correr cualquier riesgo…, para volver a transformarse en lo que había sido.
De hecho, había sido Matt quien había sugerido la bola estrella como una solución al estado de Damon. Matt no había comprendido ni la rosa ni la bola estrella hasta que le explicaron que aquella bola estrella, que probablemente era la de Misao, contenía en su interior la mayor parte del poder de la kitsune, y que se había vuelto más brillante a medida que absorbía las vidas con las que acababa. La rosa negra probablemente había sido creada con un líquido procedente de una bola estrella similar; pero nadie sabía qué cantidad o si estaba combinado con ingredientes desconocidos. Matt había fruncido el ceño y había preguntado si, dado que la rosa podía convertir a un vampiro en humano, podía una bola estrella convertir a un humano en vampiro.
Elena no había sido la única en ver la lenta ascensión de la cabeza gacha de Damon, y el brillo tenue en sus ojos mientras recorrían la habitación hasta centrarse en la bola estrella repleta de Poder. Elena prácticamente podía oír su lógica. Matt tal vez andará totalmente desencaminado…, pero existía un lugar donde un humano podía estar seguro de hallar vampiros poderosos. En la Dimensión Oscura: para acceder a ella existía un Portal en el jardín de la casa de huéspedes. Y el Portal estaba cerrado justo en aquellos momentos… por falta de Poder.
A diferencia de Stefan, para Damon no significaría en absoluto ningún cargo de conciencia lo que sucedería si tenía que usar todo el líquido de la bola estrella, lo que acarrearía la muerte de Misao. Al fin y al cabo, ella era uno de los dos zorros que habían abandonado a Stefan para que lo torturaran.
Así que todo estaba en el aire.
«De acuerdo, estás asustada; pues lidia con ello —se dijo Elena con ferocidad—. Damon lleva ya casi quince horas en esa habitación; y quién sabe lo que ha estado tramando para hacerse con la bola estrella. Con todo, alguien tiene que conseguir que coma… y cuando dices "alguien", encárate con ello, ésa eres tú.»
Elena llevaba tanto rato parada ante la puerta que las rodillas empezaban a trabársele. Inhaló profundamente y llamó.
No obtuvo respuesta, y no se encendió ninguna luz dentro. Damon era humano. Fuera estaba bastante oscuro ya.
—¿Damon?
Tenía la intención de que fuera una llamada en voz alta, pero surgió como un susurro.
Ninguna respuesta. Ninguna luz.
Tragó saliva. Damon tenía que estar allí dentro.
Llamó más fuerte con los nudillos. Nada. Finalmente, probó a girar el pomo. Descubrió horrorizada que la llave no estaba echada, y que la puerta se abría de golpe para dejar ver un interior tan oscuro como la noche que rodeaba a Elena, como las fauces de un lobo.
Los pelillos de la nuca de Elena se erizaron.
—Damon, voy a entrar —consiguió decir apenas en un susurro, como para convencerse mediante su quietud de que allí no había nadie—. Quedaré recortada justo en el límite de la luz del porche. No puedo ver nada, así que posees toda la ventaja. Llevo una bandeja con café muy caliente, galletitas y bistec tártaro, sin condimentos. Deberías poder oler el café.
Era curioso, no obstante. A Elena los sentidos le decían que no había nadie de pie justo frente a ella, aguardando a que chocara literalmente con él. «De acuerdo —pensó—. Avanza a pasitos cortos. Primer paso. Segundo paso. Tercer paso… Debo de estar ya en el interior de la habitación, pero esto sigue estando demasiado oscuro para ver nada. Cuarto paso…»
Un brazo fuerte surgió de la oscuridad y la rodeó férreamente por la cintura, y un cuchillo presionó contra su garganta.
Elena vio que la oscuridad era surcada por una repentina trama gris, tras lo cual la oscuridad se cernió sobre ella de un modo abrumador.