Como era habitual en aquel desierto, la división entre el terreno estéril y el cultivado era repentina y sorprendente. No había una transformación gradual del paisaje, era como pasar de la tierra firme al mar. Gaochang apareció bruscamente de la bruma producida por el calor y el polvo, una visión imposible en aquel desierto gris. Caminaban junto a sus camellos con el sol a sus espaldas, los ojos entrecerrados para protegerlos del deslumbramiento y una hora después recorrían sombreadas avenidas flanqueadas de álamos, y a cada lado había tierras sembradas de arroz, de cáñamo y de cebada. Después del silencio absoluto del desierto, el murmullo del viento en las hojas y el gorgoteo del agua que corría por los canales de irrigación resultaba sorprendente. A lo lejos, las construcciones defensivas y las pagodas de Gaochang se alzaban en el quimérico horizonte.
Josseran desmontó del camello, se arrodilló junto al arroyo para lavarse la cara en el agua fría como el hielo. Parecía imposible que pudiera haber tanta agua en medio de un desierto tan terrible. Miró a lo largo del canal y vio el agua saliendo de la entrada de una caverna, en el otro extremo del campo. Sobre la caverna, a la tierra se le había dado forma de montículo y, más allá de aquel montículo, había otro y todavía otro más que, juntos, formaban una hilera que desaparecía en la neblina en dirección a las montañas de color violeta, tal vez a unas diez leguas de distancia.
—Son los kareses —le explicó Jutelún. Apartó su bufanda y se arrodilló a su lado para recoger agua con las manos y beberla—. Todos los oasis del Takla Makan reciben el agua de esta manera.
Lo condujo hasta la boca de la caverna. Al acercarse comprobó que no era una caverna sino la boca de un túnel. Había sido construido siglos atrás, le dijo ella, y nacía debajo de los glaciares en las distantes montañas Tien Shan. Era lo suficientemente alto para que dentro de ellos un hombre pudiera caminar erguido y había sido concebido de manera que las pendientes de los canales fueran menores que la de la gran depresión del desierto. De esta manera el agua alcanzaba la superficie cerca del nivel de la tierra donde se podía emplear para regar los cultivos.
Los montículos que alcanzaban a ver eran los pozos cavados para proporcionar acceso a los túneles, de manera que los labradores pudieran asegurarse de que el pedregullo no los tapara. Lo condujo por la arena caliente hacia un pozo. Josseran miró por encima de las paredes de adobe, tiró dentro un guijarro y oyó el ruido de su caída en el agua que gorgoteaba debajo.
—Los kareses —le informó Jutelún— los construyeron los tártaros.
Josseran recordó los sistemas de irrigación que había visto cerca de Samarkanda y de Merv y se preguntó si en lugar de los tártaros no habrían sido los persas. Pero no dijo nada. Aquellos tártaros creían que en el mundo no existía nada antes de que ellos entraran en escena. Como todos los conquistadores. Tal vez como el propio Papa.
Volvieron a la caravana y recorrieron las largas avenidas de Gaochang. Pasaron junto a grandes rebaños de camellos que pastaban en los campos abiertos, casas bajas con vigas de madera que sobresalían de las paredes de adobe, girasoles que abrían sus flores del color de las dunas, por encima de las paredes porque los uigures parecían tener pasión por las paredes. Mujeres veladas los miraban desde los portales, los nombres tenían nariz aguileña y eran muy parecidos a los árabes de Levante. Todo tan extraño y, sin embargo, tan familiar.
La ciudad estaba rodeada de enormes muros de adobe con atalayas de vigilancia. Avanzaron a través de las dobles paredes de la entrada occidental y pasaron ante un monasterio que tenía nichos pintados sobre las entradas, desde donde les sonreían estatuas de ese tal Borcan.
Un gran parque rodeaba el palacio gubernamental.
—Esta noche aceptaremos la hospitalidad del darughachi —le dijo Jutelún, y luego añadió—: Creo que te gustará Gaochang.
Josseran se preguntó qué habría detrás de aquel comentario. Pero ella ya se había adelantado, dejándolo meditar el significado de sus palabras.