Victoria, ya anciana, posa de negro y con velo. Fue una reina tan atípica como extraordinaria, que con sus contradicciones e inseguridades le devolvió el prestigio a la corona. Murió en plena gloria siendo la reina de Gran Bretaña e Irlanda, de todas sus colonias y emperatriz de la India. Y la gran soberana de un imperio que aún dominaba el mundo.