Victoria fue consciente del destino que la aguardaba a los doce años. Durante la clase de Historia, mientras estudiaba su árbol genealógico, descubrió que si su tío Guillermo IV fallecía, ella le sucedería en el trono. Tras quedarse un rato en silencio y pensativa, le dijo a su institutriz: «Seré buena». Así puso de manifiesto su madurez, seguridad y humildad, cualidades que dominarían su largo y próspero reinado.