En agosto de 1904 Alejandra dio a luz a su quinto hijo, el príncipe heredero Alexéi. La confirmación de que éste era hemofílico fue un golpe devastador para la zarina, que siempre se sentiría culpable por haberle transmitido la enfermedad. Rasputín se aprovechó de sus pretendidos poderes de curación sobre el niño para ejercer una gran influencia en la soberana.