TERCER APÉNDICE

ESTADÍSTICAS APROXIMADAS

I. BUQUES

país viajes esclavos
transportados
Portugal (incluyendo Brasil) 30 000 4 650 000
España (incluyendo Cuba) 4 000 1 600 000
Francia (incluyendo las Indias
occidentales francesas)
4 200 1 250 000
Holanda 2 000 500 000
Gran Bretaña 12 000 2 600 000
Norteamérica británica y
Estados Unidos
1 500 300 000
Dinamarca 250 50 000
Otros 250 50 000
Total 54 200 11 000 000

II. ESCLAVOS ENTREGADOS EN

Brasil 4 000 000
Imperio español (incluyendo Cuba) 2 500 000
Indias occidentales británicas 2 000 000
Indias occidentales francesas
(incluyendo Cayena)
1 600 000
Norteamérica británica y Estados Unidos 500 000
Indias occidentales holandesas
(incluyendo Surinam)
500 000
Europa (incluyendo Portugal, las islas
Canarias, Madeira, las Azores, etc.)
200 000
Total 11 328 000

III. ORIGEN DE LOS ESCLAVOS

Senegambia 2 000 000
Costa de Barlovento 250 000
Costa de Marfil 250 000
Costa de Oro (ashanti) 1 500 000
Costa de los Esclavos (Dahomey,
Adra, Oyo)
2 000 000
de Benin a Calabar 2 000 000
los Camerunes/Gabón 250 000
Loango 750 000
Congo/Angola 3 000 000
Mozambique/Madagascar 1 000 000
Total salidos de puertos africanos 13 000 000

IV. PRIMER EMPLEO EN LAS AMÉRICAS

Plantaciones de caña 5 000 000
Plantaciones de café 2 000 000
Minas 1 000 000
Criados 2 000 000
Campos de algodón 500 000
Campos de cacao 250 000
Construcción 250 000
Total 11 000 000

Notas: 1) La discrepancia entre las cifras estimadas y la cifra total de «diez millones o más» que figura en la contracubierta, es, por supuesto, mínima y se debe al redondeado. No se puede esperar una cifra exacta.

2) Ralph Austin, en «The Transharan Slave Trade» en The Uncommon Market, Henry A. Gemery y Jan S. Hogerdorn (editores, Nueva York), calcula que 7 450 000 esclavos fueron transportados a través del Sahara entre los años 650 y 1900 de nuestra era.

Tercer apéndice: ESTADÍSTICAS

Durante muchos años se supuso que con la trata atlántica se transportaron unos quince millones de personas, entre los siglos XV y XIX. Historiadores, periodistas y hasta demógrafos, como Kuczynski, basaban sus teorías en esta cifra. En uno de los más brillantes capítulos de la historiografía reciente, Philip Curtin, en su admirable The Slave Trade, A Census (Madison, 1969), demostró que se basaba en una estimación aproximada, más bien adivinada, del XIX, e hizo un cálculo más modesto. En 1950 Noël Deerr ya había hecho un cálculo serio, pero en general olvidado, en su obra History of Sugar, 2 vols. (Londres, 1950). Hizo un análisis país por país y sugirió que unos once millones novecientos setenta mil constituía una cifra más acertada (vol. II, p. 284). Curtin también examinó atentamente las estimaciones para los distintos países y sugirió que unos diez millones de esclavos habían sido transportados, ciertamente no menos de ocho millones, probablemente no más de diez millones quinientos mil, más bien unos nueve millones quinientos sesenta y seis mil cien (The Slave Trade, p. 268).

Pero en 1975 Joseph Inikori afirmó que la vieja cifra de quince millones (él calculó quince millones cuatrocientos mil) se acercaba más a la realidad que la de Curtin. Repitió su sugerencia en 1982, en Forced Migration (Londres, 1982, pp. 13-60); véase también Inikori, D. C. Ohadikhe y A. C. Unomah, The Changing of a Continent (UNESCO, París, 1986). Tras una atenta revisión de las pruebas (pero sólo de después de 1700), en (JAH 23), Paul Lovejoy sugirió en 1982 que podrían haberse sacado de África once millones seiscientos noventa y ocho mil esclavos, de los cuales unos nueve millones setecientos setenta y ocho mil quinientos habrían llegado a su destino. Luego, Catherine Coquery-Vidrovich mencionó una cifra de once millones setecientos mil entre 1400 y 1900, en Daget, Actes du colloque international sur la traite des noirs, vol. 2 (Nantes, 1985). En 1989, en «Slave Esports from west and West-central African» (JAH 30), David Richardson, el historiador de la trata de Bristol, sugirió un revisión de las cifras, y ese mismo año Paul Lovejoy dio una nueva estimación en «The Impact of the Slave Trade on Africa…» (JAH 30), de once millones ochocientos sesenta y tres mil. David Henige, en «Measuring the Unmeasurable» (JAH 27, 1986), y Charles Becker, en «Notes sur les chiffres de la traite atlantique française au dixhuitième siècle» (Cahiers d’études africaines 26, pp. 633-679), han hecho también cálculos globales. El historiador de La Rochelle, Jean-Marie Deveaux dio en 1994 un total de once millones y medio, en La France au temps des négriers (París, 1994).

La variedad de estos cálculos se explica porque algunas de las detalladas estimaciones, país por país, de Curtin, sobre todo las que se refieren al imperio español, estaban plagadas de incertidumbres, según lo reconoció él mismo. Hasta se mostró impreciso en algo tan importante como la importación ilegal de esclavos en Estados Unidos después de la abolición en 1808, y creo que hoy pondría en tela de juicio su afirmación de que las pruebas llevan a concluir que la cifra asciende a cincuenta y cuatro mil y que ahora sugeriría más bien unos cinco mil. Curtin, como la mayoría de sus sucesores, se topó con el enigma de cómo calcular la enorme trata lusobrasileña.

La crítica de Curtin que hizo Inikori se basaba en el juicio, un eco de Leslie Rout en The African Experience in Spanish America (Cambridge, 1976, p. 65), de que Curtin subestima tanto la trata legal como la ilegal cubana y brasileña en el siglo XIX. Enriqueta Vila Vilar ha hecho correcciones semejantes con respecto al contrabando español a principios del XVIII, en Hispanoamérica y el comercio de esclavos (Sevilla, 1977). Magalháes-Godinho, en Os descobrimentos e a economía mundial (Lisboa, 1963), al igual que C. L. R. Boxer, en The Portuguese Seabome Empire (Londres, 1963), duplican las cifras de Curtin para el período de 1440 a 1500. Deben tenerse en cuenta otras revisiones, sobre todo las que se refieren a las cifras tan difíciles de estimar de la Cuba de la sexta década del XIX.

Los intentos de numerosos historiadores meticulosos de especificar el último dígito en las cifras resulta inútil y ni siquiera estoy seguro de que haga falta. Prefiero pensar que la cifra aproximada fue de alrededor de once millones de esclavos, quinientos mil más o menos.

Al parecer, el Dubois Institute de Harvard ofrecerá en 1999 un informe en el que se registrarán más de veintisiete mil viajes de buques negreros; se dice que cubrirá el noventa por ciento de los navíos dedicados a la trata de esclavos británicos, franceses y holandeses, «más de los dos tercios del total». Esto sugiere que ese total debió ser de unos cuarenta mil. Tal vez sea un cálculo insuficiente; cincuenta mil es una cifra que podría estar más cerca de la realidad.