Ante todo, el título. Traducido literalmente del inglés sería «El comercio de esclavos». Pero en español la palabra «trata» indica, según el diccionario de la Academia, el «tráfico que consiste en vender seres humanos como esclavos». Por tanto, con decir trata ya basta para que se entienda que se refiere a esclavos. El término tratante es mucho más diverso en sus acepciones; en el presente libro se entiende siempre como tratante o comerciante en esclavos.
Los nombres geográficos han variado a lo largo de los siglos; aquí se usan los que da el original inglés, es decir, los que tenían en la época a que se refiere el texto, pero cuando hay una diferencia tan considerable con los actuales que no permite identificarlos, se ha añadido el nombre actual. Lo mismo cabe decir de los nombres de pueblos africanos, que, por cierto, hemos puesto casi siempre en el singular; así, wolof es wolof o gelofe, o río Bonny es también río Reale. A este respecto unas precisiones: Saint-Domingue, en francés, es la parte oriental de la isla de La Española o Hispaniola, o sea, lo que hoy conocemos como Haití, mientras que Santo Domingo es la parte oriental, que conserva su viejo nombre.
A los cargos públicos, cuyos títulos son a menudo intraducibles (especialmente los ingleses) se les ha dado uno que permita identificar su función.
Las medidas se han convertido a su equivalente moderno, para que el lector pueda imaginar, pongamos por caso, la cantidad de agua que lleva un buque o la distancia que ha navegado. De otro modo, se obligaría al lector a consultar constantemente su diccionario de pesos y medidas y a recurrir a su calculadora, que es lo que han hecho, por él, los traductores.