Agradecimientos

Doy las gracias a lo mejor que me ha dado esta profesión: mis lectores. Les agradezco haberse acercado con curiosidad a mis libros, haber disfrutado con ellos; también sus visitas a las firmas y presentaciones, sus comentarios en las redes sociales, sus ánimos, su apoyo, su confianza y esa forma de vivir y hacer suyas mis historias que tanto me emociona. Espero estar siempre a la altura de lo mucho que merecen.

Por supuesto, agradezco a mis editores, David Trías, Emilia Lope y Cristina Castro, su confianza en mi trabajo, sus consejos, su buen hacer, su ayuda, en ocasiones psicoterapéutica, y, lo que más estimo, su amistad. También al equipo comercial y de prensa de Penguin Random House, con quienes da gusto trabajar durante las promociones.

Una mención especial merecen los libreros, sobre todo aquellos a los que he tenido ocasión de conocer y tratar a raíz de La Tabla Esmeralda y que con tanto cariño me han acogido en sus hogares de libros. Gracias por esa devoción que mantiene el libro vivo.

También quiero dar las gracias, una vez más y siempre, a mi familia y amigos, por estar ahí en todo momento, manifestando un orgullo que en ocasiones me ruboriza pero que me da la medida de su amor incondicional.

Y, por último, pero no menos importante, agradezco a Luis Felipe Serrano sus charlas sumamente ilustradoras sobre música en general y piano en particular. Es una gozada poder acceder a una parte de sus envidiables conocimientos y disfrutar de su maestría al chelo.