Dedico El visitante inesperado a las siguientes personas:
Mary Robinette Kowal, buena amiga y mejor escritora.
Ethan Ellenberg, que trabajó más para hacerlo realidad de lo que ninguno de nosotros esperábamos. Agradezco mucho su esfuerzo.
Además, el autor se arrodilla ante H. Beam Piper, por motivos obvios.