¿Si no lo veo, no lo creo; o si no lo creo, no lo veo?
Llevaban toda la tarde pegados al ordenador.
Desde que apareció el mensaje en la pantalla, ya sabían que se estaban sumergiendo en territorio muy peligroso.
—¿«A partir de aquí, dragones»? ¿Qué quiere decir? —preguntó Juanma.
—Es una expresión muy antigua que utilizaban los cartógrafos medievales —dijo Exe como no queriendo darse importancia.
—¿Cartógrafos medievales? —respondió extrañado su amigo.
—Sí. En esa época había muchas partes del globo terrestre sin explorar, así que cuando ilustraban sus mapas, las zonas inexploradas se marcaban con las iniciales «HSD»…
—El nombre del xls… —ató cabos Juanma.
—Pues ya sabemos de dónde viene. Es el acrónimo de «Hic sunt dracones», o lo que es igual: «Aquí hay dragones», avisando de que no se sabía qué se podía encontrar en esos territorios. De hecho, la creencia popular en muchas zonas era que los exploradores que se habían adentrado en aquellos territorios no habían vuelto al ser devorados por dragones. Así que, tío, nos estamos metiendo en tierra de dragones. —Y soltó una carcajada.
En la siguiente pantalla apareció una cita:
¡En verdad, una hermosa pesca
ha cobrado hoy Zaratustra!
No ha pescado ni un solo hombre, pero sí,
en cambio, un cadáver.
Solo le faltaba esto a Juanma para acojonarse del todo.
—Esta gente está pirada —sentenció Exe con cara de extrañeza—. ¿Esto de qué va?
—Es una cita de Así habló Zaratustra —le dijo Juanma—. Estuve ojeándolo cuando me enteré del origen del nombre de la base de datos. Es un libro francamente raro.
La única parte del texto con hipervínculo era cadáver. Exe pinchó ahí y se abrió lo que parecía un servidor FTP —un protocolo de transferencia de archivos— con infinidad de documentos de todo tipo y nombres apenas explicativos.
—¿Esto es lo que yo creo? —preguntó Juanma con los ojos muy abiertos, hipnotizado por la ristra de documentación que se desplegaba en pantalla.