Agradecimientos

Muchas personas contribuyeron con su ayuda a la creación de esta novela, y merecen un reconocimiento. Brett Rustand, expiloto de helicópteros Blackhawk del ejército norteamericano, nos ayudó a comprender por qué las aspas son más una desventaja que una bendición y por qué las aeronaves de combate en el futuro estarán mucho mejor sin ellas. Y sus reflexiones en lo referido a la carga de columpio y las maniobras tácticas nos ayudaron a entender muchas cosas mientras desarrollábamos el aspecto militar de esta historia.

Nuestro agradecimiento especial a los artistas Nick Greenwood y Giancarlo Caracuzzo, cuyo trabajo dio vida, color y una inquietante extrañeza a los fórmicos mucho antes de que se escribiera una sola página del manuscrito.

A Jordan D. White, que ofreció útiles consejos y apoyo cuando esta historia estaba aún en pañales. Y a Beth Meacham, nuestra incansable editora en TOR, por sus conocimientos y sabiduría.

Kathleen Bellamy pilló errores que por suerte ustedes nunca verán.

Gracias también a Melissa Frain, Aisha Cloud, Andy Mendelsohn, Rene Roberson, Karl Dunn y Rick Bryson, así como a todos los demás de TOR; y a Erwin Penland, que contribuyó de alguna manera a permitir que nos concentráramos en escribir.

Sobre todo, gracias a nuestras esposas, Lauren and Kristine, y a nuestros leales hijos, por su infinita paciencia, su tranquilidad y su inquebrantable apoyo. Este libro es y ha sido siempre una historia sobre la familia: las familias en las que nacemos, las que nos imponen las circunstancias, las que se forman con sangre y batallas. Eso es lo que los fórmicos no comprenden: la microcomunidad, la fuerza de los pocos, la profunda unión que sentimos con aquellos a los que amamos. Somos familia. Somos uno.

Y por eso salimos victoriosos.