LIBRO SEGUNDO

La mayor parte de los conspicuos descubrimientos de la ciencia moderna fueron fundamentalmente posibles en razón de la tenacidad de sus descubridores en aplicar una lógica a determinado conjunto de acciones y reacciones…

La sencilla explicación de Lavoisier —al presente parécenos sencilla— de lo que ocurre cuando se «quema» plomo puro —explicación ésta que pulverizó la multisecular falacia de esa horrible creación de la mente medieval llamado flogisto— constituyó el resultado de lo que ahora nos parece, dentro de nuestro clima de moderna minuciosidad científica, un principio básico absurdo, como, de hecho, es así; que si una substancia pesa una onza antes de quemarse en el aire, y una onza siete después de quemada en el aire, ello significa que alguna substancia del aire ha sido agregada al mineral original, lo cual da razón del peso extra presentado… ¡Necesitáronse dieciséis siglos para que el hombre comprendiera esto y para designar al nuevo producto bajo el nombre de óxido de plomo!

Ningún fenómeno criminológico resulta imposible de explicar. La tenacidad y una lógica simple son los atributos cardiacos del detective. Cuanto parece misterio para el individuo no pensante, es una verdad, evidente por si misma, para el que reflexiona… El esclarecimiento de un crimen ya no es más cuestión de farfulleos medievales ante una bola de cristal, sino uno de los procesos más exactos de las ciencias modernas. Y ello tiende su raigambre sobre una base de lógica.

Byways of Modern Science, del doctor George Hinchcliffe, pp. 147-ss.