15

Me tenían en la oficina del consejero en una de las salas tragarais del segundo piso.

—Déjeme ver qué tal aspecto tiene, Chinaski.

Me miró:

—¡Agh! Qué mala pinta tiene. Mejor me tomo una píldora.

En efecto, abrió un bote y se tomó una.

—Está bien, señor Chinaski, nos gustaría saber dónde ha estado usted estos dos días.

—Doliéndome afligido.

—¿Doliéndose? ¿Doliéndose por qué?

—Por un funeral. Una vieja amiga. Un día para empaquetarla en el féretro. Otro día de luto.

—Pero no ha telefoneado, señor Chinaski.

—Ya.

—Y quiero decirle algo, Chinaski, a titulo personal.

—Vale.

—Cuando usted no telefonea, ¿sabe lo que está diciendo?

—No.

—Señor Chinaski, está diciendo: «Que se joda la Oficina de Correos».

—¿Sí?

—Sí, señor Chinaski, ¿sabe lo que eso significa?

—No. ¿Qué significa?

—Eso significa, señor Chinaski, que la Oficina de Correos le va a joder a usted.

Entonces se inclinó hacia atrás y me miró.

—Señor Feathers —le dije—, por mi puede usted irse al carajo.

—No te pongas gallito, Henry. Te puedo joder bien.

—Por favor, diríjase a mí por mi apellido, señor. Sólo exijo de usted un poco de respeto.

—Me pides respeto, pero tú…

—De acuerdo. Sabemos donde aparca usted, señor Feathers.

—¿Qué? ¿Es eso una amenaza?

—Los negros de aquí me adoran. Los tengo camelados.

—¿Que los negros te adoran?

—Me dan agua. Hasta me jodo a sus mujeres. O al menos lo intento.

—Está bien. Esto se está yendo de mano. Repórtese en su puesto de trabajo.

Me entregó mi volante. Estaba preocupado, el pobre desgraciado. Yo no me había camelado a los negros. No me había camelado a nadie más que a Feathers. Pero no se le podía culpar por preocuparse. Un supervisor había sido arrojado por las escaleras. A otro le habían metido la navaja en el culo. Otro había sido acuchillado en la tripa mientras esperaba en el pasillo la señal del turno de las 3 de la mañana.

Justo en la misma Oficina Central. No volvimos a verle jamás.

Al poco de hablar yo con él, Feathers se fue de la Oficina Central. No sé exactamente adónde, pero desde luego lejos de la Oficina Central.