13

A las 3:30 de la madrugada finalizaron mis doce horas. A los auxiliares no se les pagaban las horas extras, te pagaban horario standard y se te consideraba como empleado suplente temporal.

Puse el despertador para llegar al almacén de arte a las 8 de la mañana.

—¿Qué te pasó, Hank? Pensamos que habías tenido quizá un accidente de coche. Te estuvimos esperando todo el día.

—Me despido.

—¿Que te despides?

—Sí, no se le puede culpar a un hombre por querer prosperar.

Entré en la oficina y recogí mi cheque. Estaba de vuelta en la Oficina de Correos.