12

Entonces el supervisor nos llevó a otro corredor. Habíamos estado allí diez horas.

—Antes de empezar —dijo el jefe—, quiero decirles algo. Cada una de estas cestas de correo debe ser despachada en 23 minutos, es el horario de producción. Ahora, sólo pan divertimos, vamos a ver si podemos lograr el horario de producción. ¡Venga, uno, dos y tres… ADELANTE!

¿Qué diablos es esto?, pensé. Estoy cansado.

Cada cesta tenla más de medio metro de longitud, y guardaban diferentes cantidades de cartas. Algunas tenían dos y tres veces más correo que otras, dependiendo además del tamaño de las cartas.

Las manos empezaron a volar. Miedo al fracaso.

Yo me tomé mi tiempo.

—¡Cuando acaben con una cesta, cojan otra!

Realmente se esforzaban, luego de un salto cogían otra cesta.

El súper vino detrás mío:

—Bueno —dijo señalándome—, este hombre sí que caté haciendo producción. ¡Ya va por la mitad de su segunda cesta!

Era mi primera cesta. No sabía si estaba tratando de burlarse de mí o no, pero dado que iba tan adelantado, me demoré un poco más.