El guía nos llevó por todo el edificio. Eramos tantos que tuvieron que dividirnos en grupos. Usábamos el ascensor por turnos. Nos enseñaron la cafetería de empleados, el sótano, todas esas estupideces.
Cristo, pensaba yo, espero que se den prisa. Llevo ya dos horas de tiempo de almuerzo.
Entonces el gula nos dio a todos unas fichas de horarios. Nos enseñó los relojes de fichar.
—Así es como tienen que fichar.
Nos enseñó cómo. Entonces dijo:
—Ahora, fiche usted.
Doce horas y media después sacamos la ficha. Un infierno de ceremonia.