Así que Abuelete le firmó a Joyce un gran cheque y allí nos fuimos. Alquilamos una pequeña casa en lo alto de una colina y entonces le entró a Joyce esta especie de memez moralista.
—Tenemos que conseguir los dos trabajo —-decía— para probarles que no vas detrás de su dinero, Para probarles que somos autosuficientes.
—Nena, eso es de parvulario. Cualquier imbécil puede tener un trabajo; vivir sin trabajar es cosa de sabios. Por aquí lo llamamos chulear. A mí me gusta ser un buen chulo.
A ella no le gustaba.
Entonces le expliqué que un hombre no podía encontrar trabajo sin un coche para moverse. Joyce cogió el teléfono y Abuelete mandó el dinero. Lo siguiente que supe es que estaba montado en un Plymouth completamente nuevo. Me mandó a la calle vestido con un fino traje de estreno, con zapatos de 40 dólares, y me dije, qué coño, vamos a tratar de que esto dure. Un mozo de carga, eso es lo que yo era.
Cuando no sabías hacer otra cosa, eso era en lo que acababas, de mozo de carga, empleado de recibos o chico de almacén. Miré dos anuncios, fui a un par de sitios y en los dos me aceptaron. El primero olía a trabajo, así que escogí el segundo.
O sea que allí estaba, con mi máquina de cinta adhesiva trabajando en un almacén de objetos artísticos. Era fácil. Sólo había que trabajar una o dos horas al día.
Escuchaba la radio, me construí una especie de oficina con placas de contrachapado, puse un viejo escritorio, el teléfono, y me sentaba allí leyendo revistas de carreras. Algunas veces me aburría y bajaba por el callejón hasta un café cercano a sentarme un rato, beber un café, comer pastel y flirtear con la camarera.
Llegaban los conductores de los camiones:
—¿Dónde está Chinaski?
—Está allá abajo, en el café.
Bajaban, se tomaban un café y entonces subíamos por el callejón a hacer el trabajo, sacábamos unas cuantas cajas del camión o las metíamos. Poca cosa.
No me despedían. Incluso les cala bien a los vendedores. Ellos le robaban al dueño al otro lado de la puerta, pero yo no decía nada. Era un juego de enanos, a mi no me interesaba. Yo no era un robaperras. Yo queda el mundo entero o nada.