CAPÍTULO XII

Millie trajo el correo de la mañana. Abe repasó los sobres y sonrió. Había una carta de Vanessa. La guardaría para el final.

Primero abrió una de su editor francés, el cual se lamentaba copiosamente, pero incluía un cheque de dos mil dólares para los gastos del proceso por difamación.

Por esos días había puesto a prueba a todos sus editores. El primero en aportar cinco mil dólares había sido el editor alemán, militante antinazi que había sido sentenciado a muerte por su participación en la conjura para matar a Hitler, y que se libró del patíbulo gracias a una incursión de bombardeo sobre Berlín, que le permitió huir de la prisión.

Todos aportaron algo, excepto los suecos. Los editores más pequeños eran los que se golpeaban el pecho con más fuerza.

Por último, abrió el sobre de Vanessa.

Kibbutz Sede Boker

25 de julio de 1965

10 Morningside Lane, Sausalito

Querido papá:

Desde que salió usted de Israel, el invierno pasado, ha ido leyendo entre líneas. Yossi y yo nos hemos enamorado profundamente. El verano ha sido cálido y opresivo en el desierto y, sin embargo, no ha podido apagar nuestro espíritu ni debilitar nuestro recíproco amor.

No sé por qué esto me causa cierta tristeza, como no sea porque el comprometerme con él significa terminar una parte de mi vida pasada. Yossi tiene que pasar otro año en el ejército y cuatro en la Universidad. Será un largo y considerable esfuerzo, y creo que no debo echarle encima el fardo del matrimonio.

Me resisto a escribir las palabras siguientes; pero debo decirle que no regreso a América. Como la situación en las fronteras empeora de nuevo, no me decido a salir de Israel, aunque sea para una corta visita. La excepción, por supuesto, consistirá en estar con usted en Londres durante el juicio.

Habiéndole ayudado en la tarea de escribir El holocausto, sé lo que tendrá que sufrir para escribir otra novela todavía más difícil que aquella, y siento como si le hubiese abandonado.

Ben me pidió que le escribiera en su nombre, porque él participará en unas maniobras especiales durante una quincena. Es el tipo perfecto del oficial israelí; se ha dejado un gran mostacho y está lleno de fanfarronería «sabra»[9] y de confianza. Ben no piensa seriamente en ninguna muchacha en particular, sino en todas en general. Se parece bastante a su padre, en este aspecto.

También él procurará tener un permiso para poder estar en Londres; por lo tanto, avísenos cuando se celebre el juicio.

Yossi no ha salido nunca de Israel. Confío que también podrá acompañarnos.

Papá, espero que no le habré apenado demasiado.

Su hija que le quiere,

Vanessa.

3 de agosto de 1965

Queridísima Vinny:

Mentiría si dijese que no sufrí un desencanto, pero estoy de acuerdo, en un mil por ciento, con tu decisión. Lo único que no hemos deseado nunca ha sido una hija con un papá cosido a sus faldas. En este momento de la vida es cuando me siento un tanto culpable por la cantidad de años que tuve que vivir lejos de vosotros a causa de mi trabajo, pero creo que los he compensado durante el tiempo que pasamos juntos y, ciertamente, en nuestras relaciones en general.

Cuanto más se acerca el momento de empezar el libro, más me doy cuenta de lo poco que sé. Ya no soy bastante joven para saberlo todo. Sólo los chicos estudiantes son lo bastante ingenuos para estar en posesión de todas las respuestas, de todas las soluciones, y me parecen muy, muy intolerantes.

A mí me divierte que esta antiestructura de hoy tenga que ser la estructura de mañana. Dentro de pocos años los cabezas calientes tendrán que enfriarse y tomar el mando. A pesar de cierto número de innovaciones, fundamentalmente se enamorarán, se casarán, tendrán hijos, lucharán por criar sus familias y por gozar de un momento de paz. Precisamente lo mismo que me ha tocado en suerte a mí.

Mas, ¿qué pasará cuando ellos hereden esa sociedad? ¿Serán tan tolerantes como nosotros con los beats, los junkies, los rebeldes, los amotinados y todos los que sólo Dios sabe que van a surgir en el futuro? Opino que harían bien empezando a mostrarse un poco más tolerantes con nosotros, los viejos truhanes que quizá tengamos algo que enseñarles.

Lo que realmente desearía es que tuvieran un héroe que no fuese un antihéroe. Algo que les sirviera como objetivo de vida y de lucha, más bien que la divina misión de nivelarlo todo a ras del suelo. Algo de este mundo más o menos similar a lo que Ben y tú habéis hallado.

Parece que el juicio no se celebrará hasta la primavera. Yo estoy pendiente de todos los noticiarios de la radio, gravemente preocupado por lo que parece que va a ser un segundo encuentro con los árabes. En fin, es el precio que pagamos por el privilegio de ser judíos; el vuestro, ahí en Israel; el mío, esperándote a ti aquí, en Londres. ¿Nos dejarán en paz algún día?

Mi cariño a todos. Dile a tu Yossi que le escribí pidiéndole que atienda bien a sus tareas domésticas.

Papá.