Gracias a Josefina Barbas que me ha demostrado, como siempre, su amistad al animarme en la creación de esta novela.
A Joseph Pérez, sin cuya ayuda tal vez no habría podido escribirla.
A Manuel Fernández Álvarez, por su apoyo.
A Íñigo Alfonso Cotoner y Martos, actual Marqués de Mondéjar, título otorgado por los Reyes Católicos al padre de la protagonista de esta novela, por mantener vivo el recuerdo de sus antepasados.
A Antonio Pareja, que me facilitó puntual información para poder escribir determinados pasajes de este relato.
A Ymelda Navajo, por confiar, una vez más, en mí.