Roma, 30 de diciembre de 2014
—¿Cómo que no hay nada en las películas y el diario? —dijo el cardenal Rossi.
—Eso es lo que dice el informe del interrogatorio —contestó la hermana María.
El cardenal comenzó a moverse, inquieto, por el despacho. Después se giró y miró a la mujer.
—¿Hemos matado al judío, al viejo nazi y a su hija, revuelto media Europa y encerrado a dos personas por nada?
—Eso parece, eminencia.
—La Santa Alianza ha fallado, debíamos haber conocido todos los datos antes de actuar, nos hemos precipitado.
María se acercó al cardenal e intentó buscar una solución.
—Todos ellos eran ancianos, y la policía pudo comprobar que Allan Haddon estuvo en el lugar de los hechos, él es el principal sospechoso en la muerte de Moisés Peres.
El cardenal se sentó en uno de los sillones. Se tocó el pelo y le preguntó a la agente por los detalles del interrogatorio.
—Giorgio Rabelais pertenece a la sociedad secreta de los Hijos de la Luz.
—Esos cuatro liberales no han representado un problema hasta ahora, pero ha llegado la hora de que actuemos contra ellos, esta vez han llegado demasiado lejos.
—Rabelais ha facilitado los nombres de algunos de los cabecillas —dijo la hermana María entregando la lista.
—Estupendo —dijo el cardenal—. La chica será enviada en un vuelo secreto a Brasil e internada en un manicomio, la orden es mantenerla sedada en todo momento. Giorgio Rabelais será enviado a un monasterio en la selva de Bolivia, no se le permitirá salir de allí en lo que le queda de vida.
—Espero que no se atreva a pisar nunca más Roma —dijo la monja.
—Con respecto a Allan Haddon, creo que lo más apropiado es informar discretamente a la policía alemana de que se encuentra en Roma. Pueden cursar una orden internacional y extraditarlo en veinticuatro horas. Alguno de nuestros agentes le pedirá a la policía de Roma que nos dé todo lo que lleve el profesor, por si acaso hay algo que se nos ha pasado por alto.
—Se hará como ordena, eminencia.
—Todo correcto. Será mejor que empecemos a actuar de inmediato —dijo el cardenal Rossi, recostándose en el sillón.