Berlín, 21 de diciembre de 2014
Cuando Ruth recibió la llamada de Allan, no se lo podía creer. El prestigioso profesor de antropología le había dejado claro apenas unas horas antes que no quería involucrarse en la desaparición de su colega, pero algo había sucedido y ahora ella se dirigía en un taxi a la biblioteca de la Universidad Libre de Berlín.
La nieve comenzaba a cuajar en los parques del campus y la hilera de árboles huesudos se retorcía al paso del vehículo. Cuando apareció la figura del edificio de la biblioteca, Ruth se estremeció. Llevaba muchas horas sin dormir, inquieta por lo sucedido en el hotel, pero lo que realmente le preocupaba era lo que pudieran descubrir.
El coche se detuvo frente a la entrada y la joven se apeó. Un frío húmedo le caló los huesos y aceleró el paso hasta el edificio. No se veía a muchos estudiantes, la mayoría no acudía a la universidad en aquellas fechas próximas a la Navidad.
Ruth abrió la puerta y las formas redondeadas de su interior la sorprendieron más que su exterior. El suelo gris azulado estaba marcado por un inmenso escudo en blanco. Unas pasarelas blancas que asemejaban las formas de un inmenso tobogán estaban repletas de estanterías y libros. El techo acristalado creaba una atmósfera parecida a la que debió vivir Jonás dentro del gran monstruo marino que se lo tragó.
Ruth caminó por el inmenso edificio intentando encontrar al profesor Haddon, pero fue él quien la encontró a ella.
—Ruth, venga —la apremió el profesor con un tono demasiado alto para una biblioteca pública.
La chica lo miró sobresaltada y caminó hasta una de las mesas. Allan parecía alguien totalmente distinto. Su rostro indiferente y su actitud malhumorada habían cambiado por completo. La miraba con una sonrisa y sus ojos expresaban una emoción que no había visto hasta ahora.
—¿Le dice algo el nombre de Ahnenerbe? —preguntó él antes de que ella llegara hasta la mesa.
—¿Ahnenerbe? —repitió ella con un gesto de confusión. Sabía alemán, pero aquella palabra parecía serle totalmente desconocida.
—¿Nunca escuchó a su abuelo hablar de la Ahnenerbe? Tal vez vio este símbolo en algún sitio —dijo Allan señalando un grabado en uno de los volúmenes que tenía sobre la mesa.
Ruth miró atentamente la hoja. El emblema era muy sencillo, parecía un dibujo hecho por un niño. Una espada rodeada por una especie de nudo y encerrada en un círculo en el que había unos signos extraños.
—Me suena vagamente —dijo la chica.
—El nombre de la Ahnenerbe se encontraba como marca de agua en el papel en el que apuntó su teléfono. ¿De quién era ese papel?
—Lo tomé de casa, mi abuelo siempre tenía papeles por todas partes, esas cuartillas estaban en su estudio.
—Ve estas letras… son runas. El emblema pertenecía a la Ahnenerbe —dijo Allan emocionado.
—Pero ¿qué es la Ahnenerbe? —preguntó, impaciente, Ruth.
—Fue una de las instituciones creadas por Himmler, el director de las SS —contestó Allan.
—¿Una organización nazi? —Ruth parecía realmente asombrada.
—La Comunidad para la Investigación y la Enseñanza sobre la Herencia Ancestral. Ese era su nombre oficial.
—¿Mi abuelo era un nazi?