EL CORNUDO HIPÓCRITA
O CAMALEÓN
Es el que se indigna contra el panorama, y dirá: ofendo las costumbres; un Tartufo inflado de fórmulas y sentencias, repleto de anécdotas insignificantes, negando con estrépito las galanterías conocidas y machacando sin cesar sobre los principios, fingiendo creer en ellos para acreditarlos ante su mujer y sus merodeadores. En sus conversaciones estudiadas encara a la sociedad como si ésta creyera en las morisquetas morales que se alardean y de las que él mismo se burla como los demás. Se persuade y quiere persuadir que el mundo va a cambiar su tren de vida para servir sus celos. Tal cornudo es la caricatura de los regeneradores. Estos, al menos, van a la meta con franqueza, mientras que el cornudo cobardón es un hipócrita que, en sus filípicas sobre el olvido de los principios, no cree en sí mismo más de lo que los demás creen en él, andando derecho ante quien le pone los cuernos. Bien merece lo que le crece en la frente. Comúnmente, semejante cornudo es un sucio que con su fárrago moralista no deja nunca de cortejar a sus sirvientas y cometer incongruencias que asquearían a los libertinos declarados.