109

No creo que tarde en ausentarme de aquí. Me iré con mi conciencia, que siempre fue para mí una ironía en crecimiento que, a medida que se hacía fuerte y grande, tendía al mismo tiempo, paradójicamente, a desaparecer. Fue algo que fui descubriendo a medida que vivía y se iba agrandando esa conciencia, que nada sería sin la ironía. Me iré de aquí para disolverme, disociarme, desintegrarme, dejar hecho trizas todo conato de personalidad o de conciencia, cualquier nostalgia de París. Después de todo, ironizar es ausentarse.