5

Hay en la novela Viajes con mi tía de Graham Greene un breve diálogo que iba de epígrafe general de esta conferencia de tres días, pero que no he leído al principio de todo, es decir, cuando tenía que leerlo y que en todo caso leeré ahora. Se trata, señoras y señores, de un epígrafe poco ortodoxo, pues no ilumina el texto que le sigue, en este caso mi conferencia. Generalmente los epígrafes son como un resumen de lo que nos espera, sirven para que entendamos mejor de qué nos habla lo que va a continuación. Mi epígrafe, en cambio, no ilumina en absoluto el texto que le sigue. O mejor dicho, sí lo ilumina, pero lo hace mediante el absurdo. Ilumina mi conferencia, porque dudo que llegue a saberse nunca qué he pretendido exactamente decir en ella sobre la ironía, del mismo modo que no se sabe qué buscó decir Graham Greene con su diálogo, seguramente no quiso decir nada. ¿Me entenderán ustedes si les digo que cuando más se dice es no diciendo nada? Ahí va el diálogo, mi epígrafe para esta conferencia:

«—Si sigue en plan irónico, no pienso contarle mis problemas.

—Pero hace poco ha dicho que la ironía es un rasgo literario…

—Sí, pero usted no es una novela —dijo Tooley.»