La tercera historia de robots que escribí, «¡Embustero!», introdujo el personaje de Susan Calvin…, del que inmediatamente me enamoré. A partir de aquel momento llegó a dominar de tal modo mis pensamientos que, poco a poco, fue desplazando a Powell y Donovan de su posición. Esos dos personajes aparecieron solamente en las tres historias incluidas en la anterior sección, y en una cuarta, «¡Fuga!», en la cual aparecen junto con Susan Calvin.
De alguna forma, tengo la impresión, mirando hacia atrás en mi carrera, de que he incluido a la querida Susan en innumerables historias, pero el hecho es que ha aparecido tan sólo en diez historias, todas las cuales están incluidas en esta sección. En la décima, «Intuición femenina», emerge de su retiro como una vieja dama que, sin embargo, no ha perdido nada de su ácido encanto.
Observarán, incidentalmente, que aunque la mayor parte de las historias de Susan Calvin fueron escritas en un tiempo en el cual el chauvinismo masculino era algo que se daba por sentado en la ciencia ficción, Susan no pide favores de ninguna clase, y gana a los hombres en su propio juego. Por supuesto, es una mujer sexualmente frustrada…, pero uno no puede tenerlo todo en la vida.