He escrito historias acerca de computadoras, tantas como historias acerca de robots. De hecho, tengo computadoras (o algo muy parecido a computadoras) en algunas historias que siempre han sido consideradas como historias de robots. Encontrarán ustedes computadoras (hasta cierto punto) en Robbie, ¡Fuga! y El conflicto evitable, más adelante en este mismo volumen.
En este libro, sin embargo, me estoy ciñendo a los robots, e ignorando en general mis historias de computadoras.
Por otra parte, no siempre es fácil decidir dónde se halla la línea divisoria. Un robot, en algunos aspectos, no es más que una computadora móvil; y una computadora, a la inversa, no es más que un robot inmóvil. De modo que, para este grupo, he seleccionado tres historias de computadoras en las cuales la computadora parecía ser lo suficientemente inteligente y poseer la suficiente personalidad como para no ser distinguible de un robot. Además, ninguna de las tres historias había aparecido en recopilaciones anteriores mías, y el editor deseaba algunas historias más o menos inéditas, de modo que los completistas que poseyeran todas mis anteriores recopilaciones tuvieran algo nuevo a lo que hincarle el diente.