Quiero agradecer a ciertas personas magníficas su contribución a la investigación y elaboración de esta novela tanto por la información sumamente valiosa que me proporcionaron como por su consejo y ayuda. Los citaré sin ningún orden en particular: Michael Sicilia, director de relaciones públicas del Programa de Evaluación y Entrenamiento en Seguridad de California; detective Joe McKinney, del Departamento de Policía de San Antonio; Mike Watt y Amy Lynn Best, cineastas; Rodney Jones, Tim Hanner, C. J. Lyons, Scott Michaleas, Colin Madrid, Tony Faville, Laura Freed, Tonia Brown, Lisa McLean; Carl Zimmer, parapsicólogo; doctor Wade Davis, etnobotánico; Mike Harris, fisiólogo comparativo; doctor John Cmar, profesor de medicina del The Johns Hopkins University School of Medicine y especialista en enfermedades infecciosas del Hospital Sinaí de Baltimore, Maryland; doctor Richard Tardell, especialista en emergencias retirado, y Jeff Strauss, gurú del ordenador.
Como siempre, gracias a mi agente Sara Crowe; a mi editor Michael Homler; a Joseph Goldschein, M. J. Rose, Don Lafferty, Doug Clegg y a Sam West-Mensch.
Gracias también a mis buenos amigos del Horror Writers Association («Asociación de Escritores de Terror»), del International Thriller Writers («Club Internacional de Escritores de Thrillers»), del Mystery Writers of America («Asociación de Escritores de Misterio de América») y del Liars Club («Club de los Mentirosos»).
Y por último, gracias a los ganadores del concurso I Need to Be a Zombie in Dead of Night («Quiero ser un zombi en Lucifer 113»): Shane Gericke, Sheldom Higdon, Nick Pulsipher, Wrenn Simms, Kealan Patrick Burke, Michael McGrath, Andy Diviny, Jillian Weiner, Byron Rempel, Elisabeth Donald, Peggy Sullivan y Paul Scott.