Notas del «Capítulo 2» (edición)

[1] La influencia del barón de Humboldt en América Latina tuvo especial relevancia tanto en la actividad científica como en la filosófica y literaria. En el caso concreto de Sarmiento es evidente su presencia, junto a la de Herder y a la de Michelet, en las ideas que sostiene en cuanto a la relación entre el medio natural y el hombre. Todos ellos, como Sarmiento en el Facundo, describieron el marco geográfico como base imprescindible para comprender al hombre actor y autor de la historia. <<

[2] En el capítulo II de los Viajes…, Sarmiento vuelve a exponer su concepción de la literatura nacional y a referirse a la obra realizada especialmente por sus contemporáneos. Destaca la poesía gauchesca de Hilario Ascasubi y sobre todo la de Bartolomé Hidalgo, citando buen número de versos de su «Diálogo patriótico interesante entre Jacinto Chano, capataz de una estancia en las islas del Tordillo, y el gaucho de la Guardia del Monte» (1821). También cita in extenso El Ángel caído de Echeverría y comenta la importancia de éste entre los intelectuales argentinos, así como su función en la literatura nacional. Tal comentario desagradó vivamente a Echeverría —a quien Sarmiento llama «manso varón»—, como lo revela su correspondencia. <<

[3] En un artículo de El Mercurio del 7 de octubre de 1842, Sarmiento propone por primera vez la antítesis «civilización y barbarie» con esas palabras, aunque tal dicotomía ya comenzaba a ser el eje para interpretar el proceso histórico argentino en sus textos de 1841. <<

[4] Raúl Orgaz, en su «Sarmiento y el naturalismo histórico» (en op. cit., señala que la idea de la antítesis civilización/barbarie se puede rastrear en la obra de Feinmore Cooper. <<

[5] José Esteban Antonio Echeverría (1805-1851), porteño, viajó en 1825 a París, donde siguió cursos privados de química, geografía y dibujo. Las circunstancias políticas y sociales favorecían la incorporación romántica y el nacimiento del socialismo utópico. Por razones económicas regresó a Buenos Aires en 1830. Publica, en 1832, Elvira o la novia del Plata; en 1833, La Diamela y el Adiós al Río Negro; en 1834 publica Los consuelos, primer libro de poemas editado por un poeta argentino en Buenos Aires y en 1837 aparece La cautiva (en él añade, al elemento romántico, los escenarios nacionales) encabezando su libro Rimas. Se agrupan en torno suyo Gutiérrez, Alberdi, Cané, Quiroga Rosas, Frías, Vicente Fidel López, Carlos Tejedor (los integrantes de la generación del 37).

Las dos Lecturas que Echeverría hace en el Salón Literario (1837-38) implican un análisis de la situación intelectual y un análisis económico, y postulan una superación de la antinomia unitarios-federales, un incremento de la industria y la producción, y una síntesis entre la cultura europea y nuestros propios elementos: la unidad nacional a través de una burguesía unificada.

En 1838 funda la Asociación de Mayo, de carácter político, clandestina. Echeverría redacta los principios de la entidad: las llamadas Palabras Simbólicas, Credo, Catecismo, Creencia de la Joven Argentina y el Código. Las Palabras y la Ojeada retrospectiva constituyeron el Dogma Socialista (1846), primer intento orgánico de formular un ideario nacional y base ideológica del liberalismo argentino. Hacia 1838 escribe El matadero, que no publica, y asiste desde Luján a la insurrección de Chascomús, que canta en La insurrección del Sud. En 1840 emigra a Montevideo. Entre otras obras, publica El ángel caído (1846) y el Avellaneda (1849) y escritos de costumbres como la Apología del matambre y otros sobre estética y literatura. Urquiza se interesa por sus trabajos (especialmente el Dogma) y Rosas hace salir a De Angelis a polemizar. Muere en Montevideo. <<

[6] Juan Cruz Varela (1794-1839), poeta, periodista y dramaturgo argentino. Unitario militante y amigo de Rivadavia y su más brillante portavoz. Sus prumeras composiciones poéticas siguen a los neoclásicos españoles. Las posteriores se asocian a acontecimientos contemporáneos, y exaltan especialmente las reformas rivadavianas.

Florencio Varela (1807-1848), unitario, integrante del grupo rivadaviano. Tenaz opositor de Dorrego y de Rosas, emigró a Montevideo en 1829. Integró, en 1839, como secretario, la Comisión Argentina, destinada a combatir a Rosas. Firme defensor de la intervención europea en los asuntos del Plata, representó al gobierno oriental en su pedido de ayuda en Londres y París (1843). A su regreso fundó en Montevideo el Comercio del Plata, que se constituyó en el periódico antirrosista más hábil de la época. En literatura, abrazó la estética del neoclasicismo español, posición que modifica más tarde con la aceptación de Echeverría, Gutiérrez y Mármol. Fue asesinado en Montevideo. <<

[7] «Especie de cajón que se improvisa de un cuero duro o de la carona misma del recado y sirve de embarcación para pasar un río de poca anchura o un arroyo, tirando de ella otra persona» (Segovia). <<

[8] Gira en vano…: segunda estrofa de «El desierto», primer canto de La cautiva, de Echeverría. <<

[9] Luis Domínguez (1819-1898), poeta argentino de escasa obra, nacido en Buenos Aires y fallecido en Londres, donde se desempeñaba como diplomático. En 1839 emigra a Montevideo, donde se incorpora al grupo de lucha contra Rosas. Regresa al país luego de Caseros. Fue diputado provincial y nacional y Ministro de hacienda durante la presidencia de Sarmiento. Compartió el segundo premio del certamen poético celebrado en Montevideo en 1841; su poema más conocido, «El ombú», fue escrito dos años más tarde. En 1848 publicó una Historia argentina. <<

[10] Instrumento de seis cuerdas, de mayor tamaño que la guitarra. Era por entonces el preferido de las clases altas, mientras que la guitarra —de cuatro cuerdas— era un instrumento popular. <<

[11] Canto popular conocido desde el Alto Perú hasta el Plata. Se acompaña con guitarra y no tiene una forma musical definida porque las estrofas utilizadas para la letra fueron diferentes, obligando a la melodía a adaptarse a cada una de ellas. <<

[12] Canto popular argentino. Se trata de un villancico similar a los guainos, yaravíes y tristes americanos. El motivo musical proviene del huayno quichua, en compás de dos por cuatro. Sus cuartetas de seis sílabas se caracterizan por el estribillo «vidalita» después del primer y tercer verso. En la región pampeana es sentimental y monótono. <<

[13] «Así llaman el gaucho y el compadrito al joven culto y presumido que vive en las ciudades» (Segovia). <<

[14] Este sustantivo denomina a un personaje porteño que, con matices variados, alcanza las primeras décadas del siglo XX. El término tiene todavía vigencia en la Argentina. Entre los diferentes testimonios y referencias al compadrito, elegimos como más adecuado para la época del Facundo el dado por Jorge Luis Borges en Evaristo Carriego: «Hará bastante más de cien años los nombraban así a los porteños pobres, que no tenían para vivir en la inmediación de la Plaza Mayor, hecho que les valió también el nombre de orilleros… Las connotaciones desbancaron más tarde la idea principal: Ascasubi, en la revisión de su Gallo número doce, pudo escribir: compadrito: mozo soltero, bailarín, enamorado y cantor… Compadrito, siempre, es el plebeyo ciudadano que tira a fino; otras atribuciones son el coraje que se florea, la invención o la práctica del dicharacho, el zurdo empleo de palabras insignes…». (Obras completas, Buenos Aires, Emecé, 1974, págs. 132/133). <<

[15] Nombre del canto, música y danza, proveniente del estribillo «cielo, cielito, cielo». Líricos y sentimentales eran los cielitos antes de la revolución de 1810, luego sus versos toman carácter político. Los primeros cielitos militantes surgen durante el primer sitio de Montevideo (1812) y se atribuyen al poeta Bartolomé Hidalgo. Las fuerzas criollas los difunden en Chile, Alto Perú y Perú. <<

[16] Ultracorrección por bauiano. Tulio Halperín Donghi anota en su edición de Campaña del Ejército Grande (ob. cit., pág. 167) que «a mediados del siglo XIX la ortografía era vacilante, y en su Campaña Sarmiento prefirió casi sistemáticamente la forma vaqueano. <<

[17] Sitio donde hay agua potable por acumulación de lluvias o por vertiente. Fueron de gran importancia para la actividad ganadera y como bebida para la población hasta la instalación de aguacates y molinos, y luego de los motobombeadores y la existencia de trépanos para las perforaciones a profundidad. <<

[18] Ciénago, formas regionales de ciénaga (también ciénaga) registradas en la Argentina. <<

[19] Directamente frente a. Este modo adverbial proviene de derecera: derechura (Real Academia Española). <<

[20] Se refiere al ñandú, como se lo denomina en el área pampeana, o al suri, según el nombre dado en el área de influencia quichua. Es de menor tamaño que el avestruz africano, de color ceniciento, y tiene tres dedos en cada pie. La carne de los ejemplares jóvenes servía de alimento, así como los huevos. Las plumas eran vendidas en las pulperías por gauchos e indios. <<

[21] Llamado comúnmente venado. Mamífero rumiante del grupo de los ciervos. En la actualidad es una especie en extinción, a causa de la caza desmedida. <<

[22] Se designa con este nombre a la tropa comandada por los caudillos rurales, tanto de Buenos Aires como del interior del país, que combatieron en las guerras de la Independencia («las montoneras» de Güemes) y sobre todo en las guerras civiles. Las montoneras se caracterizaban por la adhesión a su jefe, así como por la vestimenta, el armamento y los modos de lucha. Se insistía en oponer estos últimos al de los ejércitos disciplinados al estilo europeo aunque, en realidad, la carencia de armas y otros pertrechos llevó a los ejércitos nacionales durante la gesta revolucionaria a apelar al cuchillo, la boleadora u otros instrumentos de uso cotidiano entre los pobladores rurales. En todo el proceso revolucionario se asiste a una rápida militarización del país. Las necesidades de la guerra llevan a los sucesivos gobiernos a delegar parte de su poder entre los hacendados de las áreas rurales, quienes deben proveer de hombres y provisiones —ganado, etc.— a los ejércitos. Estos sectores rurales van adquiriendo así poder político y prestigio entre sus tropas. Tal es el origen de los caudillos. <<

[23] Fructuoso Rivera (1788-1854), montevideano, importante terrateniente del sur oriental. Se inicia combatiendo junto a Artigas a favor de la independencia (1811). Participa de los dos sitios de Montevideo. Lucha contra los portugueses (1815-20). En 1822 se pronuncia por la incorporación al Brasil e interviene en la lucha a favor del Imperio, obteniendo un título nobiliario imperial. Como segundo jefe del ejército patriota triunfa en Sarandí. Perseguido por sus ideas federales, busca refugio en Santa Fe junto a López, a quien convence de la conveniencia de una acción enérgica sobre las Misiones Brasileñas. Obtiene la adhesión de las poblaciones guaraníes, incautándose a su favor de ganados entrerrianos; establece una base en São Borja. En 1830 es elegido presidente constitucional de la República Oriental del Uruguay. Derrota a Lavalleja y establece una alianza con los franceses y los emigrados argentinos contra Rosas. Se bate contra Echagüe y Urquiza. Vence en Cagancha a las tropas argentinas. A la renuncia de Oribe se hace cargo de la presidencia por segunda vez. En 1842 es derrotado en Arroyo Grande; deja de ser presidente al año siguiente. Resiste hasta 1845; al año siguiente intenta un retorno al poder. Derrotado, se refugia en Brasil. <<

[24] Manuel Oribe (1772-1857), montevideano, lucha en los dos sitios de Montevideo. Actúa bajo las órdenes de Artigas y luego de Rivera. Lucha en Cepeda (1820); participa en la expedición de los 33 Orientales (1825) y en el asedio de Montevideo. Incorporado en 1826 al ejército de Alvear, lucha en Ituzaingó y Camacuá. Lucha contra Rivera, y recién entonces Rosas establece una alianza con él, enviándole dinero y armas. Presidente en 1835, renuncia y marcha a Buenos Aires, donde Rosas lo recibe como presidente legal del Estado Oriental. Enviado por Rosas, Oribe conquista el interior como comandante de las fuerzas porteñas, sometiendo a los vecinos a una dura represión. Derrota a Lavalle en Quebracho Herrado y Famaillá, y vence a Juan Pablo López de Santa Fe (1842). Vuelve al Uruguay y establece su cuartel general en el Cerrito. Capitula en 1851. <<

[25] Juan Antonio Lavalleja (1876-1853), oriental, combate desde 1811 junto a Artigas contra los españoles, el directorio porteño y los portugueses. Cae prisionero de las tropas invasoras portuguesas en 1818. Con un reducido grupo de compatriotas, los famosos Treinta y Tres Orientales, invade desde Buenos Aires la Banda Oriental, dispuesto a desalojar de su tierra al invasor brasileño. Rivera se une a la rebelión. Rápidamente las tropas patriotas ganan la campaña e inician el cerco de Montevideo. Lavalleja convoca a una Asamblea General, que lo designa gobernador y capitán general de la provincia, y declara la independencia de la Banda Oriental, incorporada al Brasil, y se une, en cambio, a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Argentina entra entonces en la guerra. Lavalleja lucha en Bacacay, Ombú e Ituzaingó, aunque distanciado de los jefes argentinos. Concluida la guerra con la independencia del Uruguay, Lavalleja se enfrenta sin éxito a Rivera, elegido presidente constitucional en 1830. Se une luego a Oribe, ya en la presidencia, quien vence a Rivera. En 1838, derrotado Oribe, invade junto con Echagüe la Banda Oriental desde Entre Ríos, con el fin de derrocar a Rivera, pero son vencidos en Cagancha. Desde 1843 hasta 1851 participa en el sitio de Montevideo. Muere en 1853, siendo miembro del triunvirato integrado por Venancio Flores y Rivera, luego de la derrota del presidente Giró. <<

[26] El cardo de Castilla, planta invasora de la región pampeana. Fue casi el único combustible en la pampa, pobre en madera. Cardales gigantescos señoreaban la pampa, proporcionando refugio al ganado, al bandolero, y a veces a los habitantes de los poblados como escondite ante el malón indígena. <<

[27] Mamíferos desdentados, de unos 30 centímetros de largo. Cubre su cuerpo una caparazón escamosa. Su carne se consume y es muy apetitosa. <<

[28] Aves que se alimentan de carroña. <<

[29] Grupo armado establecido por las autoridades. <<

[30] Todo lo que no constituye el alimento fundamental del gaucho, es decir, la carne. Comprende por lo tanto el tabaco, la yerba, la galleta, la ginebra. Los adquiría normalmente en las pulperías. <<

[31] Caballo de carrera «de color leonado, cuyo pelo es intermedio entre el “doradillo” y el zaino. Tiene partes más claras» (Segovia). <<

[32] Chilenismo: cuchillada, tajo. <<

[33] Lugar donde ha acampado una tropa de ganado. <<

[34] Establecimiento de campo dedicado especialmente a la ganadería (propio por entonces de la región pampeana). La ganadería fue la principal fuente de riqueza en la región del Río de la Plata. Cuando el sistema de las vaquerías (incursiones por los campos para caza del ganado cimarrón) pareció agotar la enorme riqueza de ganado por la matanza antieconómica que se practicaba del mismo, con el solo objeto de aprovechar los cueros, al valorizarse éstos por el aumento de las exportaciones, nace la estancia colonial (s. XVIII). En la estancia colonial, típica, el propietario delega el mando en mayordomos y capataces. La mano de obra está integrada por esclavos. En la época colonial, la unidad mínima era la llamada «suerte de estancia», de unas 1875 hectáreas, capaz de admitir unos 900 vacunos. La liberación comercial borbónica (y el contrabando) constituyen sucesivos estímulos en la producción de cueros, sebo, astas y otros productos ganaderos. La progresiva extinción del ganado cimarrón corre paralela con la expansión de la estancia: la posesión de la tierra se convierte ahora en la base de una explotación ganadera estable desarrollada en las primitivas estancias de la colonia. Al amparo de estas condiciones —y con la aparición en 1721 de los navíos de registro—, con el consiguiente aumento de las exportaciones legales, el proceso de concentración de la propiedad rural se agudiza. Todo esto condujo al latifundio en gran escala: hacia finales del s. XVIII, había una media docena de propietarios rurales que poseían centenares de miles de leguas cuadradas, adquiridas por poco dinero e indivisibles merced a la ley de mayorazgo. Los progresos de la ganadería posteriores a 1810 crean un interés mucho mayor por la posesión de la tierra. Con la independencia política y el desarrollo ganadero, la tierra pasa a desempeñar un papel preponderante. A fines del s. XVII, merced a franquicias aduaneras y al abaratamiento de la sal, aparece en el Río de la Plata el saladero; la verdadera industria bonaerense del tasajo surge con el libre comercio. A partir de 1824 la enfiteusis favorece a la clase terrateniente. Desde 1760 se había ido constituyendo en la campaña un sistema de defensa de fronteras sobre la base de tropas regulares. La revolución y sus necesidades obligaron a descuidar las fuerzas militares de la campaña: la tendencia de las milicias a reemplazarlas se agudizó cada vez más, con lo que la estructura de éstas se apoya crecientemente en la de las estancias ganaderas. «Su hegemonía militar en la campaña es la de los hacendados a menudo por medio de sus subordinados; son capataces y mayordomos los que suelen capitanear las milicias regladas» (T. Halperín Donghi, op. cit.). Así los terratenientes adquieren un directo poder militar. Ejercen además un poder represeivo y omnipotente sobre asalariados y población marginal de la campaña. <<

[35] Tapera es el rancho abandonado, en ruinas, pero también el rancho en cuanto vivienda pobre; el galpón o los galpones sirven en las estancias para guardar herramientas o para almacenamiento de productos. <<

[36] Ataque de los indígenas no sometidos a los poblados cristianos. El malón irrumpía por sorpresa, casi siempre durante la noche, dando peculiares alaridos para infundir terror. El propósito fundamental del malón era apropiarse del ganado, solía también tomar cautivos; obtenido el botín huía confiado en la velocidad y resistencia de sus cabalgaduras. <<

[37] Coronel alemán llegado a Buenos Aires en 1819. Se destacó en la lucha contra el indio en la década de 1820, sosteniendo el avance de la frontera sur de la provincia de Buenos Aires. Participó en la revolución del 1° de diciembre de 1828. Fue vencido y muerto en el combate de Las Vizcacheras (1829), por las fuerzas de Rosas. <<

[38] Arma de fuego de la época, un tercio más corta que la carabina. <<